Tras el movimiento feminista del año recién pasado, bajo la coordinación de la Vicerrectoría de Asuntos Académicos, se formó la Mesa del Modelo Educativo, integrada por la Asamblea de Mujeres, la Dirección de Igualdad de Género, el Departamento de Pregrado y representantes de los tres estamentos universitarios. Fruto de meses de trabajo, surgió la propuesta que presentó la Dirección de Igualdad de Género en Casa Central para incorporar el principio de "igualdad de género y no discriminación" al Modelo Educativo institucional y que fue analizada en conjunto con la comunidad universitaria, en una jornada histórica de construcción común.
“La trascendencia de incorporar este principio en el Modelo Educativo es enorme”, subrayó la directora de Pregrado, Leonor Armanet, quien dio la bienvenida al espacio de conversación y reflexión. “En tanto carta de navegación, orienta los principios formativos que se juegan en el currículo -tanto en el formal como el vivido-, en la formación y evaluación docente, en los modos de acompañamiento a estudiantes; y en otras tantas dimensiones del proceso formativo”.
En ese sentido, el Modelo Educativo es un documento estratégico que se ancla en la identidad institucional y que articula los diversos proyectos educativos que se desarrollan en la Institución, en ámbitos tan diversos como la gestión institucional, el currículo, la gestión académica y el aula, señaló Viviana Sobrero, jefa de la Unidad de Análisis, Estudios y Evaluación del Departamento de Pregrado. “También es un documento dinámico que se espera que se revise constantemente, porque otro de sus anclajes es la contingencia, y, en ese sentido es un documento abierto, flexible y que convoca permanentemente a la reflexión a la luz de los acontecimientos y las necesidades país”, como en este caso, precisó.
Carmen Andrade, directora de Igualdad de Género de la Universidad, quien presentó los contenidos fundamentales de la propuesta y los principales cambios que el nuevo principio supone para el documento, indicó que superar el sexismo en la educación “contribuirá a generar cambios socio culturales para que algún día podamos afirmar que, si la educación ha sido un lugar de reproducción de los privilegios de las sociedades y del sistema de normas que jerarquiza lo masculino y lo femenino, puede por consecuencia, a la inversa, devenir en una de las principales palancas para su transformación”.
Por su parte, Irma Palma, profesora de la Facultad de Ciencias Sociales, expresó que “esta es una oportunidad histórica de contribuir a transformar la institución (..) La Universidad suma al conjunto de principios de una matriz laica este principio; y los principios son los elementos que fundan, son un cimiento de la Institución”, y si bien hoy se está abordando el proceso formativo, indudablemente este paso influirá en otras áreas de transformación, recalcó la académica.
“El cambio cultural que debemos ser capaces de conducir, en tanto institución señera para el país, requiere de una mirada estratégica de corto, mediano y largo plazo. Si bien, en el corto plazo nos propusimos abocarnos a la generación de una propuesta que incorpore el enfoque de género como uno de los principios de Modelo Educativo, nuestro compromiso es hacer que este principio y las orientaciones que de él se desprendan, calen en la vida cotidiana de nuestras aulas, en los modos de interacción entre estudiantes y entre estamentos, en nuestras formas de convivir como la comunidad universitaria que somos”, enfatizó la directora de Pregrado.
Como parte del encuentro, las y los asistentes al seminario participaron activamente de un taller en el que en grupos triestamentales, reflexionaron en torno a los principales aportes y límites que visualizaban en la propuesta, tanto para el Modelo Educativo como para los procesos formativos que orienta (docencia, currículum, interacción en el aula, etc.), entregando además, sugerencias para una efectiva implementación, las que se serán consideradas para retroalimentar una propuesta definitiva. Fue consenso la valoración de una hoja de ruta para este propósito común.
Sobre la propuesta
En cuanto al marco general, se propone incorporar la creciente participación de las mujeres en el mundo público y la visibilización de las diversidades sexuales entre los nuevos retos que el contexto actual exige a la Universidad. Se define, asimismo, el desafío de la educación no sexista como parte del sello institucional y en estrecha relación con el mundo en el que la Universidad de Chile actúa.
Al mismo tiempo, la propuesta explicita que las discriminaciones estructurales y culturales que afectan a las mujeres y disidencias sexuales constituyen un déficit democrático que atentan contra el propósito de la Universidad de Chile de aportar sustantivamente al desarrollo integral, equilibrado y sostenible del país. Por ello, se amplía el concepto de desarrollo con equidad, a la equidad social y de género, como una de las condiciones para el desarrollo sustentable y la democratización. Esto implica cambios en las concepciones pedagógicas, en la formación de las académicas y académicos, y en las prácticas docentes e interacciones en las aulas.
También se plantea identificar y erradicar las formas más evidentes de violencia sexual y de género que suceden en las interacciones, incorporando prácticas pedagógicas más igualitarias y democráticas.