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Debut en un Mundial de Rugby y medalla de plata en los Panamericanos: el increíble año de Francisco Urroz

El increíble año del rugbista y médico U. de Chile Francisco Urroz
El deportista y médico de la Casa de Bello ahora se prepara para disputar el repechaje a los Juegos Olímpicos. Doce selecciones lucharán en junio de 2024 por ganar el único cupo que queda disponible.
El deportista y médico de la Casa de Bello ahora se prepara para disputar el repechaje a los Juegos Olímpicos. Doce selecciones lucharán en junio de 2024 por ganar el único cupo que queda disponible.
“Ingresé a Medicina y compartía estos dos mundos. Cuando estaba más o menos en sexto de la carrera, se dio la posibilidad de profesionalizar el rugby en Chile con la llegada de la franquicia Selknam, el primer equipo profesional chileno, donde se me dio la oportunidad de estar”, afirmó el rugbista
“Ingresé a Medicina y compartía estos dos mundos. Cuando estaba más o menos en sexto de la carrera, se dio la posibilidad de profesionalizar el rugby en Chile con la llegada de la franquicia Selknam, el primer equipo profesional chileno, donde se me dio la oportunidad de estar”, relata el rugbista.
“Llegar al máximo escenario posible para un rugbista y ser parte de ese primer equipo chileno que juega un mundial es un orgullo, una felicidad muy grande”, señaló Francisco Urroz
“Llegar al máximo escenario posible para un rugbista y ser parte de ese primer equipo chileno que juega un mundial es un orgullo, una felicidad muy grande”, señala Francisco Urroz.
La segunda fiesta deportiva que vivió el rugbista este año fueron los Juegos Panamericanos. Desde antes de viajar a Francia soñaba con brillar en este mega evento. Era tal su deseo que apenas terminó su travesía en el mundial empezó a prepararse para Santiago 2023 con el objetivo de subirse al podio. Una vez más Los Cóndores estuvieron a la altura, ganaron la medalla de plata y le regalaron otra alegría a Chile
La segunda fiesta deportiva que vivió el rugbista este año fueron los Juegos Panamericanos. Desde antes de viajar a Francia soñaba con brillar en este mega evento. Era tal su deseo que apenas terminó su travesía en el mundial empezó a prepararse para Santiago 2023 con el objetivo de subirse al podio. Una vez más Los Cóndores estuvieron a la altura, ganaron la medalla de plata y le regalaron otra alegría a Chile.

Un 2023 inolvidable, emocionante y con sabor a triunfo ha tenido el destacado fullback Francisco Urroz. En menos de tres meses, el también médico de la Universidad de Chile marcó junto a “Los Cóndores” dos hitos importantes en la historia del rugby en Chile. En septiembre, la selección nacional participó por primera vez en un mundial de esta disciplina deportiva. El torneo planetario se realizó en esta oportunidad en Francia.

En su debut, el equipo que representa a nuestro país jugó contra Japón, Samoa, Inglaterra y Argentina, todas verdaderas potencias en dicho deporte. Si bien la selección no ganó ninguno de los partidos, tuvo una actuación significativa en el certamen, ya que en las clasificatorias dejó afuera a Estados Unidos, país que había participado en todas las ediciones del mundial desde 1995.

La segunda fiesta deportiva que vivió el rugbista este año fueron los Juegos Panamericanos. Desde antes de viajar a Francia soñaba con brillar en este mega evento. Era tal su deseo que apenas terminó su travesía en el mundial empezó a prepararse para Santiago 2023 con el objetivo de subirse al podio. Una vez más Los Cóndores estuvieron a la altura, ganaron la medalla de plata y le regalaron otra alegría a Chile, ya que es la primera presea que obtiene la selección nacional en Rugby Siete en este torneo.

El éxito sin precedentes que ha tenido Francisco Urroz es fruto de años de esfuerzo, disciplina y mucha perseverancia. Actualmente, el seleccionado está dedicado cien por ciento al deporte, pero no siempre fue así. Desde los 10 años, edad en que empezó a jugar Rugby, tuvo que aprender a compatibilizar los estudios con su carrera deportiva. Sin duda, el periodo más complejo fue cuando cursaba Medicina en la Universidad de Chile y empezó a competir de manera profesional. De hecho, congeló en sexto año porque tenía que realizar el internado y, debido a los viajes, le resultaba difícil atender a los pacientes de forma presencial.

Luego llegó la pandemia, los partidos se suspendieron y aprovechó de terminar la carrera. Cuando la situación epidemiológica mejoró y se retomaron las actividades deportivas, Francisco se reincorporó a Selknam, el equipo base de la selección nacional. Antes de los partidos clasificatorios del mundial trabajó unos meses en la Posta Central y en un Cesfam, pero cuando el entrenamiento se intensificó decidió enfocarse de lleno en la preparación para este mega evento y para los Juegos Panamericanos. Hoy, con medalla de plata en mano, mira para atrás y confirma que escogió el camino correcto.

Con estos importantes logros, el destacado rugbista mantiene vivo el legado del deporte de alto rendimiento que le heredó su familia, especialmente su abuelo del mismo nombre, reconocido futbolista de la Roja, que participó en el Mundial de 1950, y su tía Silvana Urroz, tenista profesional que llegó a ser 117 del mundo, el mejor puesto en singles de una chilena en los registros de la WTA. Su hermana Manuela, que es dos años mayor que él, ha seguido la misma senda. En 2022, jugó junto a “Las Diablas” en el primer mundial de Hockey Césped de Chile y este año ganó la medalla de bronce en Santiago 2023.

“No tuve la suerte de conocerlo. Falleció un poquito antes de que yo naciera. Pero el recuerdo sigue muy vivo. Mi papá me cuenta la historia de él y también he tenido la fortuna de escuchar testimonios de algunos pacientes que me ha tocado atender en el hospital. Ven el apellido y se acuerdan de mi abuelo y me cuentan historias, que lo veían jugar, que era un tremendo jugador de fútbol. Eso es muy reconfortante. Me da mucha felicidad y orgullo de haber tenido un abuelo seleccionado que jugaba fútbol y representaba al país”, afirma el deportista. Por otra parte, respecto a su tía, señala que lamentablemente "tuvo una enfermedad que se la llevó joven. Yo tenía un año y medio cuando falleció, pero mi papá y mis tíos me cuentan muchas cosas de ella, y hay varios recortes de noticias por ahí dando vuelta porque llegó a un muy buen nivel jugando tenis”.

Ahora, el rugbista se prepara para disputar el repechaje a los Juegos Olímpicos. Doce selecciones lucharán en junio de 2024 por ganar el único cupo que queda disponible. No sería sorpresivo que Francisco marcará un nuevo hito, porque los Urroz nacieron para hacer historia.

- ¿Cómo fue la experiencia de participar en el Mundial de Francia?

¡Tremenda! Era algo nuevo para todos, nadie había estado en algo así, sabíamos que era un evento gigante, pero realmente uno no puede dimensionarlo hasta estar ahí. Desde el momento en que llegamos nos dimos cuenta del nivel de torneo que era, el nivel de organización, de gente que seguía el evento, la seguridad que teníamos 24/7, resguardando el equipo. Fue una tremenda experiencia llegar al máximo escenario posible para un rugbista y ser parte de ese primer equipo chileno. Es que un orgullo y una felicidad muy grande.

- ¿Qué marcó la diferencia para que este año Chile por primera vez participara en un mundial de rugby?

Hace más o menos cuatro o cinco años llegó un staff que planteó el alto rendimiento en Chile, que antes no existía, y esto hizo que un grupo se comprometiera con el proyecto y empezara a entrenar de forma seria, semi-profesional en ese momento. Al principio fue difícil, pero finalmente, en el mediano - largo plazo, empezaron a llegar resultados y finalmente se dio que en los partidos definitorios tuvimos un buen desempeño y logramos clasificar al mundial.

- ¿Qué crees que le falta a la selección nacional de Rugby para tener una participación más destacada en futuros mundiales? (Pensemos en grande, en que volverán a clasificar)

Lo que le falta es tiempo de entrenamiento, tiempo en que sean parte de un sistema de alto rendimiento, donde tengan –por así decirlo- exposición a jugar cada vez contra países mejores, en torneos grandes. Finalmente, ese rodaje es el que te da las herramientas para tener una mejor participación o ser más competitivo en este tipo de instancias, porque cuando uno va un mundial no se encuentra con rivales de mediana talla, son todos importantes. Solamente van 20 equipos del mundo. Chile está rankeado 22. Entonces, son todos los partidos difíciles.

- ¿Crees que falta apoyo a nivel nacional, ya sea de parte del Estado o de instituciones privadas?

El apoyo creció enormemente desde la clasificación al mundial y ha sido fundamental. Se han acercado muchísimas marcas que se han comprometido al cien por ciento con el proyecto, y que han permitido el funcionamiento del programa. Pero, sin duda, siempre se necesita más apoyo, tanto de privados como del Estado, porque cuando se complejiza más el programa también se encarece, así que todo el apoyo es bienvenido.

- ¿Cómo fue la experiencia de ganar la medalla de plata en los Juegos Panamericanos?

Buenísima. Antes de partir al mundial conversamos sobre la posibilidad de también estar en los Juegos Panamericanos en Santiago. Yo tenía muchas ganas de participar, quería por lo menos entrenar y ver si estaban las condiciones de jugar seven con el equipo y se dio. Me bajé del avión, pasaron un par de días y me puse a entrenar con el equipo, me sentí bastante cómodo. Finalmente, quedé en la nómina. Es una medalla histórica, la había buscado antes, había participado en dos Panamericanos, pero no se nos había podido dar, así que demasiado feliz de haberla ganado y sobre todo en casa, con todo el apoyo de la gente.

- ¿Cómo fue la preparación para estos dos mega eventos deportivos?

El entrenamiento es cada vez más exigente. Cuando llegó esta estructura más profesional, planteó un desarrollo de los jugadores completo. Se le ofrece un programa de entrenamiento diario constantemente. No es que se entrene tres semanas o un mes para un torneo y después se deje de entrenar, sino que este programa de alto rendimiento, que incluye tanto el quince como el seven, exige a los jugadores entrenar todos los días durante prácticamente todo el año. Hay un par de vacaciones. Pero es un programa completo, donde llegas a las ocho de la mañana y estás saliendo a la una o dos de la tarde. Incluye cancha, pesas, trabajo de kinesiología, recuperación. Es la preparación para estos torneos de alto rendimiento donde se cubren estas diversas áreas, que son fundamentales para la preparación del deportista. Y creo que es el camino, o sea, no se puede competir internacionalmente sin un programa que les exija a los jugadores entrenamiento diario. Esa es la base y el camino que tenemos que seguir.

- ¿Cómo vivió tu familia estas dos fiestas deportivas?

Lo vivieron muy de cerca. El año pasado, cuando yo me estaba jugando la clasificación al mundial de Francia, mi hermana estaba jugando el mundial de Hockey en Holanda. Mis papás fueron a verla. Después clasificamos nosotros y a mis papás les tocaba ir a verme a mí. Por suerte, pudieron acompañarme. Mi hermana se escapó una semana de entrenamiento y me pudo acompañar. También fue mi polola y amigos.

Acá en los Panamericanos un poco lo mismo. Pasó un par de días que los partidos de hockey y de rugby se toparon, porque eran justo el mismo fin de semana. Ahí tuvieron que hacer malabares para pasar de La Pintana al Nacional para cubrir la mayoría de los partidos de los dos. Muy feliz por la compañía de la familia en estos torneos.

Estudiar y ser deportista de alto rendimiento: “Es difícil, pero se puede”

- Medicina es una carrera exigente ¿Cómo lograste compatibilizar los estudios con tu carrera deportiva?

Fue bien difícil desde el comienzo, sobre todo los primeros años, donde pasan contenido un poco más nuevo que no se ve tanto en el colegio. Tuve harto apoyo de la Universidad para mover las pruebas, buscar el momento preciso de las evaluaciones, porque no me podía ajustar al programa que tenían todos mis compañeros, ya que tenía viajes y entrenamiento. Además, tenía que jugar por la Universidad. Entonces, tuve que organizar mucho mis tiempos, dormir poco también. En un momento dormía menos de cinco horas todos los días. Llegaba a mi casa de entrenar a la 23:00 de la noche y no había estudiado nada. Entonces, tenía que estudiar hasta pasado la 1:00 todos los días. Era la única forma. Algo tenía que recortar y el sueño era lo único a lo que podía echar mano.

¿Qué ha sido lo más difícil en esta carrera deportiva?

Compatibilizar estudios con el deporte y, por otro lado, hay que dejar hartas cosas de lado de la vida personal, como salidas familiares, con amigos, con la polola, viajes, etc. para pertenecer a un programa de alto rendimiento. Eso es súper duro, porque generalmente son momentos que no se van a repetir. Es un sacrificio grande que vale la pena y que los deportistas de alto rendimiento tienen que estar dispuesto a dar.

- ¿Cómo recuerdas tu paso por la Universidad de Chile?

Tengo muy buenos recuerdos de la Universidad. Siempre me sentí bastante apoyado, siempre me ayudaron a cambiar las pruebas al momento más adecuado. En La Chile se da mucha vida universitaria, de repente los viernes en la tarde todos mis compañeros se quedaban y yo me tenía que ir a entrenar o tenía un viaje o priorizaba descansar en vez de quedarme. Pero, de igual forma, tengo buenos recuerdos de muchos compañeros con los que sigo en contacto y eso va a quedar para siempre.

Profesionalización del Rugby en Chile

- ¿En qué momento de tu vida dijiste me voy a dedicar al Rugby de manera profesional?

Se fue dando con el tiempo. Ingresé a Medicina y compartía estos dos mundos. Cuando estaba más o menos en sexto de la carrera, se dio la posibilidad de profesionalizar el rugby en Chile con la llegada de la franquicia Selknam, el primer equipo profesional chileno, donde se me dio la oportunidad de estar. Esa fue la primera vez que un equipo profesional chileno iba a tener una liga en casa, así que esa fue la real semi profesionalización o profesionalización del deporte de nosotros, donde tuve que terminar mi último año de internado y participar en este equipo, que se terminó cortando un poco por la pandemia, porque partió en 2020. Jugamos dos partidos y ahí se cortaron, y me dio tiempo de terminar la carrera y retomar después Selknam, cuando ya se reincorporó el deporte. Ahí tomé la decisión de tener una vida más full deporte.

Proyecciones

- ¿Qué desafíos se vienen ahora?

Acaba de terminar el mundial y los Panamericanos. Estoy en proceso de definir mi futuro, pero -por ahora- en el corto plazo voy a seguir jugando seven por un tiempo. Tenemos unos torneos que son repechaje al Círculo Mundial y también tenemos, a mitad de año, el repechaje a los Juegos Olímpicos, que queda un cupo todavía, así que ya estamos retomando la actividad, después de una semana de vacaciones luego de la medalla.

- ¿En Medicina te ves más adelante con alguna especialidad?

Sí, la especialidad que quiero es traumatología. He tenido buena relación con traumatólogos a lo largo de mi carrera deportiva. Es una de las especialidades que más se relaciona con el deportista, así que es un poco seguir la misma línea, ojalá estar siempre bien ligado al deporte.