A casi dos meses de su estreno a nivel internacional, la nueva película del estudio de animación Pixar se ha consolidado como una de las cintas más exitosas del año. Con más de $800 mil dólares de recaudación a nivel global hasta el momento, según datos del sitio IMDbPro, ha sido calificada como todo un éxito. Chile no ha sido la excepción a este fenómeno, ya que se ha reportado más de 1 millón 253 mil espectadores en las salas de cine locales tan solo en su primera semana.
La creciente popularidad de la secuela de Pixar no solo se ha expresado en una mayor asistencia a los cines, sino que también ha despertado interés por la salud mental y cómo manejamos nuestras emociones. Así lo plantea la directora del Núcleo Milenio para mejorar la Salud Mental de Adolescentes y Jóvenes (Imhay), Dra. Vania Martínez, quien tras ver la película quedó satisfecha con su enfoque. “Creo que el principal mensaje debiera ser el rol que tienen las emociones en sí (…) Se muestra que todas las emociones, presentadas en su justa medida, tienen su rol. Pienso que es algo que puede ser una buena enseñanza para el público general”, valora la también académica de la Facultad de Medicina de la U. de Chile.
Gabriela Huepe, socióloga y académica del Departamento de Psiquiatría y Salud Mental de la Universidad de Chile, agrega que al apuntar a un público familiar permite abrir estos temas y conversarlos de forma más clara, aludiendo a la forma en que cada emoción se manifiesta y distingue una de otra. “La gestión de estas emociones ahora están gráficamente puestas hasta con vestimenta y color para poder nombrarlas (…) No está tan instalado que en la familia se hable de sus emociones y en la medida que esto se instala ahora con nombre, color y personajes se puede facilitar la conversación”, destaca.
Desde un aspecto técnico, la película nos sitúa en la mente de Riley Andersen, protagonista de la primera entrega, quien tras cumplir 14 años llega a su pubertad. Aquí la secuela aborda esta situación como una transformación, donde las viejas emociones de la primera entrega, Alegría, Tristeza, Furia, Temor y Desagrado, deben afrontar la llegada de nuevas emociones, como Envidia, Ennui (aburrimiento), Vergüenza y Ansiedad.
Al respecto, la Dra. Martínez hace la aclaración que estas nuevas emociones presentes en la película son en realidad pensamientos que se vinculan a emociones, y que son objeto de debates a nivel académico. Esto marca un contraste con las emociones presentes en la primera película, que son consideradas básicas y más innatas en todas las culturas. “Hay distintos autores y distintas formas de decir que estas son emociones. Pero no hay un consenso general”, puntualiza la directora del Imhay.
Los aciertos e imprecisiones Intensamente 2
Intensamente 2 destaca por adaptar conceptos propios de la psicología dentro de su historia, aspectos que tanto la Dra. Vania Martínez como la profesora Gabriela Huepe reconocen en varias de las escenas que la película presenta. Sin embargo, mientras algunos de los contenidos son valorados por ambas académicas otros les resultan debatibles. Uno de los puntos cuestionados dentro de la película es sobre las “Islas del Pensamiento” de la primera película. Aquí, la controversia surge no en su concepto como áreas clave, que es avalado desde una perspectiva psicológica, sino en cómo se manifestaban durante la adolescencia de Riley, siendo el área de la familia mucho más reducida e incluso inexistente.
Al respecto, la Dra. Vania Martínez señala que no es apropiado creer que durante la adolescencia la familia pasa a un segundo plano, sino que es todo lo contrario, ya que influye de manera significativa sobre el o la adolescente. “Las investigaciones que nosotros hemos hecho en el núcleo Milenio muestran que la familia todavía tiene mucha importancia”, destaca la psiquiatra y académica de la Facultad de Medicina de la U. de Chile.
Coincide con esta visión la profesora Gabriela Huepe, quien subraya el aporte que tienen las familias sobre los adolescentes en su proceso de desarrollo, algo que la película dejó de lado. “Los pares y las amistades tienen un rol más importante que la familia en la adolescencia, eso es sabido. Pero la base la entrega desde chiquitito la familia. Entonces, yo hubiera dado una preponderancia mayor para las familias” sugiere la socióloga.
A la vez que hay elementos debatibles, también existen bastantes aciertos que son destacados por ambas especialistas. La Dra. Martínez, en particular, avala cómo la película presenta lo que son las creencias y la construcción del sí mismo, un punto central dentro de la trama, y que es representado por un orbe en forma de flor que agrupa distintos recuerdos. “Está bien puesto cómo las creencias se construyen a partir de diferentes experiencias que uno va teniendo, lo que uno escucha o cómo uno lo vive (…) También cómo se van complejizando, cómo se ve que en la adolescencia van pasando de un pensamiento que es más concreto hacia uno más abstracto”, destaca la directora del Imhay.
Entre aciertos e imprecisiones, la Dra. Martínez finalmente ve en esta película un gran aporte en la divulgación de la salud mental, un tema que ha logrado instalarse en la discusión social de forma paulatina, pero que todavía requiere de una mayor apertura. “Permite que distintas generaciones puedan conversar acerca de estos temas y cómo lo ven. Obviamente, no es una película para aprender neurociencia porque está muy simplificado en algunos elementos (…) Pero sin duda puede ser un aporte”, puntualiza.