Consideraciones Médicas e Implicancias Ético Legales de la Reproducción Asistida en Chile

Dr. Fernando Zegers Hochschild

Director Científico
Unidad de Medicina Reproductiva
Clínica Las Condes

Introducción General

El desarrollo científico y tecnológico es un producto genuino de la naturaleza humana. El hombre dotado de una inteligencia superior al resto de los habitantes del planeta, se ha visto permanentemente afectado por un llamado que nace de su interior y que lo obliga a descubrir y aventurarse mas allá de los límites que percibe a través de sus sentidos. Es esta fuerza aventurera la que motivó a nuestra especie a migrar y poblar las mas vastas geografía, más allá de las necesidades alimenticias y reproductivas que movilizan a la mayor parte de los mamíferos. Es también esa fuerza aventurera la que moviliza al hombre a descubrir los misterios de su propia existencia así como los del universo entero. La ciencia nace con el hombre como una herramienta insustituible en el proceso de develar, y de poner en el conocimiento de todos, la maravilla de nuestra naturaleza.

La ciencia médica desde tiempos inmemoriales ha contribuido en situar al hombre como el principal responsable de su destino. La generación de la vida así como el advenimiento de la muerte, ya no puede tan sólo entenderse como un mandato divino unidireccional. A la mujer infértil, hoy la ciencia le permite parir, al moribundo, hoy la ciencia le permite vivir. Para algunos, la ciencia y la tecnología moderna los hizo escépticos de una existencia divina. Para otros, la acción divina persiste, siendo el hombre con su inteligencia y creciente sabiduría, una expresión más de la presencia de un ordenador superior.

El hombre es probablemente el único ser con conciencia de poseer una existencia que se inicia en un momento determinado y que está irremediablemente limitada por la muerte. Los seres humanos son probablemente los únicos con capacidad de entender que su existencia está ligada a un pasado y un futuro haciendo que su realidad existencial forme parte de otra mucho mas amplia e inmutable.

De maneras muy variadas, el hombre tiene conciencia que su única posiblidad de proyectarse mas allá de su propia realidad, es a través de la reproducción. Esta característica tan propia de todos los seres vivos adquiere especial importancia desde el primer instante en que éste toma conciencia de ser un participante activo en el proceso generativo de la vida humana. La madre tierra o la madre mar continúan siendo dos grandes madres, pero desde hace ya muchos años el hombre se reconoce a si mismo como el agente principal en la evolución de su propia especie. Así nace su preocupación por la fecundidad y concentra parte de sus esfuerzos científicos en estudiar esa materia.

Desde que P. Steptoe y R. Edwards en 1978, lograron el primer embarazo con técnicas de fecundación in vitro y transferencia de embriones al útero (FIV/TE), la comunidad científica se vio conmovida por la posibilidad de intervenir efectivamente en el proceso reproductivo humano. Miles de parejas infértiles que hasta ese entonces se veían imposibilitadas para tener hijos, recurrieron a estos procedimientos como un camino real y eficiente hacia la paternidad. Una vez más, la ciencia ponía una nueva tecnología al servicio de la humanidad. En esta oportunidad sin embargo, el descubrimiento científico, dejó rápidamente de pertenecer a los científico, pasando de inmediato al dominio público. Las personas por primera vez, tuvieron acceso a ser actores conscientes de los procesos biológicos con que se ponía en marcha su existencia material y naturalmente ello concitó la concurrencia de las más variadas formas del saber. Así, las diferentes corrientes filosóficas, religiosas, biológicas y legales han intervenido con justa razón en el debate y en la relfexión sobre los efectos éticos y legales que este nuevo descubrimiento aporta a la comunidad. Comunidad que finalmente se ha visto y se verá en un futuro afectada por una avalancha de nuevos descubrimientos que el hombre se ha dado, al abrir la puerta que lleva a la irrenunciable aventura de descubrir la maravilla de nuestra existencia. Conscientes de ello, los diferentes actores que forman la sociedad se han dado el trabajo de normar desde una perspectiva ética la manera como una sociedad debe avanzar incorporando el desarrollo tecnológico para servir al bien común. Es así como nace la bioética.

Los principios fundamentales sobre los que se construye la bioética, (no maleficencia, justicia, autonomía y beneficencia) no deben disociarse de la ciencia ni del amor ya que son éstos los dos pilares sobre los que se sustenta la libertad moral de las personas. Este principio implica que todo ser humano es un agente moral autónomo merecedor del respeto de sus semejantes. Así, en una sociedad donde prevalezca el pluralismo religioso y político, ningún individuo o grupos de personas pueden arrogarse el derecho a imponer un autoritarismo moral sobre sus semejantes.

A continuación revisaré algunos aspectos del proceso reproductivo humano y de la tecnología reproductiva actual con el objeto de poner los descubrimientos científicos y tecnológicos al servicio de una bioética moderna acorde con el conocimiento científico actual.

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Las Técnicas de Reproducción Asistida

Las técnicas de reproducción asistida pueden clasificarse en dos grandes grupos. La fecundación in vitro con transferencia de los embriones al útero (FIV/TE) y la transferencia de gametos a la trompa (GIFT). En ambos procedimientos se estimula hormonalmente a la mujer para que madure varios óvulos y se recuperan los óvulos del ovario mediante aspiración folicular por via transvaginal y los espermatozoides a través de la masturbación o coito con condón inerte. La diferencia se establece en el lugar donde ocurre la fecundación. En la FIV/TE la fecundación tiene lugar en un medio de cultivo que simula el fluído tubárico y los embriones resultantes son transferidos al útero. El GIFT (procedimiento aprobado por la Iglesia Católica) que requiere de al menos una trompa normal donde son transferidos los óvulos y los espermatozoides procurando que allí tenga lugar la fecundación, requiere además de un mínimo de espermatozoides con capacidad fecundante. Ello hace que la mayor parte de las parejas que requieren de FIV/TE no puedan recurrir alternativamente al GIFT. Las tasas de embarazo con GIFT son mayores que con FIV/TE y en parte esto se debe a que la magnitud y complejidad de las enfermedades que enfrentan estas parejas es menor. Sin embargo, la transferencia de un número elevado de óvulos, (que constituye una práctica frecuente en el GIFT), conlleva una tasa de multigestación extrema que es significativamente mayor, llegando en algunos centros a un 18% de embarazos triples y cuádruples.

Ambos procedimientos pueden realizarse con gametos pertenecientes a la pareja o a donantes. Ambos procedimientos pueden utilizar espermatozoides criopreservados, como es el caso de hombres que por un cáncer han preservado sus gametos antes de someterse a cirugías o radioterapias, pero aún no es posible congelar óvulos en forma segura y eficiente. La congelación de embriones o células en estado de pronúcleo es materia de controversia actual y será tratado más adelante.

Entre 1989 y 1995 nacieron en Chile 622 niños como resultados de procedimientos de reproducción asistida, incluyendo técnicas de donación de gametos. Un número similar de hombres y mujeres han visto coronado sus anhelos de ser padres y madres.

Algunas de las enfermedades que más frecuentemente requieren de FIV/TE son:

En la mujer, daño irreparable de las trompas de Falopio y procesos inflamatorios severos que cubren de adherencias los ovarios y/o las trompas. En estos casos la fecundación in vitro tan sólo provee al óvulo y a los espermatozoides de un lugar de encuentro, ya que su sitio natural (la trompa) no está accessible.

En el hombre, fallas testiculares sin tratamiento médico que impiden la producción de una cantidad normal de espermatozoides. En el proceso reproductivo espontáneo se requieren decenas a centenas de millones de espermatozoides. En la fecundación in vitro regular se requieren centenas de miles. En los últimos tres años se ha desarrollado una nueva técnica que permite inyectar bajo visión microscópia sólo un espermatozoide al interior del óvulo, permitiendo que en hombres cuyo semen no contiene espermatozoides por destrucción o ausencia de los conductos de salida, los espermatozoides puedan ser obtenidos directamente del testículo o sus conductos e inyectados al interior del óvulo. Treinta y un niños han nacido en Chile como resultado de esta técnica (ICSI). La reproducción asistida es tambíen una solución para hombres con enfermedades neurológicas tales como daños medulares traumáticos, paraplejia y otras enfermedades que aunque permiten variadas formas de sexualidad, limitan la relación coital, la eyaculación y por ende la fertilidad masculina.

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Fecundidad en la Especie Humana

En la mayor parte de los mamíferos inferiores, cuando la hembra está en calor atrae al macho de una manera irresistible. En algunos casos basta con la presencia del macho y algunos señales de éste (que son especie-específicas) para que la hembra ovule en concomitancia con el coito. De este hecho se pueden obtener dos hembra ovule en concomitancia con el coito. De este hecho se pueden obtener dos conclusiones. En primer lugar, que el coito tiene como único fin la reproducción. El acto sexual está irrenunciablemente unido a la procreación y de hecho, prácticamente la totalidad de las hembras se preñan de inmediato. En segundo lugar, la fecundidad o eficiencia reproductiva es tan elevada que el tiempo requerido de convivencia entre macho y hembra para lograr el propósito reproductivo es corto. Dado que en la especie humana el acto sexual no está ligado exclusivamente a un fin procreativo, es que no existe el mecanismo mediante el cual la mujer atriaga al hombre de manera irresistible durante su período fértil. Tampoco existe el rechazo fuera de ese período. En nuestra especie es el placer generado por la relación sexual, lo que hace del acto sexual un evento repetitivo en el tiempo, permitiendo así, que opere una probabilidad matemática de embarazo a lo largo del tiempo de exposición.

En la especie humana la fecundidad es el resultado de la interacción entre una variable biológica expresada a través de una cascada de reacciones celulares que se ponen en marcha con el coito y una variable de tiempo expresada por el número de veces en una unidad de tiempo, por ejemo un año, en que la pareja tiene relaciones coitales.

Si 100 parejas normales tienen relaciones sexuales en el período fértil, sólo 30 se embarazan clínicamente en el primer mes, 12.5 el segundo, 13 al tercer mes y así sucesivamente hasta llegar a 86 al término del primer año de exposición. Análisis químicos efectuados en muestras de sangre obtenidas de las cien mujeres expuestas a embarazo durante el primer mes demuestra que en 68 de las 100 mujeres hubo un óvulo fecundado, que se desarrollo, se implantó en el útero de su madre y se perdió antes de ser reconocido como un embarazo clínico. La pérdida embrionaria oculta ocurrió entre siete y quince días después de la fecundación sin provocar retraso en la menstruación siguiente. Análisis citogenéticos efectuados en células embrionarias obtenidas de sangre menstrual demuestran que en más de 70% de las pérdidas, la causa del aborto se debía a errores cromosómicos ocurridos durante la fecundación y especialmente alrededor de la singamia. Estos errores son habitualmente incompatibles con el desarrollo embrionario posterior. Estos mismos errores cromosómicos son los responsables de otro 15 a 20% más de abortos que tendrán lugar una vez instalada una gestación clínicamente evidente (abortos clínicos).

No es posible estudiar biológicamente el número de fecundaciones espontáneas que ocurren en parejas normales expuestas a embarazo, sin embargo, modelos matemáticos sugieren que este evento ocurre espontáneamente en un 80% de los ciclos de mujeres menores de 35 años que tienen relaciones sexuales no protegidas durantes su período fértil.

De los anterior se concluye que nuestra aparente ineficiencia reproductiva se debe a una alta tasa de pérdidas reproductivas ocultas que operan en forma implacable como mecanismo de selección natural. Así, aún en mujeres muy jóvenes no más de un 20% de los óvulos fecundados espontáneamente en la trompa de Falopio llegarán a ser un hombre o una mujer.

Implicancias Técnicas y Ético-Legales:

En procedimientos de reproducción asistida se estimula hormonalmente a la mujer para recuperar de ella un número mayor de óvulos maduros susceptibles de ser fecundados con la consiguiente transferencia de más de un embrión. Las tasas de embarazo clínico están en directa relación con el número de embriones transferidos. Así, cuando se transfiere un embrión, la tasa de embarazo es un 10 a 12%, aumentando a 35% cuando se transfieren tres embriones. Las chances de embarazo están a su vez en inversa relación con la edad de la mujer. El número de embriones a transferir representa un arma de doble filo. Por una parte está la probabilidad de embarazo o eficiencia reproductiva y por otra parte están los riesgos de multigestación. En Chile no se desechan embriones de tal manera que se transfieren a la mujer todos los embriones que se han generado como consecuencia de la fecundación in vitro. Idealmente, en mujeres menores de 35 años deben transferirse tres embriones ya que ello da una tasa de embarazo de 35 a 45% con una tasa de multigestación extrema (triples o más) de tan sólo un 0.7%. En mujeres mayores de 35 años las tasas de gestación y multigestación disminuyen significatívamente debido a una mayor proporción de óvulos anormales que dan origen a embriones que no tienen posibilidad de desarrollo posterior. En Chile la mediana en la edad de la mujer que se somete a estos procedimientos es 34.4 años y un 12% tiene 40 años o más. Es difícil establecer un número ideal de embriones a transferir. Estudios recientes demuestran que en mujeres menores de 35 años el 28% de los óvulos tienen alteraciones cromosómicas incompatibles con desarrollo posterior, esta tasa aumenta a 48% en mujeres de 38 o más años. Como puede desprenderse de este análisis, existe una condición biológica que opera en la naturaleza en forma espontánea al igual que en las condiciones artificiales generadas durante le fecundación in vitro. El desarrollo científico ha permitido entender con mayor profundidas el modus operandi de la naturaleza y adecuarse a esa realidad en el servicio al hombre. Tanto en el senado como en la prensa se han vertido expresiones tales como "desecho de embriones, fabricación de embriones destinados a morir y procurar la muerte premeditada de embriones". Este último argumento es especialmente grave ya que ha sido vertido al interior del senado usando como referencia declaraciones efectuadas por el Dr. Nathanson, un médico abortero convertido, traído desde Estados Unidos a este país por la Universidad Católica para hablar de ética en reproducción asistida.

Es de falsedad absoluta que se desechen embriones y es igualmente falso que se generen embriones que por la naturaleza del procedimiento estén destinados a morir. La fecundación in vitro no produce efectos negativos en al embrión, por otra parte, el útero de la mujer es capaz de acoger más de un embrión a la vez si es que estos tienen la capacidad biológica de implantarse. De tal manera que cuando se transfieren tres o más embriones, la probabilidad de nidación será el resultado de un lenguaje privado entre éstos y el útero de la mujer, pero principalmente de la calidad embrionaria que es el resultado de una realidad biológica y matemática que forma parte de nuestra naturaleza incambiable. Respecto de los riesgos a los que se somete una mujer y sus fetos en la multigestación extrema, ellos serán comentados más adelante en relación a la criopreservación de células en estado de pronúcleo.

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El Proceso de la Fecundación

En el hombre, la espermatogénesis es un proceso continuo que se inicia con la pubertad y que se mantiene a través de un pre programa relativamente estable de generación y muerte celular. De esta manera ciclos celulares de aproximadamente sesenta y cinco días mantienen una población constante de espermatozoides en al interior del testiculo y en sus conductos de salida.

Cuando una relación sexual tiene lugar en el período fértil de la mujer, de los 300.000.000 de espermatozoides eyaculados en la vagina, no más del 30% tienen la potencialidad de sobrevivir. De ellos sólo centenas de miles participarán en la aventura que lleva al encuentro del óvulo.

Los espermatozoides producidos por el testículo han completado su meiosis, es decir, contienen sólo un set de cromosomas y están por así decirlo preparados para entregar su información genética al interior del óvulo. Durante su viaje desde la vagina a la trompa de Falopio, estas células experimentan una serie de cambios estructurales y funcionales en su esqueleto, cuya única función es transportar los cromosomas que participarán en la fecundación. El espermatozoide es un ser vivo cuya identidad genética es la misma desde que sale del testículo hasta que se encuentra en el interior del óvulo formando el pronúcleo masculino.

A diferencia del hombre, la mujer nace con todos los óvulos que utilizará durante su vida adulta. En su primera menstruación tiene en sus ovarios aproximadamente 400.000 óvulos y al inicio de cada ciclo menstrual se reclutan de la población total, una cohorte de aproximadamente diez a quince óvulos de los cuales sólo uno o máximo dos será seleccionado como dominante y completará su maduración con la potencialidad de participar en el proceso reproductivo. El resto de la cohorte acompañante se reabsorbe y nunca más será utilizado por la mujer. Con la ovulación, el óvulo dominante sale del ovario y una vez captado por la trompa de Falopio, el gameto femenino reinicia su división meiótica expulsando un set de cromosomas. Este evento se completa con el estímulo provocado por la meiosis como resultado del envejecimiento ovular. El óvulo envejecido puede incluso dividirse partenogenéticamente aunque no tenga destino reproductivo.

El proceso normal de fecundación se inicia con la adhesión de espermatozoides a la cubierta más externa del óvulo que contiene receptores específicos capaces de aceptar espermatozoides o rechazar a los que no pertenecen a la misma especie. Una vez atravesada esta cubierta llamada zona pelúcida, la membrana citoplasmática del gameto masculino se fusiona con la membrana citoplasmática del gameto femenino. El material genético contenido en la cabeza del espermatozoide es así incorporado del óvulo.

A estas alturas del proceso, el óvulo mantiene sus cromosomas intactos agrupados en un extremo de la célula donde se formará el pronúcleo femenino. Por otra parte, el material genético contenido en la cabeza del espermatozoide forma el pronúcleo masculino distante del pronúcleo femenino. Luego de algunas horas, ambos pronúcleos migran hacia el centro de la célula. A esta etapa de la fecundación se le denomina célula en estado de pronúcleo. Como se desprende de la descripción anterior, la célula en estado de pronúcleo no contiene aún una identidad propia, es la suma de dos identidades parciales, la del espermatozoide que no ha cambiado desde que salió del testículo y la del óvulo. Ambos gametos que son seres vivos y dotados de sus respectivas identidades genéticas deben morir como tales para dar origen a un todo nuevo y completo que tiene la potencia de convertirse en un hombre o una mujer. Dicho proceso de muerte y renacimiento se denomina singamia que se caracteriza por la disolución de las membranas que cubrían los pronúcleos femeninos y masculinos, permitiendo la interacción de la información genética contenida en dos parcialidades con identidades diferentes para formar un todo nuevo. Esta es la etapa final de la fecundación que tan sólo demoró 16 a 20 horas desde el primer contacto físico entre óvulo y espermatozoide. Para los efectos de este proyecto de ley, se llamará embrión a este individuo único y completo, jamás visto antes y que contiene la base informática para desarrollarse como un embríon, feto, niño y así sucesivamente manteniendo desde esa etapa y hasta la muerte su misma identidad. Así como la muerte marca el tiempo en que dejamos de existir, la singamia marca el momento en que comenzamos a existir como seres humanos en potencia.

Implicancias Técnicas y Éticos-Legales

Las leyes están destinadas a regular las atribuciones, obligaciones y las formas de relacionarse entre personas de una determinada sociedad. A pesar de las dificultades filosóficas para definir desde cuando se es persona, el diccionario de la Real Academia de le Lengua define persona como "un indivíduo de la especie humana". En el mismo diccionario se define individuo como "ser organizado, sea animal o vegetal, respecto a la especie a que pertenece. Que no puede ser dividido". El artículo 3º del proyecto de ley en cuestión dice "La ley protege al (individuo o persona) que está por nacer". La pregunta que debemos hacernos es desde que etapa de la fecundación se establece una estructura indivisible cuya identidad se mantiene incambiable hasta nacer y de allí en adelante. Por cierto ese es el individuo o persona en potencia susceptible de ser protegido por leyes que rigen a personas. En el proceso de la fecundación es la singamia el instante que demarca la presencia por primera vez de un individuo genéticamente único e indivisible (aunque más tarde en el desarrollo puede dar orígen a dos individuos idénticos como parte de la gemelación) y que contiene toda la potencialidad para actualizarse como una persona capaz de ejercer acciones morales. Es decir, una persona actual. No debe confundirse lo que es potencialmente un individuo de lo que constituye un individuo en potencia (verdadero objetivo de los cuerpos legales). En cualquier etapa previa a la singamia se está frente a la suma de células con identidades propias. Definir persona en potencia desde esas etapas sería equivalente a sostener la tesis que el hombre es el resultado de la suma de identidades diferentes y no una identidad única personal e inmutable a través de toda su historia.

Los gametos y sus cromosomas presentes en los pronucleos masculinos y femeninos son tan sólo agentes del proceso reproductivo. Por cierto un espermatozoide y un óvulo es diferente de una célula en estado de pronucleo. Sin embargo la transformación más notable y trascendente se da con la muerte de estos dos agentes para dar origen a un todo indivisible que tiene un estatus propio que va más allá del de sus progenitores.

Algunos han argumentado que desde que se fusionan las membranas citoplamásticas del espermatozoide con las del óvulo (al inicio de la fecundación) se ha puesto en marcha un proceso irreversible que merece un trato legal como si fuera una persona en potencia. aparte de las razones dadas anteriormente, esta tesis carece de sustento por dos razones más. En primer término con la fusión de las membranas gaméticas no se ha puesto en marcha un proceso irreversible. El espermatozoide pude unirse al óvulo pude verse imposibilitado de formar su propio pronucleo y finalmente pueden formarse los pronucleos y no ocurrir la singamia. En segundo lugar, si el proceso fuera irreversible desde la fusión de las membranas gaméticas, porque no situarlo desde la relación sexual que ocurriendo en el período fértil de la mujer tiene cerca de un 80% de chances de que ocurra la fecundación. Más aún, porqué no situar la irreversibilidad del proceso al momento en que una mujer y un hombre se desnudan con la intención de tener relaciones sexuales estando ella en su período fértil. El ciclo vital humano es irreversible. Si no fuera así, la especie humana habría dejado de existir. La pregunta que debe contestarse no es desde cuando se ha desencadenado un proceso irreversible, la pregunta es desde cuando se está frente a un individuo que aunque pequeño y unicelular es merecedor de la protección de la ley que rige a seres humanos. La respuesta más conservadora pero ajustada a la realidad es: desde que se ha completado la fecundación es decir desde la singamia.

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Transporte Embrionario e Implantación

La fecundación y los primeros tres días del desarrollo embrionario tienen lugar en el fluido de la trompa de Falopio. Entre el tercer y cuarto día, el embrión en un estado de ocho a doce células llega a la cavidad uterina donde navega por otros tres días más. En este estado de desarrollo llamado Blastocisto, se abre la zona pelúcida (eclosión) dejando salir al embrión que por primera vez tomará contacto con los tejidos de su madre para luego invadirlos en un proceso llamado implantación o nidación.

La independencia celular entre el embrión y los tejidos maternos es lo que ha facilitado la fecundación in vitro ya que ha sido posible reproducir con exactitud las características físicas y químicas del fluido tubárico y el ambiente físico de la mujer, permitiendo de esta manera generar las condiciones ambientales que hacen posible que la fecundación y los primeros estadios de desarrollo tengan lugar fuera del cuerpo de la mujer. Cuando los embriones son transferidos al útero, estos navegan en el interior de la cavidad durante tres días antes de tomar contacto celular con su madre. El lenguaje molecular establecido entre el embrión de tan solo setenta milésimas de milímetro y su madre es poco conocido para la ciencia médica pero se sabe con certeza que ésta es una etapa extremadamente selectiva siendo la calidad biológica del embrión el factor más determinante en que el proceso se complete. La mayor parte de los embriones generados in vivo e in vitro no alcanzan el desarrollo celular que les permita anidarse. No existe manera conocida de facilitar eficientemente este proceso.

Implicancias Técnicas y Ético Legales:

En los procedimientos de FIV/TE no se implantan ni se dejan de implantar embriones. Éstos son sólo transferidos a la cavidad uterina. La nidación o implantación ocurrirá tres días más tarde dependiendo de las características propias del embrión y del útero.

La implantación embrionaria es un proceso invasivo que requiere que la mujer acepte un ser genéticamente diferente de ella. El endometrio (nido o revestimiento glandular del útero) acoge al embrión justamente porque lo reconoce como diferente. La naturaleza biológica en busca permanente de la diversidad nos enseña que el endometrio está mejor preparado para aceptar un embrión diferente de ella que un embrión que comparte sus genes.

El endometrio adecuadamente preparado se comporta como un campo recién arado que abres sus brazos acogedores para recibir las semillas que le trae el viento, las aves y el sembrador. A todas las recibe por igual, sin juicios ni discriminaciones, de igual manera el endometrio acoge a cualquier embrión que tenga la capacidad de desarrollarse.

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Maternidad Paternidad y Progenitura

Existe un número importante de mujeres cuyos ovarios han sido extirpados por tumores ginecológicos o sometidas a radioterapia por cáncer. Esto, además de la falla ovárica prematura (menopausia precoz) hace que mujeres en edad reproductiva sean infértiles por carecer de óvulos. Estas mujeres jamás serán progenitoras es decir no podrán dar origen a un hijo que comparte su línea genética, sin embargo pueden ser madres a través de la adopción de un niño o a través de la adopción de un óvulo que una vez fecundado in vitro con los espermatozoides de su marido es transferido a su útero. Es ella quien lo anida, lo lleva dentro por 9 meses, lo pare, lo amamanta y lo ama como madre.

Si el amor maternal o patenral se estableciese a través de un gen específico transmitido de padres a hijos, ello haría que una madre o un padre querrían como hijo sólo a aquellos que llevan impreso el gen del amor paternal, mas aún, no podrían jamás negarse a ese amor. Por otra parte, un niño podría querer como padre o madre exclusivamente a aquellos con los que comparte dicho gen. Múltiples evidencias entre otras la de la adopción de un niño, demuestran que no se requiere de lazos genéticos para amar como padre o madre. Desde la perspectiva del niño, tampoco se requieren de dichos lazos para sentirse parte de una familia ligada fraternalmente. Estudios colaborativos recientes efectuados en Inglaterra, Holanda, Italia y España comparan 462 familias establecidas a través de la FIV y donación de gametos y adopción, con 120 familias sin problemas de fertilidad. Las encuestas y pruebas sicólogos efectuadas en padres, hijos (4 a 8 años) y en sus maestras de escuela, demuestran que la solidez y calor de la estructura familiar, el tiempo de dedicación de los padres a sus hijos y la percepción de pertenencia del hijo al núcleo familiar e integración escolar son significativamente mayores en familias establecidas a través de la FIV y adopción de gametos, independientemente de la relación contractual de los padres. Estas evidencias de las ciencias sicosociales nos demuestran que si bien la materia se renueva a través de la materia (gametos Y genes), es a través del espíritu que se establecen las relaciones paternales y maternales. La maternidad es sin duda un estado de gracia que en la naturaleza se expresa a través de la reproducción pero por ser una expresión propia del espíritu, trasciende a la materia que le da su forma.

Los óvulos donados provienen de mujeres que se efectúan técnicas de FIV y producen un numero mayor de óvulos que los que pueden utilizar en ese procedimiento, accediendo mediante consentimiento informado y escrito a donar sus óvulos remanentes. La donación de gametos es un genuino acto de bondad, de entregar algo de si, sin esperar agradecimientos y con el sólo objeto de permitir que un hombre y una mujer que nunca conocerá pueden querer como padre y madre constituyendo así una nueva familia. La pareja que recibe gametos lo hace luego de haber superado el dolor de verse imposibilitada a proyectar su individualidad en la descendencia. La pareja que recibe ha aceptado que amará como hijo a un niño que no comparte su pasado genético y al que sólo lo une la voluntad de amar, reconociendo en él niño, el espíritu del Dios universal que común a todos los seres humanos, nos hace hermanos e hijos en El. Así, el proceso de adoptar un gameto requiere de la misma humildad y renuncia y pasa por el mismo dolor y alegría que al adoptar un niño ya nacido.

Cada vez que se mira con suficiente profundidad en la biología de la mujer, uno termina por convencerse que los conceptos de maternidad y familia a los que podemos acceder de acuerdo a nuestra naturaleza son infinitamente más amplios que los que nuestra cultura se ha impuesto. Estoy seguro que aquellos que están preparados para sentir la presencia de Dios bajo cada piedra del camino y reflexionar libremente sobre lo que se nos devela a través de la ciencia, podrán apreciar la amplitud y dulzura conque El nos acoge a todos, como sus pequeños y más preciados hijos.

Los legisladores se verán enfrentados a la disyuntiva de legislar en favor de la genética o en favor de la maternidad y paternidad. Lo que sustenta la familia no es una secuencia interminable de genes. La familia humana está constituida por padres madres hijos nietos etc. que expresan la voluntad de asumir dichos roles. El mecanismo de transferencia genética en los conejos es en todo similar al humano sin embargo en esos mamíferos no pueden reconocerse relaciones paternales que subsistan más allá del tiempo en que las crías tienen dependencia nutricional con sus madres. Los seres humanos por el contrario se han organizado en torno a familias, siendo el lazo más potente y evidente el expresado a través del amor y la voluntad de cumplir con ciertos roles como son el de padre, madre, hijo, etc.

Respecto de los derechos del niño, adolescente o adulto de saber si sus padres son a su vez sus progenitores. Esto se da en el proceso de adopción de un niño de la misma manera que en la adopción de un gameto a excepción que en la adopción de gametos, el hijo ha pasado por el vientre de su madre, ha sido parido y amamantado por su madre y por cierto comparte mayores semejanzas fenotípicas con sus padres. La decisión de explicar a un hijo que ha sido adoptado o que se ha recurrido a semillas de donante para su gestación, continúa siendo motivo de controversia y es enfrentado por cada familia de la manera que consideran más apropiado para ellos.

En Chile (1989-1995), más de 170 familias se han constituido a través de la adopción de espermatozoides y otras 52 a través de la adopción de óvulos. Esos niños y adolescentes son parte integral de familias chilenas estables y agradecidas de Dios por habérseles permitido amar como padres, madres, hijos y hermanos. Nada de esto habría sido posible sin el desarrollo científico del que hoy somos sus beneficiarios.

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Sobre la Dignidad de la Procreación

Cada trozo de materia que conforma el universo fue creado de la nada absoluta y comparte un trozito indivisible del Dios que precede al tiempo. Todo ser humano es parte de esa naturaleza y depositario de la dignidad de formar parte del programa divino. El hombre a diferencia del resto de las materias vivas, tiene conciencia de su existencia y de su dignidad, pero la conciencia correcta lo debiera hacer suficientemente humilde como para no pretender que son sus acciones las que le confieren el carácter de digno o indigno a la creación. Por cierto, los humanos no estamos libres de ejecutar acciones carentes de dignidad siendo el castigo mayor por dischos actos la obscuridad generada, que le impide al hombre ver y gozar de la dignidad de su propia existencia.

Si del hombre dependiera la dignidad de la procreación, serían más dignos los niños nacidos de una relación amorosa que de una relación violenta, aunque después sobreviniese la calma y el cariño y frente a la fragilidad e inocencia de un recién nacido, quien se confiere la autoridad para otorgar o privar al niño de ser parte de la dignidad de la creación. Es soberbia tan sólo pretender que el hombre puede cambiar el programa establecido por Dios y es expresión de soberbia pretender que con nuestras acciones predeterminamos la dignidad de los demás. Los hombres y las mujeres a través de sus actos y mediado por sus semillas son los artesanos utilizados por Dios en la perpetuación del ciclo de vida, los médicos y biólogos son sus colaboradores, cada uno con sus roles y en la medida de sus capacidades. La dignidad de nuevo individuo, del que está por nacer, se establece desde su mismo origen en la singamia no por la voluntad de sus artesanos sino por la voluntad del Padre que dio inicio a la creación y que hace posible que cada nuevo ser, refleje de una manera particular a la individualidad de su materia, una parte indivisible del espíritu universal que nos hace a todos hijos y hermanos.

Con frecuencia se escucha el argumento de "los hijos como un regalo, un don de Dios y no como un derecho de los hombres". Por cierto los hijos son un regalo y un don de Dios pero ello ni significa que el hombre no deba trabajar para merecer su regalo. El buen campesino no se sienta a esperar a que Dios le envíe tomates y porotos, el buen campesino saca las piedras del potrero, hace los surcos, siembra con sus mejores semillas y riega la tierra. Sólo entonces se retira a descansar en paz, sin exigir recompensa de la tierra que labró, confiado se entrega porque ha hecho bien su trabajo. Las parejas que con dolor y sacrificio deben trabajar por un hijo son iguales al buen campesino, trabajan ardua y humildemente y luego de la transferencia embrionaria se entregan al reposo, confiados y alegres de haber colaborado con la obre creadora de Dios sin exigir recompoensa por sus sacrificios.

En la elaboración del proyecto de ley que regule las técnicas de reproducción asistida, nuestros legisladores se verán enfrentados a la difícil labor de prescindir de las pasiones partidistas y encontrar las maneras en que los miembros de nuestra sociedad puedan expresar sus más nobles sentimientos del humanismo. Hacer familia.

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ANEXO: Criopreservación de Células en Estado de Pronúcleo

La criobiología ha permitido la preservación de células por tiempos prolongados manteniendo éstas, sus propiedades biológicas una vez descongeladas. Se han desarrollado eficientes protocolos de congelación que permiten someter a células y tejidos a temperaturas de hasta -160ºC sin afectar su microestructura ni su funcionalidad. En los últimos años, ésta tecnología ha hecho posible la criopreservación de espermatozoides, haciendo de la donación del gameto masculino un procedimiento eficiente y seguro para los pacientes. Desgraciadamente, aún no se han podido desarrollar con igual eficacia programas de criopreservación de ovulos. Sin embargo, ésta tecnología está en plena investigación y se espera que en los próximos cinco años el congelamiento del gameto femenino se adecúe a los requerimientos para ser empleado en personas. Sin embargo, la criopreservación de células en estado de pronúcleo (pronúcleos) y de embriones de dos a cuatro células ha logrado avances notables en la última década. Al descongelar pronucleos, las tasas de sobrevida fluctuan entre un 40 y un 100% Esto tiene que ver más que nada con el potencial biológica de los pronucleos previo a la congelación. Si bien no ha sido aún demostrado, es altamente probable que aquellos pronucleos en los que se detiene el desarrollo son los mismos que por anormalidades estructurales jamás hubieran alcanzado la etapa de blastocisto. La tasa de embarazo clínico al transferir embriones que fueron congelados en la etapa de pronúcleo no es significatívamente diferente que sin congelación. Por otra parte, la tasa de aborto clínico es significatívamente menor en la transferencia de embriones provenientes de pronucleos congelados que en condiciones estandar, dando así una tasa de nacimientos similar en ambas condiciones.

Como se ha visto anteriormente, la fecundidad en nuestra especie requiere de una variable de tiempo, es decir, de un cierto número de intentos de embarazo en un período de tiempo (medido habitualmente en un año). Parece razonable entonces intentar incorporar esta variable en los complejos tratamientos de reproducción asistida. Con la criopreservación, se logra que un ciclo de estimulación hormonal provea a la pareja de más de un ciclo de transferencia, aumentando así las posibilidades de embarazo extendidas en el tiempo y disminuyendo los riesgos, traumatismos físicos y los costos económicos de cada ciclo de estimulación hormonal y aspiración folicular. La criopreservación no sólo representa un benefício en términos de eficiencia reproductiva, sino que representa además la única manera de evitar la mutigestación extrema y complicaciones como el sindrome de hiperestimulación ovárica severa que se ve en un 2 a 5% de los casos y que puede ser extremádamente grave cuando coexiste con multigestación. La preservación de células en estado de pronúcleo es la única alternativa frente a situaciones inesperadas en la mujer como accidentes vasculares o de otro tipo que hagan imposible la transferencia embrionaria en ese ciclo.

Si bien los pronucleos no tienen un estatus propio semejante al de un embrión, ellos forman parte de un proceso que tiene como objetivo el llegar a constituir en embrión y son parte de una cascada de reacciones celulares perfectas en si mismas ya que forman parte del ciclo interminable de vida. Es por ello que son merecedores de respeto y protección que se vería sobrepasado si como consecuencia del congelamiento no pudieran continuar su desarrollo. Como se vio anteriormente, la criopreservación no parece afectar a las células que tienen normalidad estructural. De ésta manera, es razonable pensar que el proceso de congelación lleva consigo una selección que opera sobre células en estado de pronúcleo que nunca tuvieron destino reproductivo. Resumiendo, las ventajas de un programa de congelación son que aumentan las tasas de gestación por ciclo de tratamiento, reduce el riesgo de multigestación extrema con el consiguiente beneficio para la mujer, los fetos y los niños. No representa un riesgo para los pronucleos con potencial vital.

Implicancias Técnicas y Éticos Legales

La criopreservación de pronucleos puede enfrentarse al menos desde tres perspectivas:

  1. Como un programa en que se insemina en forma indiscriminada la totalidad de los óvulos obtenidos, se transfiere un número limitado de embriones (no más de tres) y se criopreserva el resto de los pronucleos. Esta política conduciría al incremento exponencial de pronucleos criopreservados y generaría una disociación temporal entre los progenitores y sus potenciales hijos que puede extenderse a varios años, originando riesgos de pérdida de identidad entre los progenitores y sus pronucleos.
  2. Como un programa en que se insemina un número limitado de óvulos con la intención de permitir que la pareja tenga acceso a no más de un ciclo extra de transferencia con pronucleos criopreservados acortando el período de disociación entre pronucleos y progenitores.
  3. Como un programa en que se recurre a la criopreservación sólo ante situaciones de emergencia médica tales como: a)riesgos de hiperestimulación severa como consecuencia de la estimulación controlada de la ovulación, b) riesgos de multigestación extrema (gestación triple o más) la que tiene estrecha relación con el número de embriones transferidos. Esta condición se produce cuando se fecundan más óvulos que los que se pensó considerando la calidad de óvulos y espermatozoides c)imposibilidad de transferir los embriones en situaciones imprevistas en la madre tales como accidentes, emergencias cardiovasculares etc. d) aunque pertenece a una categoría diferente, los riesgos de fallas gonadales prematuras (menopausia precoz) en mujeres casadas harían recomendable intentar criopreservar pronucleos con objeto de prolongar el tiempo reproductivo.

Frente a estas tres perspectivas terapéuticas se propone aprobar un programa de criopreservación de células en estado de pronúcleo con las siguientes características:

  1. Como un programa abierto a todas las parejas que lo soliciten y que hayan firmado un consentimiento escrito que certifique haber sido adecuadamente informados sobre la naturaleza del procedimiento, probabilidades de sobrevida de los pronucleos al descongelar, chances de embarazo, aborto y malformaciones.
  2. Como un programa destinado a proveer a las parejas de sólo un ciclo de transferencia con pronucleos criopreservados. Las parejas deberán acceder mediante consentimiento escrito a no someterse a nuevos ciclos de estimulación hormonal hasta no haber transferidos los pronucleos criopreservados.

La reglamentación de un programa de criopreservación de células en estado de pronúcleo no debiera formar parte de éste proyecto de ley que está destinado a regular las relaciones entre las personas en potencia o actuales de nuestra sociedad. Sin embargo una materia de ésta delicadeza debe ser regulada y para ello se propone que las autoridades sanitarias formen una comisión multidisciplinaria destinada a reglamentar esta terapéutica.

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