Discurso del Rector de la Universidad de Chile, Profesor Luis Riveros, en la ceremonia de firma de convenio con el Instituto Nacional.

Lo que ha tenido lugar hace un minuto significa justicia a la historia. Es un compromiso que de alguna manera restablece algo que el Instituto Nacional y la Universidad de Chile le debían al país: el poder concordar y coordinar sus actividades para fomentar un trabajo que a lo largo de la historia nacional ha sido parte de lo que s el Instituto y de lo que es esta Universidad .

Una de las razones fundamentales para que esto se haya efectuado es esa vinculación histórica que el Instituto y la Universidad han mantenido a lo largo de toda su larga vida institucional. Esta Universidad surgió del Instituto Nacional y los cursos de la Universidad de Chile fueron entregados en el Instituto durante varios años, hasta la época de don Ignacio Domeyko que hubo una separación y, como todas las separaciones en Chile, fue sin disolución de vínculo. El vínculo existe y se ha favorecido en el tiempo. Pero, producto de una larga interrupción en el desarrollo normal de la actividad educativa de esta Universidad y del Instituto, habíamos olvidado que existíamos no sólo como una vecindad física, sino que tenemos una cercanía espiritual, como una comunión de intereses muy fuerte y que debíamos, por lo tanto, ratificarlo frente al país para decir que a pesar de todo, no nos hemos olvidado; que el Instituto Nacional es Nacional y que la Universidad de Chile es de Chile.

El acto que ha tenido lugar hoy se debe ubicar en esa perspectiva histórica de colaboración, de intercambio, de pertenencia, que va más allá de las cuestiones formales de ser o no un ex alumno del Instituto Nacional, de reconocer o no en la Universidad de Chile un lugar donde concurren muchos de los egresados de sus aulas. Es algo que tiene que ver con las misiones institucionales. Nuestra misión como entidad Universitaria fue concebida por don Andrés Bello a partir de la existencia del Instituto Nacional. Nuestra misión como Universidad del país es la necesidad de estar preocupada de los temas nacionales con una perspectiva amplia, diversa, laica, comprometida con los destinos del colectivo, es algo que derivó de la existencia previa del Instituto y que se inspiró en el trabajo que la Universidad realizó dentro del Instituto y posteriormente.

Las vinculaciones en nuestra historia común han sido relevantes y señeras. Siguen hasta hoy con Decanos como, el Profesor Guillermo Julio, de Ciencias Forestales, ex alumno del Instituto Nacional y tantos otros profesores, directivos de la Universidad y como lo fue en el pasado una lista gloriosa de nombres de la Universidad de Chile vinculada también el quehacer del Instituto, egresados de él o profesores de él, como el Profesor Pedro Aguirre Cerda, nuestro ex Decano, docente del Instituto Nacional. De manera que estos lazos, esta fuerte unión y mancomunión que existe entre el Instituto y la Universidad de Chile se refrendan y se aplican hoy plenamente.

Una de mis primeras acciones como Rector de la Universidad fue ir a visitar al Rector del Instituto Nacional. Me parecía que era no sólo cosa de buena educación, sino que era representativo de lo que aquí pretendemos hacer, que es darle a esta Universidad ese sentido de liderazgo Nacional que alguna vez tuvo, que fue tan importante y significativa para la Educación en Chile. Una profesora comentó en esa reunión, tan grata hace ya un año: "Que bueno que haya venido Rector. Yo creo que el último Rector de la Universidad de Chile que anduvo por acá fue don Juvenal Hernández"... En esa oportunidad con el Rector Riquelme decidimos que eso no podía continuar así. Tenía que haber una forma de poder hacer más consistente esta vida común que hemos llevado por tantos años y que debía darse una señal al país respecto de cómo hoy tenemos que asumir nuestras responsabilidades.

Esa es la segunda justificación, aparte de la histórica para esta firma. En el idioma de hoy se ha creado y diría, más bien, se ha ratificado una alianza estratégica, una alianza académica que es importante para Chile, no sólo por lo que significa el Instituto Nacional y la Universidad de Chile, sino porque en la Universidad y el Instituto se encuentra el mejor capital humano de la Nación. Eso sin ninguna duda. El Instituto tiene los mejores estudiantes tal y como la Universidad de Chile y los mejores recursos académicos al igual que nuestra Institución.

En consecuencia, el suscribir este acuerdo tiene más sentido que el mero acto protocolar de prometernos actividades de intercambio, facilidades para que los estudiantes del Instituto Nacional puedan obtener información sobre la Universidad y participar de sus actividades o que académicos de la Universidad de Chile sean parte también en las actividades del Instituto Nacional. Más allá de eso, es una señal respecto de nuestra preocupación por la calidad. La calidad de la Educación, en especial la Educación del Estado, es de especial significación. Hemos firmado este acuerdo para dar la señal que dos instituciones fundamentales en la Educación chilena están comprometidas a llevar adelante programas que las potencien mutuamente.

Pero hay una tercera razón para la firma de este convenio. Se trata de dos instituciones de Educación Pública y se hace en momentos en que la Educación Pública está sometida a un enfoque no sólo injusto, sino además a un tratamiento insensato. No es justificable que la Educación de calidad de este país tenga que vivir de colectas o sobrevivir de los auspicios que le pueda entregar el sector privado, muchas veces comprometiendo nuestra propia libertad académica para pensar, crear y para poder soñar. No es presentable que el trabajo del Instituto Nacional, que la dotación del instrumental con que tienen que educarse nuestros niños dependa fundamentalmente de las donaciones y de la actividad que generosamente realizan sus egresados. No puede ser que la Educación Pública continúe siendo el pariente pobre de la Política Educacional. No tiene comprensión que la Educación Pública se planteé como un elemento secundario a lo que tiene que realizarse en el país en materia de política social. No admite análisis que la Educación Pública siga desatendida y siga siendo, en su promedio, la Educación de más mala calidad en el país. En síntesis, no puede ser que el Estado con sus recursos subsidie al sector privado para entregar Educación, en lugar de privilegiar la Educación que el proporciona a través de la actividad municipal y directamente.

Creo que este acuerdo recupera un principio que es importante y es bueno decirlo: la necesidad que el país vuelva a retomar un proyecto ambicioso en Educación. Un proyecto que logre convertirla en una actividad nacional de importancia, no solamente en una actividad financiera interesante para ciertos grupos, en una actividad que es indispensable para un país que tiene como objetivo crecer, para un país que espera convertirse en desarrollado, que aspira tener equidad, un país, que necesita una Educación de calidad y con equidad que sólo su Educación Pública puede darla.

Hay que reiterar y desde esta tribuna, desde esta Universidad estamos recalcando y vamos a seguir insistiendo en que el país necesita más Estado en Educación. Sé que hay muchos que piensan y dicen que eso es Estatismo, sé que hay algunos que descalifican este punto de vista por la concepción -a priori- que siempre más Estado es más malo que tener menor Estado. Pero quiero declarar aquí con franqueza que no tengo temor y en esta Universidad no tenemos miedo a señalar que necesitamos recuperar un gran proyecto de Estado Docente, en que exista un compromiso real, vinculante entre la política de Estado y lo que ocurra con la Educación Pública.

Para que el Instituto Nacional y la Universidad de Chile mantengan ese proyecto generoso que les dio vida y que les ha permitido crecer en el tiempo y que les ha hecho proyectarse en la Política Pública, para que el Instituto Nacional y la Universidad de Chile vuelvan a tener y sigan teniendo Presidentes de la República, altas autoridades de la Nación, con un compromiso generoso de país, con un compromiso consecuente de proyecto Nacional, es indispensable que hoy cambiemos el desarrollo que hemos estado siguiendo en materia Educativa. Es impostergable retomar un rol Nacional, una agenda de compromiso, un libreto en que todos los actores podamos jugar un papel relevante, no por lo que podamos ganar, no por lo que pueda ser financieramente atractivo, sino un proyecto en que el único que gana o el único que pierde es el país y, especialmente, sus niños y, particularmente, sus niños más pobres.

Por eso, este acuerdo que acabamos de firmar tiene un mensaje al país: que queremos rescatar un proyecto Nacional que de vida a un país unitario que construye en su juventud, sin discriminaciones, un futuro de progreso.

Compartir:
https://uchile.cl/u6135
Copiar