Palabras del Rector, profesor Luis A. Riveros, con motivo de la Ceremonia de Inauguración Exposición 50 años Canto General de Pablo Neruda.
Estamos aquí para conmemorar medio siglo de la obra monumental de Neruda, y quizás una de las más majestuosas creaciones de la literatura de todos los tiempos. El Canto General constituye una reivindicación de nuestra América, un rescate profundo de valores ascentrales, de nuestra historia larga de dolor y creación. Es una obra que coloca en el centro mismo de su generosa expresividad y riqueza de contenido, al hombre, como protagonista y como fin último de las cosas y de las acciones. Es, por tanto, una muestra del humanismo que permea con tanta fuerza toda la obra de Neruda, y que nos hace en esta Casa Universitaria, sentirnos siempre reconfortados por su presencia permanente, ora en sus caracolas divinas, ora en sus obras y libros donados a nuestra biblioteca, o en sus muchos seguidores en las diversas escuelas, que exploran, se preguntan, imitan a veces, pero sueñan con acercarse a la creación de nuestro genial vate.
¿Dónde estuvo el hombre? Pregunta trascendente y vital para mirar su obra, para examinar el glorioso Canto General, para observar la historia de América, para comprender la gesta emancipadora, para descubrir que tras todo siempre está el hombre, en su tope dimensión, su complejidad, su ideario. Pero con ello, siempre también la sociedad humana, a veces herida, a veces doliente, y muchas veces caminando frustrada hacia una creciente deshumanización. En nuestros días, la vorágine del consumo, del materialismo, y en medio del desecho de los valores y de la perspectiva del futuro, se nos ha perdido de vista el hombre; se nos ha hecho cada vez más natural el irlo concibiendo como un medio, y no como el fin último de las cosas, de las acciones y de las organizaciones.
Es un acto feliz el inaugurar aquí esta muestra, en la Universidad que constituye y debe significar el bastión último y definitivo del humanismo más puro. Humanismo que debe permear no solo nuestra docencia, investigación y extensión, sino que ser parte de la acción universitaria en cuanto al rol crítico sobre la sociedad y su devenir, para que así sea cierto que la Universidad de Chile debe colaborar a pensar a Chile, y formular las propuestas que, desde el mundo académico, propendan a enriquecer el quehacer, nuestra acción y organización en la perspectiva del hombre, de los valores más trascendentales, del progreso que nos lleve a consolidar una sociedad más moderna y rica, pero también más justa, más digna y, por lo mismo, más humana.
Quizás el gran reto que deja hoy la inauguración de esta muestra, y quizás la pregunta que formula Neruda desde donde hoy día se encuentre, es ¿y el hombre dónde está?. O tal vez más bien ¿y al hombre, dónde lo queremos? Hay aquí un singular legado, un gran desafío que se nos presenta al examinar la obra genial que inspeccionó nuestro pasado americano, pero lo proyecta con fuerza al presente y al futuro que está en nuestras manos construir.
Señor Presidente. La Universidad de Chile está transmitiendo a los niños de Chile el desafío de responder las preguntas que en su obra magnifica Neruda formulara hacia los tiempos. Queremos que nuestros niños piensen y sueñen, y puedan despertar en ellos los sentimientos más profundos de humanidad y de respeto por la vida, por sus congéneres, por la creación intelectual, por la pasión que deben potenciar las bellas expresiones y las frases entonadas por quienes cantan al amor y a las cosas de la vida. Queremos aportar a la formación valórica que tanta falta hace reforzar en nuestro Chile, que a veces domina y amenaza tanto mal y tanto riesgo. Pero más allá de eso, le estamos diciendo a la sociedad chilena que bien vale la pena siempre preguntarse, para ganar en el campo del respeto al pensamiento, a las ideas, a lo que necesitamos para recuperar hacia el futuro la confianza perdida en nuestra Educación. Para poder avanzar, hacia una sociedad dominada por el respeto y por la imaginación creadora, que lleve a construir un humanismo integral.
Este es el mejor homenaje que podemos rendir a medio siglo de una obra embriagadora. Nos sentimos felices que tenga lugar en nuestra casa, que era también la casa de Neruda, y en un día en que todos esperamos que exista una señal para que se construya justicia y sobre esa base podamos edificar la sociedad de paz que todos deseamos para nuestros hijos.
Gracias por su presencia en este acto señor Presidente. Gracias a la Fundación Neruda por su apoyo siempre fraterno a esta casa y a nuestro trabajo en común. Gracias a todos Uds. por estar con nosotros esta mañana.