El envejecimiento forma parte de nuestra biología como seres vivos y es un proceso que también se relaciona con la concepción social de distintas etapas de la vida. Esta mirada en el mundo occidental contemporáneo ha visto a la vejez como algo negativo, siendo percibido como un ciclo que provoca temor y se vuelve sinónimo del ocaso vital y social.
Sin embargo, varias de estas percepciones carecen de un argumento médico y entran en el campo de los estereotipos, en lo que denominamos "viejismos". Así lo destaca Alejandra Fuentes-García, académica del Programa de Políticas, Sistema y Gestión en Salud de Facultad de Medicina de la Universidad de Chile, quien reconoce los viejismos como estereotipos negativos asociados a las personas mayores. “Eso lo puedes ver en los medios de comunicación o también en el sistema de salud. Por ejemplo, en cómo son representados y cómo son tratados las personas mayores, que se les habla de abuelito o abuelita en una vinculación de parentesco, cuando no tengo vinculación de parentesco con esa persona”, señala.
En general, se asocian los viejismos a una visión estereotipada que homogeniza a las personas mayores, viéndolas a todas como un grupo uniforme. Así también lo describe Paulina Osorio, directora del Departamento de Antropología de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Chile, quien enmarca nuestra visión de vida en un concepto de avance y declive durante nuestra adultez, para llegar a una vejez vista como un ocaso. “Viene esa bajada, viene esa concepción de la añoranza del pasado, del momento en que viví ese rol más inclusivo dentro de la sociedad (…) también pensando de que se construye la vejez como esa etapa o esa experiencia en la cual yo rememoro el pasado y no me visualizo en el futuro”, indica.
Esto, según la profesora Fuentes-García, invisibiliza muchos aspectos en la vida de las personas mayores, ubicándolas en un estado de nula injerencia en nuestra sociedad. “Esto se expresa en cómo se les trata como personas totalmente asexuadas. Hay una estigmatización y negación de la sexualidad de las personas mayores, vinculando la sexualidad solamente a las edades jóvenes y productivas. Este es otro elemento bien importante respecto de por qué se origina esta imagen negativa”, afirma.
Una sociedad focalizada en la producción
Para Paulina Osorio, esta mirada negativa hacia la vejez va muy ligada a una sociedad chilena muy marcada por el modelo productivo y la división funcional del curso de la vida. “Dentro de esa lógica, y siguiendo el modelo productivo laboral, pareciera que la vejez es como esa última etapa, la etapa de salida de la etapa de la circulación. Entonces, todo eso va marcando el universo de significaciones de la vejez y ha ido marcando profundamente ese universo de significación”, explica la académica.
De ese modo, Osorio también plantea la necesidad de cambiar la forma en que percibimos a las personas mayores. “La vejez tiene como esta carga tan negativa de estereotipos y que hacen que socialmente se niegue. Es un momento que uno quiere retrasar, pero que en términos biológicos es una condición humana e irremediable (…) Lo interesante ahí de la política pública es reconocer esa heterogeneidad, esa diversidad y poder”.
Esta mirada, de acuerdo a Fuentes-García, debe cambiar hacia una visión más heterogénea e equitativa, lo que significa alejarse de la habitual percepción de las personas mayores como objetos de caridad o protección. “Tienen que ser tratadas como sujetos de derecho. La evidencia internacional muestra que las intervenciones más efectivas contra el viejismo es una educación con un mayor contacto intergeneracional”, sostiene.