El plumavit, también conocido como poliestireno expandido (EPS), es un derivado del plástico que es altamente higiénico, no se pudre, no genera moho ni se descompone. Esta característica permite que se utilice como aislante en las construcciones, también como protector de golpes al embalar objetos y protegerlos de las temperaturas, y como recipiente de diversos alimentos de un solo uso. Sin embargo, este plástico voluminoso puede tardar cientos de años en degradarse, convirtiéndose en uno de los mayores contaminantes ambientales pasivos a nivel mundial. A su vez, es difícil de reciclar, por lo que – según cifras de Triciclos Chile- en el país se desechan cerca de 360 millones de toneladas de plumavit al año y se estima que 60 millones provienen de trabajos industriales.
El trabajo de Cristina Acuña y Constanza Cifuentes, creadoras de la empresa Idea-Tec, ambas egresadas de la Universidad de Chile, le da un nuevo uso a este residuo transformándolo en pintura sustentable para el hogar y pisos.
Pintura basada en residuos
“Estudié química porque cuando era chica me gustaba la ciencia en general. Quería estudiar algo científico para hacer un aporte al mundo”, relata Cristina Acuña el comienzo de su amplia carrera profesional ligada al desarrollo e innovación científica. Acuña egresó de química en la Facultad de Química y Ciencias Farmacéuticas de la Universidad de Chile.
“La Universidad siempre me ha parecido muy diversa. Tiene la gracia de que puedes conocer diferentes opiniones y formas de pensar: también, nutrirte de muchas historias. En el fondo sales de tu burbuja rápidamente cuando vives esa experiencia y eso es muy bacán”, destaca sobre su paso por las aulas del plantel, donde también realizó un doctorado en Química, especializándose en fisicoquímica orgánica y estudiando las interacciones intermoleculares de flavanonas y ciclodextrinas
El año 2012 trabajó en la empresa Bioquímica.cl, orientada a la investigación y la enseñanza científica. Acuña lideró proyectos de desarrollo de fertilizantes a partir de desechos y de tratamiento de aguas, experiencia que le sirvió para aprender sobre cómo escalar a nivel industrial las labores desempeñadas, además de la importancia de la química en resolver problemáticas ambientales.
No fue hasta el año 2014 que, junto a su compañera Constanza Cifuentes, decidieron embarcarse en crear una iniciativa que resolviera un problema importante. La también egresada de química trabajaba en una empresa de control industrial en el norte del país, donde visualizó en terreno la cantidad de residuos que se almacenaban y que contaminaban la zona.
Fue ahí cuando ambas comenzaron a visitar diferentes puntos limpios, y se dieron cuenta que el plumavit no era reciclable, por lo que iba directo a la basura. Como primera etapa, investigaron bibliografía respecto al poliestireno expandido desde un aspecto científico. Allí descubrieron que "más del 95% del material del plumavit es aire", entonces vieron que "se le podía sacar y transformarlo en una sustancia pegajosa muy parecida a la miel.
"Lo primero que tratamos de hacer fue convertirlo en pegamento”, cuentan, idea que no llamó mucho la atención de las personas. El segundo intento fue crear un barniz, pero este con el tiempo se empezaba a despegar de la superficie al tiempo.
Todos los documentos que estudiaron ambas se asociaban también a la pintura, por lo que optaron por seguir ese camino a pesar de no tener conocimientos sobre el área. “Le pedimos a una persona en el mundo de las pinturas que nos enseñara la teoría básica y también una parte más práctica de cómo se podía hacer por lo menos en el laboratorio. Estuvimos varios meses con ella trabajando para poder desarrollarla. A fines del 2015 recuerdo que logramos tenerla, y yo estaba súper impresionada que pudiéramos hacer pintura en base a los residuos de un material plástico”, señala Acuña.
La siguiente etapa era definir qué tipo de pintura querían crear. Tuvieron la suerte de coincidir con una persona ligada al mundo de la vialidad de las carreteras, quien empezó a tantear con diferentes personas empresas la factibilidad del producto: “Funcionaba bastante bien y empezamos a trabajar en pintura para piso”.
El mercado de las pinturas es competitivo, en consecuencia, debieron aventurarse en la etapa comercial para despertar el interés del producto en el público. Tuvieron un gran recibimiento, logrando de esta forma escalar productivamente el negocio mediante el desarrollo de una máquina industrial. Aquello requirió del trabajo en conjunto con otras áreas diferentes a la química.
Así, Idea-Tec busca crear tecnologías de reciclaje usando la ciencia e innovación como herramientas de transformación, de manera que da valor agregado a los desechos que hoy terminan en su gran mayoría en rellenos sanitarios. Los productos ayudan a reducir además la huella de carbono. Además de pinturas para piso y demarcación, ampliaron la gama de sus productos al hogar.
Mercado internacional
Acuña y Cifuentes patentaron la tecnología de su producto para que esta fuera utilizada en algunos países de Europa como Alemania, Francia, España y Reino Unido, además de Chile.
“La patente nos da los derechos de la tecnología, porque es única, lo que nos permite eventualmente poder licenciarla y transferirla para que sea usada en cualquier parte. Patentar es súper importante cuando tienes tecnologías nuevas, y que además sirven en todo el mundo. Residuos de plumavit hay en todas partes y también se necesita pintura”, explica la química.
Actualmente, las metas que tiene el equipo de Idea-Tec es seguir creciendo mediante el desarrollo de nuevos productos, y encontrar formas de hacer llegar el negocio al resto del mundo.
La ciencia como una forma de crear el mundo que quieres
Acuña dice que le encanta ser científica, ya que es una herramienta para poder solucionar problemas y crear el mundo que quieres. La ciencia permite transformar una cosa en otra, expandiendo los límites preestablecidos. “Nadie hubiera pensado que al plumavit lo puedes convertir en pintura”, pronunció.
Asimismo, la motiva el hecho de que su trabajo puede ser utilizado como ejemplo para niñas, jóvenes y mujeres que se interesen en las carreras científicas y se inspiren a convertir otros objetos en nuevos elementos. “Me parece fascinante poder dejar un granito de arena en este mundo”, finaliza.