Cuando estudiaban su pregrado, Raúl Castillo y Lucía del Valle -egresados de Medicina de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile- realizaron un trabajo que buscaba mejorar la rehabilitación de los pacientes con ambliopía, una enfermedad también conocida como síndrome del ojo flojo, que provoca la pérdida de la visión producto de un desarrollo visual anormal en los primeros años de vida. En esos años, realizaron un estudio con pacientes adultos que tenían esta patología, los que fueron sometidos a la terapia de estimulación transcraneal de corriente directa (tDCS).
Según relatan, los resultados fueron exitosos, por lo que comenzaron el trabajo de publicación y divulgación, participando en el Congreso de la International Strabismological Association en Cancún. Durante la pandemia decidieron ampliar el estudio. Sin embargo, la falta de recursos económicos y los elevados costos de los equipos, los obligó a tomar otra ruta. Fue así como Raúl Castillo se dedicó a estudiar diseño de circuito integrado e ingeniería biomédica, conocimientos que utilizó para, en un margen de ocho meses, desarrollar un prototipo del equipo que fuera más accesible.
Luego se sumó al equipo Sebastián Muena, egresado de Ingeniería Comercial de la Facultad de Economía y Negocios (FEN) de la U. de Chile, quien les brindó una nueva perspectiva de lo que estaban haciendo. Sus conocimientos y formación, los pusó al servicio del desarrollo de una propuesta tecnológica que podía transformarse no solo en una solución científica, sino en una innovación chilena que permitiera que la población accediera a equipos de un menor valor, pero con una mejor terapia integrada. El objetivo era que los pacientes no tuviesen que trasladarse a centros hospitalarios, sino que pudiesen acceder a terapia directamente desde sus casas.
De esta manera, dieron vida a Candel, emprendimiento de base científica-tecnológica, que hoy los tiene incubados en el Centro de Innovación UC y OpenICS, así como parte del programa Build 4 de Start Up Chile, principal aceleradora de negocios de América Latina, y como finalistas del concurso Emprende con Impacto de la FEN.
Una terapia para diferentes enfermedades
La ambliopía afecta a un 4% de la población y entre sus síntomas se encuentra la ausencia de visión estereoscópica o visión de profundidad, guiño y estrabismo. Sin embargo, la técnica de neuromodulación no invasiva en la que trabajan en Candel podría aplicarse a terapias para otras patologías, como el accidente cerebro vascular (ACV), la depresión mayor, la fibromialgia y el Parkinson.
“En nuestro caso, tenemos una serie de innovaciones que hacen que nuestro dispositivo se pueda utilizar desde el hogar, lo cual facilita el proceso de rehabilitación, además, de una integración con aplicaciones móviles para que la gente pueda seguir su proceso desde su propio celular”, explica Castillo.
De acuerdo a los estudios y antecedentes que manejan, comparando los resultados de pacientes que fueron sometidos a esta terapia y los que no, descubrieron que la mejoría de aquellos que utilizaron la tDCS era un 70% mayor que el tratamiento convencional.
Tecnología con evidencia científica
El interés que tienen de aportar a la sociedad y a la salud del país, sumado a sus intereses y motivaciones personales, los tiene en un camino de aprendizaje constante, donde deben salir del hospital para enfrentarse a un jurado y dar un pitch que les permita conseguir recursos para seguir adelante con este sueño. Lucía del Valle comenta que este desafío lo enfrenta en paralelo al Doctorado en Ciencias Biomédicas en la Facultad de Medicina de la U. de Chile que cursa actualmente.
“La inquietud de generar un dispositivo que sea accesible, desde un punto de vista económico y disponibilidad, también surge desde nuestra propia experiencia. Nuestra propuesta inicial era desarrollar un protocolo que permitiera al paciente realizar la rehabilitación desde el hogar. Sin embargo, el equipo era costoso y solo estaba en la Universidad. Con este equipo, la gente podrá llevárselo a su hogar, así que genera un aporte a la salud, accesibilidad e investigación”, enfatiza.
Próximos pasos: certificación internacional
Actualmente, se encuentran esperando la respuesta del Comité de Ética institucional para el desarrollo de las pruebas clínicas, que se realizarían en el laboratorio NodoLab, en asociación con el laboratorio Neuromodulación y Control Motor de la Casa de Bello.
Según explica Sebastián Muena, director de Operaciones de Candel, el equipo tiene que pasar por un proceso de certificación externo que valide la tecnología en materia de seguridad, uso y comercialización, la que se realizará en Brasil, Canadá o Estados Unidos.
“Es un proyecto que por primera vez busca llegar a todos los pacientes que sufren estas enfermedades y no deja afuera a ningún grupo, siendo el estándar médico en rehabilitación cerebral. Nosotros esperamos que se habilite su comercialización en estas entidades regulatorias internacionales, para luego traerlas al Instituto de Salud Pública y que se haga el proceso de homologación con la regulación chilena para comenzar su venta y uso”, detalla.