La que hasta el año pasado era la Unidad de Autoevaluación, Acreditación y Calidad de la Vicerrectoría de Asuntos Académicos es ahora la nueva Subdirección de Aseguramiento de la Calidad del Departamento de Pregrado. La medida tiene como objetivo potenciar los procesos de aseguramiento de la calidad y con ello favorecer los procesos formativos de pregrado en la Universidad de Chile.
Con una trayectoria dedicada a la coordinación, diseño, organización, supervisión y apoyo a los procesos de autoevaluación para el mejoramiento interno y con fines de acreditación de carreras y programas académicos, la integración de este equipo a nuestro trabajo, dice la directora del Departamento de Pregrado, Leonor Armanet, “no solo va a colaborar en mejorar la docencia y el aprendizaje en las carreras y programas de pregrado, sino que nos aportará información clave para las decisiones estratégicas de mejora continua de la formación. Asimismo, nos permitirá acompañar los planes de mejora generados localmente y participar, aportando con nuestras capacidades e información relevante, en su definición. En resumen, vamos a poder hacer sinergia y trabajar con propósitos comunes”.
La calidad educativa es uno de los cinco principios orientadores del Modelo Educativo de la U. de Chile. En este contexto, “siempre es necesario detenernos a mirar lo que estamos haciendo; evaluar y contar con información e indicadores que nos permitan saber si estamos mejorando o no, y visualizar dónde están nuestros principales desafíos, para adelantarnos y actuar a tiempo. Parte de esta reflexión estaba ocurriendo fuera del Departamento de Pregrado, y ahora, con la presencia del equipo de la nueva subdirección, podremos incrementar nuestras instancias para instalar cambios, mejoras o proyectar y diseñar las prioridades institucionales”, plantea la directora de Pregrado de nuestro plantel.
Otro beneficio de los procesos relacionados con el aseguramiento de la calidad es que son “una oportunidad que nos congrega a todos y todas alrededor de un objetivo común, y nos recuerda el lugar que ocupamos dentro de ese todo”, indica la nueva subdirectora, Cecilia Dooner, quien agrega que “ya desde hace varios años estábamos teniendo una relación mucho más estrecha con el Departamento de Pregrado, haciendo proyectos juntos, estando más coordinados, haciendo investigación conjunta y colaborando en distintas iniciativas. Pero, sin duda, la posibilidad de estar en un mismo domicilio institucional, nos abre oportunidades que antes no teníamos”.
Desafíos y proyecciones sobre la calidad como principio transversal
En estos últimos meses la nueva subdirección ha estado trabajando, ahora desde el Departamento de Pregrado, en reimpulsar los procesos de autoevaluación con foco en programas y retomando proyectos que incentiven la cultura de calidad y que habían entrado en pausa debido a la pandemia.
Esta nueva etapa se visualiza y proyecta especialmente fructífera porque “las reflexiones y el trabajo específico que realizamos desde el Departamento de Pregrado, en torno al currículum, la evaluación docente, las competencias sello, la formación integral, el desarrollo docente, el acompañamiento estudiantil y los análisis y estudios que levantamos, van a poder dialogar y articularse de mejor forma, tanto con las necesidades de las carreras y programas de pregrado como con los procesos que incentiva el equipo que ahora integra la Subdirección de Aseguramiento de la Calidad”, subraya Leonor Armanet.
Entendiendo la calidad como algo transversal a todas las funciones universitarias, el Departamento de Pregrado “históricamente ha trabajado en muchos proyectos que están orientados a la calidad de la formación. Entonces, la vinculación que ahora está garantizada en esta nueva estructura, se orienta a generar aportes concretos en los diferentes frentes que lo ameriten”, dice Cecilia Dooner, quien añade que existe la expectativa de que esta unión capitalice las experiencias de autoevaluación y acreditación, dándole continuidad y seguimiento a los procesos para que tengan un mayor impacto.
En el futuro cercano, otro desafío importante es abordar el nuevo modelo de acreditación institucional, el que será integrado, lo que implica una evaluación tanto a la Universidad como a sus programas académicos en conjunto. Además, este modelo incorpora una nueva área de evaluación, que es el sistema interno de aseguramiento de la calidad, en el que cada institución debe demostrar que cuenta con mecanismos de autorregulación en todas sus capas, incluyendo los programas académicos y programas de formación.
En definitiva, con la creación de esta subdirección “solamente podemos ganar. Creo que esto solo puede aportar a la calidad que las y los estudiantes esperan de su formación en la Universidad de Chile”, expresa Leonor Armanet, porque “va a permitir hacer un trabajo articulado que va a tributar finalmente a la mejora de nuestros programas, de manera mucho más continua e intencionada”, complementa Cecilia Dooner.