El Comité por la Sustentabilidad de la Universidad de Chile, recibió recientemente a Edwin Roberto, director de Entorno Saludable y Sostenible de la Universidad de La Sabana, Colombia, para compartir el quehacer de la institución pública en relación con los desafíos socioambientales, vinculado con su visión estratégica que es pensar la sustentabilidad desde los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) para construir una sociedad más justa, sostenible, resiliente e inclusiva, y donde la sinergia y cooperación es indispensable.
Edwin Roberto visita nuestro país a raíz del programa de intercambio de MetaRed S, que recoge a diversas instituciones universitarias para poder compartir experiencias y buenas prácticas en el desarrollo de los campos sostenibles.
En la Universidad de La Sabana, Roberto junto al equipo que conforma el Comité de Sostenibilidad Ambiental, ha desarrollado 22 proyectos enmarcados en aspectos ambientales del campus, como la educación ambiental, sustancias químicas, residuos, agua, energía, aire, ruido, suelo e infraestructura, entre otros.
Su labor como director tiene tres principales ejes: seguridad del campus, salud pública de la comunidad universitaria y sostenibilidad para asegurar el desarrollo sustentable de la entidad. “Toda esa gestión que hago es porque tenemos la intención de que seamos el campus más sostenible del país, por lo que la universidad invierte muchos esfuerzos, y el alto gobierno está muy comprometido en apoyar y brindar los recursos para que eso se pueda dar”, expresó.
Además, el desarrollo sostenible es la quinta prioridad estratégica de la casa de estudios colombiana, por lo que han establecido cuatro retos a trabajar: certificar a la universidad en carbono neutralidad, crear sistema de gestión “Basura Cero”, participar en el ranking mundial GreenMetric que evalúa el desempeño ambiental de las universidades, y evaluar el impacto ambiental presente y futuro.
De esta forma, la institución ha demostrado su compromiso para prevenir y mitigar los efectos del cambio climático a nivel local y nacional.
-¿Por qué postuló a la Universidad de Chile para realizar este intercambio?
He conocido más que todo el trabajo de las universidades privadas, entonces cuando salió la convocatoria, la directora me dijo “mire está la oportunidad para que usted conozca una universidad, primero pública, y segundo, ubicada en el extranjero. Para recoger así otras perspectivas y formas de gestionar las acciones en cuanto a lo que hacemos en Colombia.
-¿Cómo ha sido su experiencia conociendo el trabajo que realiza la U. de Chile en sustentabilidad?
Estuve conociendo diferentes campus, me he entrevistado con varias personas y me han contado todo lo que hacen en materia de gestión del agua, de los residuos, en temas de transporte y movilidad sostenible, educación, investigación para la sustentabilidad, energía, cambio climático, infraestructura y también en la gobernanza de lo que es sí la sustentabilidad. Hemos hecho este intercambio en doble vía, ellos me cuentan justamente todo lo que han hecho en una Universidad tan robusta como esta, y yo les cuento lo que hacemos en Colombia en mi casa de estudios, que es más bien joven, tiene 44 años desde su fundación, y dispone de un único campus. Lo que queremos es aprender de estas universidades que ya tienen un recorrido avanzado, como la U. de Chile, para adquirir y adaptar esas buenas prácticas al desarrollo de nuestra gestión y así mejorarla.
-¿Qué impresión le ha dejado este encuentro de saberes en Chile?
Me ha sorprendido significativamente la forma en que los estudiantes participan de los elementos de sustentabilidad, cómo han logrado estructurar el equipo, además del diseño de las políticas y los planes. En la U. de La Sabana lo hacemos, pero veníamos guiándonos más en función de cumplir con rankings, sellos y certificación. Pero aquí se evidencia la estructura estratégica no por cumplir con ello, sino porque realmente forma parte del plan.
-En la Universidad de La Sabana llevaron a cabo 22 proyectos relacionados con la sostenibilidad ambiental. ¿Cuáles han sido los resultados tangibles de ello en la institución?
Tenemos seis líneas de trabajo: energía, entorno, infraestructura, agua, residuos, movilidad sostenible y educación e investigación. La Universidad de La Sabana no está conectada al alcantarillado del municipio donde estamos, sino que el agua va a parar directamente al Río Bogotá, que pasa cerca. Tenemos plantas de tratamiento para limpiarla, por lo que ahora ya no entregamos el vertimiento al río, y ese lodo que queda se convierte en compostaje. Hacemos un reúso y un reciclaje del agua tratada, así que las mismas plantas de tratamiento de aguas se convierten para la universidad en escenarios de laboratorio para los docentes. Además, implementamos paneles de energía solar para darle sustento y mitigar un poco el uso de la energía en Colombia.
Asimismo, los estudiantes participan en acciones de voluntariado como la siembra de árboles; realizamos alianzas con organizaciones en materia de residuos, ejecutamos el sistema de gestión llamado “Basura Cero” que nos ayuda a facilitar que la recolección de residuos sea adecuada desde el origen. Existe una red de puntos limpios, cuyos desechos llegan a un centro de acopio donde hay una asociación de recicladores que los toman, los monetizan y con ello pueden sustentar sus hogares. Las tapas plásticas, por ejemplo, se las entregamos a la fundación “Tapas para Sanar”, ellos obtienen ganancias y posteriormente se convierte en apoyo para niños con cáncer. Con ello ocurre el proceso de simbiosis industrial, donde otros se ven beneficiados de lo que para nosotros es un residuo.
-Su Universidad se ha propuesto desafíos en el ámbito ambiental, como la certificación en carbono neutralidad. ¿Cómo están avanzando en ello?
Fue necesaria una alineación estratégica, y asignación de recursos tanto presupuestarios como de personas, ya sean propios de la universidad o aquellos que logramos a través de cooperación internacional. Con eso sacamos las acciones adelante, por ejemplo, la carbono neutralidad.
Nuestra meta institucional más cercana es ser carbono neutral para el 2030. Ya hicimos todos nuestros inventarios de gases de efecto invernadero, tenemos clara cuál es nuestra huella de CO2 anual, la que es compensada a través de la siembra de árboles. También la alta gerencia ha apoyado mucho el proceso, y de hecho la sustentabilidad hace parte de una de las cinco prioridades estratégicas de la Universidad. Eso ayuda mucho a que se impulse ese compromiso institucional en todas las acciones, y que seamos un ejemplo para poder formar ciudadanos para la sociedad.
-¿Cómo ve usted estas instancias de colaboración entre universidades de Latinoamérica, especialmente en temas de sostenibilidad?
Me parece que es una de las oportunidades que la U. de La Sabana tiene para poder seguir fortaleciendo acciones, y construyendo redes. Reitero la labor de la Universidad de Chile, ya que hemos tomado de ejemplo muchas cosas en las que no hemos trabajado para poder también gestionar las acciones y tener claro un norte hacia dónde dirigirnos. También los procesos de participación estudiantil que ya te mencioné. Queda agradecer por el espacio y la forma tan abierta con la que me han contado las cosas. Todos tenemos muchos retos, fortalezas y oportunidades, pero también de eso se trata, de entender las dinámicas de las diferentes universidades, y los retos particulares que nos unen.