Discurso del Rector de la Universidad de Chile en Ceremonia de lanzamiento de la Serie de Ciencias Agronómicas N° 1, con el libro "El Trips de California", del Prof. Dr. Roberto González.

(Transcripción)

Creo que esta presentación que hemos presenciado traduce de una manera muy clara lo que es el trabajo de investigación en la Universidad de Chile.

En primer lugar, puesto que aún sin saber sobre el Trips de California, como es mi caso, uno se da cuenta de lo exhaustivo de un proceso de investigación que busca y rebusca preguntándose sobre todos los aspectos que importan para lograr crear conocimiento; y eso es una virtud en una Universidad que en todos sus ámbitos debe permanentemente buscar y rebuscar para poder construir un camino hacia la verdad. Por eso digo que tratándose hoy día del Trips de California, como ayer de un libro sobre los últimos 30 años de la Historia de Chile, como hace 15 días de un libro sobre el problema de la integración de la Región Asia Pacífico, o anoche uno sobre semiología ginecológica, en esta Universidad están, si no todos los días, al menos todas las semanas presentándose evidencias concretas de nuestro esfuerzo permanente, tradicional, por buscar la verdad y construirla con investigación de calidad exhaustiva.

Y en segundo lugar, porque de la presentación que nos ha hecho su autor, uno también se da cuenta de que quedan preguntas, preguntas que el mismo ha mencionado y que habrá que resolver más adelante, lo cual indica otra característica del proceso de investigación en esta Universidad: que es un proceso continuo, y es un proceso que, por lo tanto, va generando las oportunidades para otras generaciones de investigadores, que tienen que abordar esas preguntas en nuevas perspectivas, ante nuevos problemas y nuevos dilemas.

Por lo mismo, y en tercer lugar, esta investigación ejerce una labor directa e importante en la docencia, porque no cabe ninguna duda de que el agrónomo que está siendo hoy día formado en contacto con este conocimiento que se está desarrollando, es muy distinto de aquel otro que se puede formar sobre la base del conocimiento pasado, sobre la base de los textos ya publicados y que no están en contacto con quienes salen del laboratorio a hacer sus clases. Por lo tanto, es una investigación que se proyecta de una manera innegable hacia una calidad profesional distinta y hacia un desarrollo de los estudios de posgrado que hoy día pasan a ser en nuestro país y en el mundo un elemento fundamental en el trabajo de especialización profesional que se requiere.

Pero en cuarto lugar, esta investigación también lleva implícita una connotación que es muy importante: sus implicancias nacionales. Hay mucha investigación, como muy bien lo sabe el Prof. Chateauneuf, y tantos otros que se han adentrado en el tema de la economía agraria, que sólo tiene aplicación privada y relevancia en ese ámbito; una investigación cuya rentabilidad es muy directa y muy específica, y por lo tanto, bastante acotada y en definitiva, relativamente simple, por lo menos en términos de mecanismos de financiamiento. Pero ésta, como la absoluta mayoría de la investigación que se realiza en esta Universidad, es una investigación de carácter nacional. En primer lugar, porque sus implicancias tienen que ver con el país, como un tema de conjunto; es decir, aquí prima lo que los economistas llaman externalidades muy poderosas, porque se trata de una preocupación sobre un tema que afecta a una cuestión que es un problema de país: nada menos que nuestras exportaciones hortofrutículas, que constituyen, han constituido y seguirán constituyendo uno de los elementos más importantes para sustentar no sólo nuestra balanza de pagos, sino que nuestro crecimiento económico, nuestro empleo, el desarrollo potencial de una industria elaboradora y exportadora. Una investigación nacional porque, por cierto, ésta no es una investigación que esté centrada en el área geográfica de Antumapu o de la Región Metropolitana, sino que mira al país como un tema de conjunto. Y, finalmente, es una investigación nacional porque las implicancias que ella tiene, desde el punto de vista del tratamiento, no son también, como diría un economista, "apropiables privadamente". O sea, ésta es una investigación que tiene uso para cualquiera que pueda hoy día tomar los resultados que están ahí publicados, y a partir de ellos elaborar tratamientos al problema o elaborar otro tipo de análisis respecto de este problema y sus implicancias prácticas.

A qué nos lleva todo esto. La misión de esta Universidad es la de crear y diseminar conocimiento para el desarrollo nacional. No es nuestra misión la de crear y diseminar conocimiento para crear utilidades que permitan el crecimiento de la Institución, ni es tampoco la de crear y diseminar conocimiento para la propagación de la fe, de ninguna fe. Es importante recordar esto por varios motivos. En primer lugar, porque hoy día es importantísimo reseñar qué es efectivamente una Universidad, que en la política pública muchas veces parecieran ser entidades que hacen clases para formar profesionales. Esto permite reseñar que en una Universidad no sólo se disemina conocimiento, sino, como muy bien apuntó el señor Decano, se crea conocimiento para formar profesionales en la frontera. Nosotros no queremos formar profesionales para el montón, nosotros queremos formar en esta Universidad los líderes en sus respectivas disciplinas, y eso requiere que nosotros, los académicos, estemos produciendo las cosas nuevas que necesitan para poder transformarse efectivamente en los líderes en el desempeño profesional y académico. Por lo tanto, eso permite lanzar una raya que en Chile es muy importante diseñar con cuidado, entre las que son las universidades y lo que son las otras entidades de Educación Superior que enfatizan la docencia y la diseminación del conocimiento, pero no constituyen entidades que crean conocimiento y, por lo tanto, en un sentido estricto, no deben ser consideradas universidades. Eso es importante para el país, es importante definirlo como un problema para la información de nuestra comunidad nacional, pero también para la toma de decisiones. En aquellos países que existe esta línea hay universidades y hay colleges. Me parece que esa es una línea importante de definir en nuestro caso, para no seguir confundiéndonos, y para no seguir confundiendo y frustrando a tantos jóvenes que buscan lo mismo en entidades que no pueden ofrecer lo mismo que ofrece esta Universidad.

En segundo lugar, porque esto lo lleva a uno a reflexionar sobre el tema de cómo se debe financiar una Universidad, y cuando nos dicen que las universidades deben financiarse a través de los aportes que se hacen en función de los alumnos, entonces uno dice, bueno, eso no significa que todos debemos convertirnos en entidades cuyo énfasis principal está en la docencia. La pregunta es entonces qué hacemos con la investigación, y la respuesta, que ya no es increíble, sino palpable, está en la política pública, que nos dice que la investigación se hará fuera de las universidades. Replicando -como parece ser la intención de alguna manera- el modelo de las academias de ciencias que tanto fracaso exhiben en tantos países del mundo. Hoy día se llaman proyectos Milenio, mañana se podrán llamar, quizá de qué otras maneras; pero en definitiva, es la idea de política de desvincular la investigación de la Universidad que traduce una gran equivocación, porque no hay manera de poder hacer buena investigación, si no está vinculada de manera dinámica con la docencia.

Y en tercer lugar, porque también la política ha puesto énfasis en el financiamiento sobre la base de fondos de corta duración: proyectos de un año, proyectos de dos años, proyectos de cinco años; pero la pregunta es, cuánto realmente ha costado un proyecto de esta naturaleza. Ha costado que nuestro profesor y su autor egresado de la Universidad de Chile haya hecho sus estudios de posgrado en la Universidad de California, haya hecho su tesis, se haya desempeñado por muchos años para entrar a producir y una producción seguramente como proyecto partió sin un producto definido, porque la investigación nunca funciona, como creen algunos burócratas, como una producción de zapatos en que se mete el material y al final sabemos lo que tiene que salir. La investigación es una cosa tremendamente más compleja y que envuelve costos y obviamente incertidumbres mucho mayores que la que se crea en la política pública. Por lo tanto, ese proyecto ha costado mucho más que un año, mucho más que dos años, mucho más que diez años probablemente de financiamiento y, por lo tanto, la única manera de financiar esa investigación es dándole el respaldo a las universidades que están detrás, sustentando este tipo de trabajo y, como muy bien él lo ha dicho, la Universidad ha financiado la investigación y la empresa privada ha financiado la publicación de la misma. Es muy importante subrayar estos aspectos porque existe una gran confusión respecto a las formas que debe adquirir la política científica y tecnológica, y la política de financiamiento de las universidades. Cuando se nos dice a los rectores de que hay una política, la verdad de las cosas, es que esas políticas están enfatizando solamente la docencia y el uso de la Educación Superior como un mercado que puede asignar, tal y como el mercado de los productos agrícolas, el mercado de los zapatos, el mercado de cualquier tipo de producción en la economía. La complejidad de este mercado que es la Educación Superior y la formación profesional, la complejidad de este mercado que es la investigación, amerita instrumentos distintos y una responsabilidad distinta de parte de la comunidad nacional, del Estado, en términos de sus instrumentos de financiamiento y de evaluación. Nosotros vamos a seguir insistiendo para poder seguir llevando a cabo responsablemente nuestra tarea de investigación, hoy día tan bien ilustrada en la obra que aquí se ha presentado. Eso requiere la definición de una política distinta y de una reforma universitaria integral en términos de la política nacional, política de Estado, y vamos a seguir reclamando por eso. Esta Universidad no ha sido hecha para transformarse en un college solamente, sino que ha sido hecha para desarrollar el conocimiento nuevo, empujar las fronteras del conocimiento para poder transformar al país permanentemente en sus retos económicos, sociales y culturales.

Yo por eso me siento tremendamente halagado de haber tenido la oportunidad de estar presente en esta ceremonia, porque creo que este es un ejemplo magistral de lo que hace la Universidad de Chile y de lo que la Universidad de Chile necesita para seguir siendo la Universidad de Chile. Yo lo felicito, Prof. González, por esta obra, y felicito a la Facultad y agradezco el apoyo que se nos ha brindado para que tenga forma y por lo tanto, empiece a ser hoy día un material disponible para nuestros estudiantes. Pero hago aquí formal y nuevamente esta declaración: esta Universidad seguirá insistiendo en la necesidad de una política que ponga énfasis en aquello que es tradicionalmente nuestra misión: crear conocimiento en la búsqueda de la verdad.

Muchas gracias.

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