“La ONG Oro Negro nace en el año 2000 en la Conferencia de Santiago de Chile. Había países que se disputaban esa conferencia, entonces se llegó al acuerdo de hacerla en Chile porque en Chile no había negros, eso se decía en América Latina y en el Caribe (...) Estuvimos cinco personas allí cuando se dice que en Chile no hay negros, que habían muerto de frío. Entonces, nosotros nos paramos y dijimos que no estábamos muertos”.
Con esta historia fundacional Marta Salgado, ahora presidenta de dicha organización, cuenta cómo se comienza a gestar el trabajo de diferentes colectivos que desde hace más de dos décadas luchan en sus territorios por el reconocimiento estatal del Pueblo tribal afrodescendiente.
Al otro lado de la pantalla, desde Arica, su ciudad de origen, cuenta que la invisibilización histórica de su pueblo ha sido facilitada por el estado de Chile: “Lo que hay es una ignorancia entre comillas (...) Porque en los censos hasta 1830 se contaban a las personas africanas con los conceptos de ‘negro’, ‘zambaigo’, ‘mulato’. Salto atrás, salto adelante; eran varias acepciones que puso el colonizador. Y hasta 1830 se hizo eso, pero no se hacía en Santiago, curiosamente donde vivían más personas afrodescendientes. Entonces, de allí se borra y según el decreto de Chile nosotros, todos, pasamos a ser chilenos, no existían ni los indígenas, ni los negros, como se decía en esa época. Por lo tanto, ahí hace que el país sea una República homogénea, cosa que está muy lejos de ser, porque prácticamente hay doce pueblos indígenas y nosotros como Pueblo Tribal Afrodescendiente chileno estamos en todo el territorio nacional”.
En ese reconocimiento histórico, ¿cómo determina su experiencia de vida ser mujer afrodescendiente?
Mira, el ser afrodescendiente para mí es algo que me enorgullece, porque cuando era niña, yo sufrí discriminación, bullying, hasta que era señorita. Entonces, me insultaban: negra curiche, negra poto de la olla; y, más adelante ya cuando era señorita eran otros los epítetos. Entonces, muchas veces repelía a los chiquillos (risas)… Pero hoy día el orgullo, de ser afrodescendiente, de haber creado estas organizaciones, de este Pueblo Tribal Afrodescendiente. Entonces, la fuerza, la fuerza de la historia, la fuerza de la justicia, la fuerza de desarrollar a las personas que descendemos de los ancestros y ancestras africanas que fueron traídas a los territorios.
En este camino el rol de la mujer ha sido muy importante y han liderado diversas organizaciones ¿cómo ve a la mujer afrodescendiente en este proceso?
Efectivamente el rol de la mujer en todas las épocas ha sido relevante. Justamente el día sábado tuvimos una jornada desde las diez de la mañana hasta las cinco de la tarde, trabajando en todos los ejes programáticos en que nosotras estamos involucradas. Un trabajo de La Red de Mujeres Afrolatinoamericanas, Afrocaribeñas y de la Diáspora. Ahí estuvimos trabajando sobre varios ejes: liderazgo, educación, educación sexual reproductiva, autonomía, autonomía económica, justicia, seguridad, etc. Entonces, a partir de nuestras ancestras… las ancestras… ellas siempre fueron cuidadoras de sus familias y siempre trabajaron la tierra para salir a vender a los mercados, a los hoteles, por lo menos eso pasó acá en la región y seguramente en las otras regiones fue igual. Ellas eran las que llevaban a los mercados los productos que cosechaban y luego los vendían para llevar la mercadería del mes a sus casas. O, si no también hacían trueques, cambiaban su mercadería por otra mercadería que les servía a ellas. Y también, en nuestra cultura como mujeres afrodescendientes existió el matriarcado. Y existe el matriarcado y eso tú lo puedes ver, porque tal como lo expresaste las organizaciones afrodescendientes están lideradas la mayoría por mujeres.
¿Cómo ha sido ese trabajo con organizaciones afrolatinas y afromigrantes?
Nosotros trabajamos con organizaciones, sobre todo de mujeres migrantes, que están en lo que es el concepto ‘de la Diáspora’ en La Red de Mujeres que te mencionaba anteriormente. Sin embargo, también, dentro de las propias regiones y en esta región particularmente nosotros también trabajamos el sentido de apoyo y colaboración con mujeres afrodescendientes, más relacionadas de forma natural que como organizaciones, pero nos relacionamos con ellas. Y además, porque hay que decirlo, hoy día estamos conmemorando los 200 años de la abolición de la esclavitud, pero la esclavitud sigue presente de distintas formas, como ha existido siempre también el trabajo infantil, la prostitución, la trata de personas. Entonces nos vamos enfrentado a esos temas que son la discriminación, el racismo y la xenofobia, de una forma muy tremenda en este país, porque en este país existe la discriminación. Hay gente que dice “no, en Chile no hay discriminación”. No, sí existe y existe para las personas indígenas y para las personas de piel que le dicen negra. Pero, como yo lo digo y es mi posición, la paleta de colores tiene el color negro y el color blanco y ninguna persona tiene esos colores. Por lo tanto, la discriminación es violenta y por eso que hay que trabajar en estos temas.
En abril de 2019 mediante la aprobación de la Ley 21.151, el pueblo tribal afrodescendiente chileno logra el reconocimiento del Estado, ¿qué es lo que faltaría para avanzar en un cambio cultural real y en reconocimiento efectivo?
Todavía hay mucho por hacer. Sí, logramos la ley del reconocimiento, pero esa ley, como decía en mi discurso de esta mañana, esa ley hay que convertirla en política pública porque si no es una letra muerta, nada más. Entonces, cuando hablamos de políticas públicas nosotros estamos trabajando para insertar la historia de los afrodescendientes chilenos en las escuelas de Chile y para eso estamos trabajando en la Unidad de Currículum del Ministerio de Educación (MINEDUC). Ya confeccionamos nuestro reglamento con los abogados del Ministerio de Desarrollo Social (MINDESO) y ese reglamento debería estar listo a fines de agosto o noviembre. Entonces, luego participaremos en la Consulta Previa de Patrimonio con el Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio (MINCAP) para incluir y defender nuestro patrimonio material e inmaterial y natural.