Llaman a la acción para salvar a esta especie endémica de Calama

Esperanza para la Ranita del Loa: Los esfuerzos de conservación tras el incendio que devastó su hábitat

Esperanza para Ranita del Loa: conservación tras incendio de hábitat
incendio
El hábitat de la ranita del Loa, devastado por el incendio del 12 de julio, muestra los estragos en Las Vertientes, su único refugio en el desierto de Atacama.
incendio
A pesar del devastador incendio, los investigadores creen que las ranitas del Loa están a salvo bajo el agua o enterradas en el fango, resguardándose del peligro.
profe
La ranita del Loa (Telmatobius dankoi) es una especie endémica de Calama, cuyo hábitat natural es un oasis en el corazón del desierto de Atacama, el más árido del mundo. El nombre de la especie, "dankoi," rinde homenaje al profesor Danko Brncic, pionero de la genética en la Universidad de Chile y Premio Nacional de Ciencias en 1987.
profe
"En el Centro de Biodiversidad y Conservación El Loa se están generando las condiciones para poder mantener individuos ahí para reproducirlos y que esos individuos sirvan de semilla para ir liberando las larvas y empezar a repoblar los lugares", dice el profesor Marco Méndez, académico del Departamento de Ciencias Ecológicas de la Facultad de Ciencias de la U. de Chile.

El pasado 12 de julio, un incendio en el sector conocido como Las Vertientes, en Calama, devastó el único hábitat natural de la ranita del Loa (Telmatobius dankoi), una especie en peligro crítico de extinción. A pesar de la tragedia, los esfuerzos de conservación y las acciones inmediatas brindan esperanza para su supervivencia.

La ranita del Loa es uno de los vertebrados más amenazados de Chile y del mundo. Esta especie habita exclusivamente en este oasis en el desierto de Atacama, en la Región de Antofagasta. La ranita depende completamente de este hábitat acuático para todas las etapas de su vida.

En la actualidad, la especie está clasificada como en Peligro Crítico de Extinción por la Lista Roja de Especies Amenazadas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). Durante mucho tiempo se creyó extinta, sin embargo, hace cinco años un grupo de investigadores descubrió 60 ejemplares con vida, aunque en muy mal estado de salud, por lo que fueron trasladados al Zoológico Metropolitano de Santiago, donde viven actualmente.  

En una expedición reciente, liderada por el profesor Marco Méndez, académico del Departamento de Ciencias Ecológicas de la Universidad de Chile, se confirmó la presencia de seis ejemplares y una larva en su hábitat natural. “El descubrimiento de estos ejemplares nos brinda esperanza. A pesar de que el ambiente probablemente está intervenido, todavía puede mantener la población”, señaló Méndez en enero de este año.  

Sin embargo, el incendio ocurrido hace unos días representa un nuevo desafío para la conservación de la especie. El profesor Méndez expresó su preocupación, pero también una actitud esperanzadora: “Aunque el lugar está afectado, no tenemos elementos para decir que las ranas están perdidas. Las ranitas probablemente están enterradas en el fango resguardándose”.

Francisca Oliva, Coordinadora del Centro de Biodiversidad y Conservación El Loa (CENByC), quien trabaja junto al profesor Mendez, describió los esfuerzos que se están realizando en terreno: “Se quemó en un 100% toda la vegetación, pero no hemos encontrado ranas muertas, lo que nos da esperanza. Continuaremos con las labores de limpieza y monitoreo para evitar un ambiente anóxico que pueda afectarlas”. 

El Centro está ubicado en el Parque el Loa, en dependencias del Museo de Historia Natural y Cultural del Desierto de Atacama. Aquí la Universidad de Chile está presente también a través de un convenio de colaboración con la Municipalidad de Calama. Además, los asesores científicos del Centro son el profesor Méndez y Gabriel Lobos, investigador de la Facultad de Ciencias Veterinarias y Pecuarias de la Casa de Bello. 

La capacidad del centro en Calama para recibir y cuidar a las ranitas es una de las principales fortalezas en esta crisis. “Se obtuvieron todos los permisos para mantener la crianza exitosa de la rana, y ya hay personal capacitado y condiciones adecuadas para su cuidado”, afirmó Méndez. El centro está equipado con instalaciones específicas para mantener a las ranas en cuarentena y asegurar su salud, antes de reintroducirlas a su hábitat.  

Además, se está evaluando la posibilidad de trasladarlas a la quebrada Ojo de Opache, hoy Santuario de la Naturaleza, cuyas características ambientales son similares a las del hábitat natural de esta especie. Este lugar ha sido preparado anteriormente para recibir a las ranitas y podría ser una solución viable para asegurar su supervivencia.

Francisca Oliva agregó que el centro está incluso criando la comida necesaria para las ranitas: “Estamos criando grillo negro y cucarachas moteadas para ofrecerles a las ranitas cuando lleguen. Ya tenemos de todos los portes para poder ofrecerles el alimento adecuado”. Aseguró, además, que está todo listo también para recibir a fin de mes a parte de las ranitas salvadas en 2019, que actualmente viven en el Zoológico de Santiago.

“A pesar de la devastación, hay signos de resiliencia en el ecosistema. La vegetación volverá, es una vegetación muy resiliente. Hoy vimos que los juncos están creciendo, lo que es un buen indicio”, comentó Oliva Godoy. 

El esfuerzo conjunto de instituciones como el Zoológico Nacional, el Centro de Biodiversidad y Conservación El Loa, y la Universidad de Chile asegura un futuro esperanzador para esta especie única. “En medio de la desgracia, siempre hay oportunidades de mejora. Estamos avanzando con una infraestructura disponible y personal entrenado”, concluyó Méndez,  también investigador del Centro de Ecología Aplicada y Sustentabilidad (CAPES). 

Este evento subraya la importancia de la conservación y la resiliencia de los ecosistemas ante desastres naturales, reforzando el compromiso de la Universidad de Chile con la protección de la biodiversidad. La comunidad científica y las instituciones involucradas continúan trabajando incansablemente para asegurar la supervivencia de la ranita del Loa y preservar su hábitat natural.