Luego de los resultados del primer catastro de colecciones biológicas (CB) de la Universidad de Chile, el cual señaló la existencia de 35 muestras, el Comité de Diversidad Biológica proyecta la institucionalización de estas iniciativas al interior de la universidad. La iniciativa permitirá el desarrollo de estándares y protocolos que resguarden las diferentes colecciones en la institución, atendiendo la urgente necesidad de regular el traspaso y resguardo de especímenes.
Buscando complementar los avances nacionales en torno a la Estrategia Nacional de Biodiversidad y anhelando cumplir con los compromisos internacionales, el actual gobierno del Presidente Gabriel Boric, a través de los ministerios de Medio Ambiente, Ciencias y Cultura, anunció que impulsará un inventario nacional abierto de especies, el cual buscará fortalecer las colecciones biológicas, el acceso a ellas y los datos que ellas disponen sobre biodiversidad.
En esta línea y siendo pioneros en la materia, en 2021, la Casa de Bello impulsó la creación del Comité de Diversidad Biológica comandado por la Vicerrectoría de Investigación y Desarrollo (VID). La entidad tiene por objetivo promover conocimientos de base científica y tecnológica sobre diversidad biológica, resguardando el funcionamiento, el estado, la tenencia de colecciones al interior de la institución como un aporte para el país.
“Las colecciones, además de constituir una fuente relevante de datos de biodiversidad, son núcleos importantes para el desarrollo de investigación, docencia y extensión por parte de académicos y estudiantes, por lo que es importante que la Universidad de Chile avance en una política de colecciones biológicas que reconozca su relevancia y asegure un financiamiento permanente, infraestructura y personal adecuado para su desarrollo”, explicó Nicolás García, académico de la Facultad de Ciencias Forestales y presidente del Comité.
Colecciones biológicas, un desafío institucional
Las colecciones biológicas corresponden a repositorios sistematizados de algún tipo de material biológico y representan una fuente importante de información molecular, ecológica, anatómica, taxonómica e incluso histórica de un grupo de especies. En el caso de muestras humanas, también se alojan datos genéticos e histológicos de patologías.
“En la actualidad, el concepto ha evolucionado a áreas con implicancias históricas, culturales, biomédicas, biotecnológicas o asociadas al estudio del cambio climático o enfermedades infecciosas emergentes”, explicó el académico de la Facultad de Medicina e integrante del Comité, Félix Urra.
La VID, a través del “Primer Catastro de las Colecciones Biológicas de la U. de Chile (CB-UCh)”, identificó la presencia de 35 muestras, compuestas por más de 340 mil ejemplares, los cuales se encuentran distribuidos en ocho facultades de la casa de estudios.
Sin embargo, dentro de los desafíos para abordar la materia, el Comité identificó la falta de reconocimiento y sistematización de colecciones que, con el paso de los años, provocaron que varias de ellas fueran traspasadas a otras instituciones que les proporcionan una mejor mantención y resguardo.
Asimismo, se reconoció la necesidad de un trabajo coordinado con el Ministerio de Medioambiente para la apertura de sus datos a través del Nodo Chile del Sistema Global de Información sobre Biodiversidad (GBIF) de manera institucional.
“Actualmente, las colecciones se mantienen gracias a la perseverancia y voluntad de académicos que las han heredado o creado, no por una política institucional que les apoye”, explicó García, añadiendo que cuando un profesor fallece o se retira de la Universidad, se pierde el legado.
“Cuando una colección biológica deja de ser mantenida, existe un alto riesgo de deterioro de los especímenes y pérdida de las bases de datos de años de registros. Esto puede impactar el desarrollo de investigaciones y actividades docentes a nivel institucional y de la comunidad científica internacional”, concluyó Urra.
El peligro de las especies UCH
La Casa de Bello cuenta con diversas especies de suma relevancia para los procesos investigativos que requieren los desafíos nacionales. Una de ellas es la colección de paleobotánica, impulsada por la académica de la Facultad de Ciencias Agronómicas, Teresa Torres.
En ella se alojan especímenes de botánica fosilizada en piedras de millones de años. Dentro de las muestras destacadas, se encuentra una serie de rocas provenientes del deshielo en la Antártica, recopiladas a través de los viajes de la profesora Torres.
“Para estudiar los minerales en las rocas, es necesario picar y extraer una capa. Luego se muele y se trabaja con ácidos, extrayendo los residuos. Con esto, haces un extracto y obtienes todas las propiedades de una piedra, donde, en una misma roca, puede haber miles de esencias e información de las plantas”, mencionó Torres.
Sin embargo, la muestra de paleobotánica se encuentra en una compleja situación frente al retiro de la académica, haciendo visible el desafío institucional de generar una política de protección. “Si no existe una salida a esta situación, tengo la posibilidad de llevarme la colección conmigo y levantar un museo. Pero el tema es que, si nadie se hace cargo, el conocimiento se va a perder y esa no es la idea”, sostuvo la especialista.
Esta problemática también se repite en la Facultad de Ciencias, donde la colección herpetológica de la académica Madeleine Lamborot se encuentra en peligro. La muestra corresponde a 3.000 especímenes de lagartos de la zona central precordillerana del país recopilados entre 1975 y 2012.
Si bien la profesora Lamborot aún se encuentra haciendo clases para la Universidad, su colección podría perderse tras su retiro. “Entiendo que es una pérdida de conocimiento, sobre todo por la extensión y antigüedad de los lagartos, pero no he recibido el apoyo para hacer un traspaso de las muestras para cuando yo no esté”, mantuvo.
Además, la docente concluyó que “en instituciones internacionales existe una mayor protección a las muestras, por lo que deberíamos apuntar como país a eso”.
Bajo este escenario, el Comité de Colecciones Biológicas espera trabajar en una política universitaria que genere estándares y proteja las colecciones biológicas, en coordinación con las y los investigadores UCH.