Discurso del Prof. Luis A. Riveros, Rector de la Universidad de Chile, en Ceremonia de Entrega de la "Medalla Juvenal Hernández" 1998, al Prof. Carlos Martínez Sotomayor.

(Transcripción)

Cada año recordamos en esta fecha la figura de Juvenal Hernández, su significado para la Universidad de Chile y para la educación chilena. No cabe ninguna duda que para una Universidad es necesario conservar la memoria institucional y rendir culto a su historia y a sus figuras, especialmente para una Universidad con nuestra tradición, con nuestro orgullo precursor, con nuestra fuerza vital para construir sobre un pasado fuerte un futuro aún más fuerte, que duele a los enemigos y a veces desconcierta hacia el interior, pero es nuestro antecedente el que nos levanta retos diarios por superarnos, por ser mejores, por alcanzar mayor excelencia y mayores estándares de servicio al país.

"El viejo árbol centenario que recibí, símbolo de la ciencia y la inmortalidad, ha seguido creciendo junto a los muros de esta Casa, consagrada al estudio de los problemas de la vida, de la naturaleza, de la economía y de la técnica chilena". (Memoria presentada por el Ex Rector al terminar su cuarto período, 26 de Septiembre de 1953).

Juvenal Hernández representó esa visión de Universidad que logró conectar activamente el pasado con el fututo. Él impulsó las artes, la extensión universitaria, la formación de pedagogos y el fortalecimiento de la investigación, cumpliendo el rol de factores estratégicos que potenciaron una Universidad de Chile que no pudo ser avasallada en medio de una gran oscuridad. Constituyó su mejor defensa el nivel, la proyección, la seriedad.

"Desde los días de su creación, la historia del desenvolvimiento de la universidad se confunde con la del desarrollo de las instituciones de la República: dura brega contra la obstinación de las fuerzas negativas que coartan los mejores vuelos de la inteligencia". (Discurso del Centenario de la Universidad de Chile, 19 de Noviembre de 1942).

No deben olvidarse hoy estos principios y estas ideas. La obra de Juvenal Hernández tiene plena vigencia cuando enfrentamos retos de singular importancia en relación al futuro de la Institución. La defensa de la educación pública, la consolidación de nuestra identidad como líder de la educación universitaria estatal y en el campo de la docencia y la investigación en términos generales. Se trata del reto de replantear a la Educación Superior y sus reglas, de definir con carácter trascendente nuestra misión, y la organización interna que nos debe llevar a una consecuencia diaria en el compromiso de ser una Universidad constructiva para el Estado de Chile, y para la defensa de los más altos intereses nacionales.

"La educación es, además, un proceso único e indivisible, y la sola garantía de que no se desvirtúe es el control que haga el Estado docente a través de sus organismos técnicos mediante la aplicación de rigurosos métodos científicos". (Memoria presentada por el Ex Rector al terminar su cuarto período, 26 de Septiembre de 1953).

Una Universidad nacional, humanista y comprometida con las tareas de país. La Universidad que soñó Bello, que continuó Letelier y que fue la obra inspiradora de Juvenal Hernández y Gómez Millas. La Universidad que necesita el apoyo, la definición apropiada y la política indispensable por parte del Estado. Estamos luchando por ello, en un compromiso con nuestro futuro, el cual debe definirse estratégicamente en función del país y de nuestra historia institucional, de nuestra tradición de Universidad compleja y trascendente.

"Mientras más grande sea nuestro desarrollo económico, más espacio debemos reservar para la reflexión crítica, para la meditación filosófica, para el cultivo de la literatura, para el vuelo de la creación artística". (Discurso académico por su designación como Profesor Emérito en la inauguración del año académico de la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile, 27 de Abril de 1978).

En este compromiso renovado, recordamos hoy día a Juvenal Hernández con un mensaje que debe sonar fuerte y claro: esta Universidad está comprometida en la tarea de construir un sistema más justo, de calidad y equitativo, que logre trascender y hacer el cambio que requiere para que pueda contribuir al engrandecimiento de Chile. Ello supone nuestra unidad como comunidad universitaria, observando un norte único y un proyecto de compromiso con nuestra tradición, nuestra excelencia y el futuro del país.

Es un motivo de gran satisfacción entregar la medalla que conmemora a Juvenal Hernández al Prof. Carlos Martínez Sotomayor. Son largos los años de su vinculación a la Institución, tanto en la Facultad de Derecho como en la de Economía en sus más tempranos tiempos; y en el Instituto de Estudios Internacionales, donde actualmente presta servicios. Es brillante también su currículum como hombre público, donde ha inscrito con indeleble certeza su relación con nuestra Institución.

Además de sus dotes de ser humano magnífico y enriquecedor, están también las de padre de familia, creador y escritor, activo defensor de la Universidad en todos sus campos. Pero más allá, Carlos Martínez fue el discípulo, el hombre cercano, el ayudante, el colaborador, el amigo de intergeneración de Juvenal Hernández Jaque. Heredó su sillón en la Academia Chilena de Ciencias Sociales, Políticas y Morales del Instituto de Chile; pero más allá, heredó también su visión y su compromiso con esta centenaria Casa y con su futuro. Junto a este homenaje merecido y sincero de su Casa, vaya también el deseo del Rector, y de las autoridades de la Corporación, por que el ejemplo de Carlos Martínez se haga carne en la defensa de nuestra Institución, en la defensa de sus ideales y misión, en la defensa de su excelencia y de que se nos permita que sirvamos a Chile, como Chile quiere, y como Bello se comprometió: con entrega, con decisión, con pasión incontenible por el conocimiento nuevo y por la formación de miles de jóvenes que deberán seguir construyendo la huella infinita de nuestra historia.

"Vine un día de las montañas sureñas, empujado por mis sueños de adolescente. La gratuidad de la educación en todos sus grados que la generosidad de la democracia chilena garantizaba a sus hijos, me abrió las puertas de los estudios superiores". (Discurso académico por su designación como Profesor Emérito en la inauguración del año académico de la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile, 27 de Abril de 1978).

Felicidades Prof. Carlos Martínez, feliz aniversario Juvenal... qué gran compromiso tenemos todos contigo, querida Universidad de Chile.

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