“Siempre estamos pensando en qué podemos hacer para abordar las debilidades que vamos identificando, para eso estos procesos son maravillosos. Y también, aunque suene a cliché, nos permiten sostener aquellas cuestiones que van bien y que la Universidad debe ir fortaleciendo. Es un desafío muy bonito, así es que estoy contento de poder apoyar”, señala Rodrigo Fuster, ingeniero agrónomo de la Universidad de Chile, magister y doctor en Ciencias y Tecnologías Ambientales de la Universidad Autónoma de Barcelona.
Durante su carrera académica, además de docente, ha sido jefe de la carrera de Ingeniería en Recursos Naturales Renovables, director Académico de la Facultad de Ciencias Agronómicas y, actualmente, es el director de Investigación en la Vicerrectoría de Investigación y Desarrollo. Con toda esta experiencia, integra la subcomisión de investigación, creación e innovación en el marco de la autoevaluación para la Acreditación Institucional, que desarrolla por cuarta vez nuestra institución.
Sobre el encargo que han recibido quienes integran las subcomisiones, el profesor Fuster dice que se está elaborando “una buena radiografía de cómo estamos y de lo que hacemos para ser coherentes con lo que nos hemos propuesto”. En esta línea, entiende el proceso de autoevaluación para la acreditación “como un camino de mejora, un plan de acción, un proceso de análisis”. Y sobre lo que vendrá el próximo año, la socialización del informe, la visita de pares evaluadores y el dictamen de la Comisión Nacional de Acreditación, plantea que es una oportunidad para “mostrar lo que somos y lo que estamos haciendo en coherencia con nuestro plan”.
- ¿De qué manera la subcomisión de investigación, creación e innovación ha realizado este trabajo?
Se estableció una estructura con tres partes, donde hay una secretaría técnica, que es la que está levantando datos, haciendo los análisis. Después viene una comisión redactora, que también está en estrecha relación con esta secretaría técnica, y tenemos luego el lugar donde se dan los lineamientos, se hace la revisión del documento y el análisis más crítico. Ahí están invitados representantes de las diversas vicerrectorías, hay participación de académicos y académicas desde las distintas disciplinas, pero también de personas con mucha experiencia, líderes de centros, premios nacionales y también investigadores e investigadoras que están en sus etapas iniciales. De esta manera, buscamos tener una mirada lo más amplia y crítica del documento que emana de la comisión redactora.
- ¿Qué ha sido lo más interesante de estos meses de trabajo para usted?
Siempre es interesante ir entendiendo la situación en la que estamos. Básicamente, nosotros tenemos dos grandes criterios. El primero son todos nuestros instrumentos, políticas, y el segundo son nuestros resultados. Entonces cuando haces el análisis, pones los datos, te comparas contigo mismo y te comparas con el ecosistema, uno va entendiendo situaciones, por qué están pasando ciertas cosas, dónde estamos mejorando, dónde hay que poner la alerta y eso es súper interesante. Además, estamos en una permanente conversación. Vamos pensando y discutiendo sobre la manera en que hemos evolucionado. Por ejemplo, respecto de los procesos de adjudicación de un concurso, y eso tiene que ver con el financiamiento. El proceso de analizar y revisar nuestras políticas y nuestras acciones es, sin duda, interesante.
En el proceso anterior recién estábamos haciéndonos cargo de observar con criterios de género aquello que hacíamos y se implementaron acciones desde la Vicerrectoría para favorecer los géneros menos representados. Entonces, uno empieza a ver que hay cierta nivelación de esas asimetrías que veíamos hace un tiempo atrás. Cosas en ese estilo empiezan a aparecer y es interesante, porque significa que los esfuerzos que estamos haciendo contribuyen a la reducción de brechas.
También aparecen cosas en otro sentido, cuando uno identifica un problema porque se retiran investigadoras o investigadores altamente productivos por la ley de incentivos ¿Cómo eso nos impacta? Y se cruzan políticas, porque desde la Dirección de Desarrollo Académico hay un impulso fuerte para acompañar las carreras académicas, fomentar la incorporación de académicas y académicos jóvenes en distintas facultades, pero también esos son criterios de las facultades. Entonces ¿cómo aunamos políticas para que efectivamente se genere una distribución más equilibrada? Porque si tenemos muchos académicos en edad de jubilación, y se retiran muchos de una vez, ¿qué es lo que pasa con esas líneas de investigación?
Este proceso de acreditación es muy importante porque es el espacio que nos damos para mirarnos seriamente y decir: ‘así estamos’. Entonces, empiezan a surgir ideas sobre lo que deberíamos hacer y la motivación que uno tiene por hacer de esta una institución mejor, independiente del proceso de acreditación. Es necesario mirarnos, porque necesitamos siempre estar pensando cómo mejorar para cumplir nuestro rol de apoyo para resolver los problemas de nuestro país.
- ¿Cuáles han sido los desafíos con los que se han encontrado?
Somos una universidad muy diversa, entonces tenemos algunas facultades que son súper robustas en todos sus indicadores de investigación e innovación, y otras facultades que están en un proceso de desarrollo. Entonces, hay que evaluar el impacto que tienen nuestros programas de estímulo en facultades que son más pequeñas y que tienen indicadores más bajos.
- ¿Cuál es la responsabilidad que siente al integrar esta subcomisión de investigación?
Somos la universidad pública nacional y tenemos nuestra historia y nuestro futuro ligados al desarrollo del país. Me siento tremendamente responsable de que uno de los ejes fundamentales que hacen compleja esta universidad sea la investigación, la creación artística y la innovación, siempre al alero del rol público que tenemos. Entonces, independiente del éxito comparativo con otros, creo que tenemos la responsabilidad de hacer la mejor investigación, creación artística e innovación posible para abordar los desafíos que tenemos como país y como sociedad global.
Es difícil hoy pensarse solo a nivel nacional. Por ejemplo, los académicos que fueron capaces de crear un sistema de muestreo del COVID mucho más barato que se puede implementar en países con menos recursos. Así, hay múltiples ejemplos de investigaciones que trascienden al país. Como resumen, siento la responsabilidad de mantener a la Universidad de Chile cumpliendo su rol al más alto nivel. Los profesionales que estamos formando en todas las disciplinas están vinculados a académicos o académicas que hacen investigación y que llevan esa investigación a los procesos de formación, y eso no lo pueden decir todas las instituciones de educación superior. Entonces ¿es importantísimo? Por supuesto que sí. Es estar en la cresta de la ola, donde suceden las investigaciones y llevarlo al aula en el pregrado, en el postgrado, formando nuevos investigadores.