A 70 años del reconocimiento a la intelectual

La historia del primer Doctor Honoris Causa de la U. de Chile otorgado a Gabriela Mistral

El primer Doctor Honoris Causa de la U. de Chile otorgado a Mistral
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Tras 16 años de ausencia, el 9 de septiembre de 1954, Gabriela Mistral retornó al país, invitada por el Gobierno de Chile para honrarla y otorgarle el título Doctor Honoris Causa de la Universidad de Chile al día siguiente. Una instancia de gran expectación, tras convertirse en 1945 en la primera chilena y latinoamericana en recibir el Premio Nobel de Literatura.
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Gabriela Mistral junto al ministro de Educación, Óscar Herrera Palacio, al recibir el homenaje Doctor Honoris Causa. La imagen pertenece al Legado Mistral de la Colección Archivo del Escritor-Biblioteca Nacional de Chile.
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El 10 de septiembre de 1954, Gabriela Mistral llegaba a la Casa Central de la Universidad de Chile. “Arriba flameaban las banderas de los 21 países americanos, sobre las cabezas del Cuerpo Diplomático”, se lee en el número 106 de la revista Anales de la Universidad de Chile.
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“Me siento profundamente conmovida y honrada por el alto honor que esta ilustre Universidad me ha concedido, grado demasiado importante para una simple y antigua maestra rural. Siempre he tenido en alta consideración a esta Universidad Mater que me hospeda en este día y hago votos para que su futuro sea siempre tan claro y brillante como ha sido su pasado”, fue del discurso de Mistral.

Tras 16 años de ausencia, el 9 de septiembre de 1954, Gabriela Mistral retornó al país, invitada por el Gobierno de Chile para honrarla y otorgarle el título Doctor Honoris Causa de la Universidad de Chile al día siguiente. Una instancia de gran expectación, tras convertirse en 1945 en la primera chilena y latinoamericana en recibir el Premio Nobel de Literatura, hito que llevó a que ciudadanas y ciudadanos esperaran por largas horas a la poetisa. Mistral viajó en barco por el país y en cada puerto en que arribó, fue recibida entre vítores de una multitudinaria congregación de personas para presenciar por leves minutos el pasar de la poeta. 

En el número 106 de la revista Anales de la Universidad de Chile, realizado por completo en homenaje a la poetisa, Luz Machado de Arnao, poeta y ensayista venezolana, describió con singular detalle la visita de Gabriela Mistral en 1954. “Las Municipalidades le dieron medallas de oro en recuerdo, los escolares la rodearon, el pueblo la redescubría. Santiago estaba esperándola con la declaración oficial de día festivo (...) en Estación Central se congregaron alrededor de cien mil personas y a lo largo de la Alameda, la ciudadanía le entregaba homenaje y entre vítores le regaba flores”. En la ocasión, el ministro de Educación de la época, Óscar Herrera Palacios,  fue a recibirla acompañado de altos funcionarios.

El pueblo de Chile espera a Gabriela Mistral

En un auto descapotado y escoltada por tres radiopatrullas de Carabineros, Gabriela Mistral se dirigió con una comitiva hasta el centro de la ciudad donde la esperaban personas de diversas edades, lugares y clases sociales. Junto al vehículo, un desfile de huasos a caballo y de escolares de distintos liceos de la ciudad acompañaban a Mistral. Al llegar, el intendente Santiago Danús Peña, le dio la bienvenida junto con la alcaldesa María Teresa del Canto. 

Su primera parada de esta ruta la llevó al palacio de la Moneda, donde la esperaba el presidente Carlos Ibáñez del Campo, a quien había criticado por intervenir en el primer gobierno de Arturo Alessandri Palma en 1924. En este sentido, Alicia Salomone, académica del Departamento de Literatura de la Facultad de Filosofía y Humanidades señaló que la poeta siempre se mantuvo fiel a su pensamiento antimilitarista. “Gabriela estaba muy enfrentada al presidente Carlos Ibáñez del Campo, desde su primer gobierno de estilo autoritario”.

Tras llegar, la Premio Nobel fue conducida al Salón Blanco y acompañada del jefe de protocolo descansó brevemente de su largo viaje, posteriormente, en el Salón de Honor fue recibida por el Presidente, ministros de Estado, entre otras importantes figuras políticas con las que compartió unos breves minutos. En la instancia, la alcaldesa la declaró Huésped Ilustre de la ciudad y con una ovación en Plaza Constitución, el canciller Roberto Aldunate, presentó a Gabriela Mistral al pueblo de Chile en uno de los balcones. 

Esta recepción sería la antesala de lo que sucedería al día siguiente en la Casa Central de la U. de Chile, un hito para la historia del plantel que entregaría por primera vez un Doctor Honoris Causa. 

Universidad de Chile recibe a Gabriela Mistral

Al día siguiente, acompañada por el ministro de Educación, el Rector Juan Gómez Millas, el decano de la Facultad de Filosofía, el secretario General de la Universidad de Chile y su secretaria, Gabriela Mistral llegaba a Casa Central de la Universidad de Chile. “Arriba flameaban las banderas de los 21 países americanos, sobre las cabezas del Cuerpo Diplomático”, se lee en el número 106 de la revista Anales de la Universidad de Chile.

Como explica la académica del Departamento de Literatura de la Facultad de Filosofía y Humanidades, “con ocasión de la última visita de la poeta a su tierra natal, en 1954, la institución decide sumar su propio lauro, otorgándole el primer Doctor Honoris Causa. Se premiaba con ello no solo a una poeta de relevancia mundial sino también a una mujer cuyo compromiso con la educación popular, la justicia social, la democracia y los derechos humanos la habían convertido en un faro intelectual y ético para Chile, América Latina y el mundo”.

Al ingresar a la Casa Central, fue recibida por una ovación. La honorable ceremonia se realizó en el Salón de Honor, donde un Coro Universitario cantó melodías con poemas suyos. El discurso de ofrecimiento del acto y de la distinción académica fue pronunciado por el decano de la Facultad de Ciencia y Artes Plásticas, Luis Oyarzún. “La Universidad de Chile se honra hoy recibiendo a Gabriela Mistral, una de las encarnaciones más altas y puras de la humanidad americana. ¡Cuántas veces se oyeron en esta Casa, abierta a todos los entusiasmos espirituales, voces que provenían de ella y que nos animaban a ennoblecer nuestras empresas, aun aquellas aparentemente alejadas del cálido lenguaje de su poesía!”, leyó el intelectual.

“Los ojos vagaban algunos minutos sobre el auditorio y caían en el orador. A ratos, los cerraba, como si apretara lágrimas. Cuando llegó el momento en que se le entregaba el título la multitud se puso de pie y aplaudió largamente”, detalló Luz Manchado de Arnao en la revista Anales de la Universidad de Chile. En ese momento, el Coro Universitario comenzó a cantar la canción nacional, mientras el Rector y el ministro de Educación la abrazaban efusivamente, instancia en que a la Premio Nobel se le empañaron los ojos de la emoción.

“¡Gabriela Mistral! El honorable Consejo Universitario os ha concedido el grado de Doctor Honoris Causa. Es la más alta distinción que otorga la Universidad de Chile y es la primera vez que lo hace. El título es regalo con el don de la poesía para que iluminaseis nuestras vidas. Bellezas inefables habéis puesto en el cantar de los niños, en el amor de los adolescentes, en las tareas de los mayores”, señaló el Rector Juan Gómez Millas en aquel momento.

Según el recorte de prensa del Diario Ilustrado, Gabriela Mistral respondió con sencillez. “Me siento profundamente conmovida y honrada por el alto honor que esta ilustre Universidad me ha concedido, grado demasiado importante para una simple y antigua maestra rural. Siempre he tenido en alta consideración a esta Universidad Mater que me hospeda en este día y hago votos para que su futuro sea siempre tan claro y brillante como ha sido su pasado”, fue parte de su discurso.

Cuando dijo las últimas palabras, dobló las cuartillas y alzando el rostro declaró: “¡Lo demás se me quedó en casa! Me he portado como una niña olvidadiza, perdónenme. Pero, yo quiero con la venia del Rector hablarles a ustedes”.

En un su extenso discurso que se extendió aproximadamente una hora, Gabriela Mistral habló de los pueblos de Europa, sobre la ayuda a otros, su preocupación por su futuro del país y preguntó repetidas veces si los mineros habían logrado reivindicaciones. Después de esto, la poeta comenzó a fatigarse y recomenzar las frases, momento en que intervino Doris Dana que se le acercó para retirarla del estrado. Así, a las 19:30 horas, Gabriela Mistral se retiró de la Casa Central de la Universidad de Chile, última vez que la institución la recibe en vida. Solo volvería a ingresar tres años después, en enero de 1957, para su velorio y homenaje realizado en el Salón de Honor.