Columna de opinión:

Cuidando la díada madre-bebé: la salud mental materna importa

Columna: Cuidando la díada madre-bebé: la salud mental materna importa
Promover y garantizar como primer derecho de niños y niñas contar con una figura de apego suficientemente buena, es imprescindible para el desarrollo saludable de los nuevos y nuevas habitantes de Chile.
Promover y garantizar como primer derecho de niños y niñas contar con una figura de apego suficientemente buena, es imprescindible para el desarrollo saludable de los nuevos y nuevas habitantes de Chile.
La profesora Mónica Kimelman, junto a parte del equipo del Departamento de Psiquiatría y Salud Mental Sur de la Facultad de Medicina.
La profesora Mónica Kimelman, junto a parte del equipo del Departamento de Psiquiatría y Salud Mental Sur de la Facultad de Medicina.

El Día Mundial de la Salud Mental Materna, este año tiene como lema “la salud mental materna importa". Se conmemora el primer miércoles de mayo dese el año 2016, para visibilizar la problemática de la mujer durante el embarazo, parto, puerperio y crianza temprana y sensibilizar a los gobiernos a aportar recursos. Desde 2020 se formó la red Iberoamericana de salud mental perinatal, en la que Chile participa.

No cabe duda de que cuidar la salud mental materna es esencial para la mujer que deviene madre y para la futura generación que se integra a nuestra sociedad. El estado de bienestar y buen vivir es una condición deseable para transitar saludablemente el proceso perinatal de gran vulnerabilidad psicobiológica, mental y social, en el que la mujer requiere seguridad emocional además de la seguridad biomédica. El cuidado comprende la red de apoyo familiar, comunitaria e institucional, una comunicación sensible, respetuosa y coherencia en la transmisión de la información y los mensajes  entre profesionales y dispositivos de salud.  

La perinatalidad es un proceso de transición de estados biológicos, psicológicos y sociales que culmina en el cambio de estado del nacimiento:  la mujer pasa de gestante a madre, de hija a madre el bebé; el bebé de feto a recién nacido; el hombre de progenitor a padre. En síntesis, toda la familia involucrada cambia de lugar en el árbol genealógico.

La transición le otorga a ambos protagonistas gran vulnerabilidad, y aumenta la interactividad intrapsíquica interpersonal y ambiental. Las experiencias durante la atención de la perinatal prenatal, parto puerperio y crianza temprana, pueden ser reestructoradoras o traumáticas por la alta penetrabilidad de los actos gestos y verbalizaciones de mensajes en que la mujer, con su sensibilidad, es una fina receptora. En efecto, está bien documentado que las mujeres están más predispuestas a padecer trastornos psiquiátricos en periodo perinatal, que son más sensibles al entorno y los estímulos medioambientales favorables o desfavorables, y que tienen mayor penetrabilidad mental modulando su ánimo y conductas.

La mujer bien cuidada, con seguridad física y emocional, podrá tener a su vez la disponibilidad fisica y emocional para la configuración del sistema diádico madre-bebé, altamente empático y emocionalmente regulado, que le permite compartir estados afectivos. Desde la sintonía que alcancen las conductas y vivencias de uno y otro, se irá modelando el yo del bebé como un emergente que, descubriendo experiencias afectivas compartidas, irá desarrollando una personalidad sana. La experiencia prolongada de no compartir subjetividades, distorsiona profundamente el desarrollo del bebé.

La neurobiología interpersonal explica cómo la regulación emocional del sistema diádico madre-bebé influye en el desarrollo del hemisferio cerebral derecho, la región orbitofrontal derecho, el sistema límbico y el sistema nervioso autónomo (Siegel 1999, Schore 2001). El desarrollo es un proceso epigenético modulado por el medio ambiente desde la vida intrauterina -como lo evidencia la neurobiología y la programación fetal- de enfermedades en que el estrés y eventos traumáticos dejan su impronta evolutivamente. Por ello, cuidar la calidad del ambiente que brinda la envoltura física y psíquica a la madre y al bebé, es tarea de toda la sociedad.

Promover y garantizar como primer derecho de niños y niñas contar con una figura de apego suficientemente buena (Winnicott), es imprescindible para el desarrollo saludable de los nuevos y nuevas habitantes de Chile, y para prevenir la vulneración de derechos de niños y niñas por negligencias y violencia intrafamiliar.

La perinatalidad es un proceso personal a la vez familiar y colectivo. La madre requiere ser confirmada en la génesis de su nueva identidad y requiere contención, apoyo, con quien compartir sus dudas, sus temores, angustias -las normales y patológicas- para la tremenda tarea de aprender a ser madre, aún más si no ha tenido figuras de apego validas biográficamente. La soledad, el distanciamiento físico, duelos sin rituales, miedos que han incidido en el aumento de los trastornos emocionales y psicopatológicos en tiempos de pandemia, dan cuenta de ello. En tanto, el progenitor que deviene padre, requiere ser validado en su filiación, reorganizar su identidad y pasar de la relación de pareja diádica a la relación triádica para desempeñar la coparentalidad.

El Programa de Salud Mental perinatal en el Campus Clínico Sur de nuestra universidad, plantea entre los principios básicos de prevención, la personalización de la madre y el bebé, fomentar vínculos de apego seguro y detectar díadas de alto riesgo relacional y psicosocial, trabajo que se articula con el equipo de Chile Crece Contigo. Personalizar implica cuidar el gesto interpersonal que acompaña el acto médico y sanitario, y se sustenta en el isomorfismo. Esto es tratar a la mujer con el trato que se pretende que tenga con su hija o hijo, reconocer las especificidades personales y culturales, acoger sentimientos ambivalentes, valorizar y dignificar a la mujer.

Si la salud mental materna importa, es imprescindible sostener a la madre y apoyar la parentalidad desde las políticas públicas cuidando el ecosistema perinatal y la parentalidad en red interdisciplinaria, territorial e intersectorial. Cuidar el ecosistema perinatal incluye cuidar la salud de profesionales y trabajadores de los escenarios clínicos y comunitarios. Cuidar la salud mental perinatal es solo ciertamente, un buen comienzo de una historia de vida, a la que las y los invitamos a contribuir…