El proyecto de arte, docencia y extensión Cabo de Hornos a cargo del Departamento de Artes Visuales (DAV) de la Facultad de Artes de la Universidad de Chile, en convenio con la Subdirección de Cultura y Subdirección de Patrimonio y Ciudad de la I. Municipalidad de Santiago, busca reunir y presentar a artistas que investigan los lenguajes artísticos desde sus respectivos imaginarios y materialidades, los cuales se complementan al encontrarse en un espacio común, en el Centro Patrimonial Posada del Corregidor.
La iniciativa, coordinada por el artista y académico Enrique Matthey, ha reunido desde 2019, el trabajo de duplas de artistas visuales chilenos. Las muestras se acompañan de un programa de actividades de extensión y mediación en la galería de arte Posada del Corregidor.
La botánica como inspiración
La muestra Breves apuntes botánicos [ii] de la artista Mónica Bengoa trata de una serie de dibujos a lápiz de tinta y alcohol, además de algunas intervenciones textiles sobre papel. En ellos ha procurado registrar una serie de pequeñas plantas que pasan comúnmente inadvertidas.
“Este proyecto, centrado en visibilizar estas plantas aparentemente insignificantes, se suma a otro realizado el año pasado, que tuvo una motivación similar, pero que estuvo enfocado en los insectos. En ambos quise sumergirme en el estudio de las actuales condiciones de riesgo de nuestros ecosistemas, enfocándome en lo ordinario e imperceptible, especialmente en aquellos, cuyas vidas y muertes pasan desapercibidas ante nuestros ojos”, cuenta la artista.
“Mediante un caminar atento, recorriendo el trayecto cotidiano entre mi casa y la universidad, pero también un espacio de bosque nativo que me es familiar, fui registrando fotográficamente una serie de pequeñas plantas que fui encontrando. En el primer caso, se trata de plantas que crecen en grietas en la vereda o en muros de casas añosas; en el segundo, pequeños arbustos o flores que crecen bajo imponentes árboles y que, por lo mismo, no solemos notar”, detalla.
Estas fotografías fueron el punto de partida de sus dibujos que fueron realizados utilizando una paleta restringida de colores o escalas de grises, “además varios de ellos fueron intervenidos, ya sea calando ciertas zonas para dejar ver una capa de fieltro de lana natural, o aplicando algunas intervenciones de bordado o tejido a crochet. Todos los dibujos llevan escrita la fecha y hora en que fue tomada la fotografía de referencia, así como también el nombre común y científico de cada planta”.
Tal como ha sido una constante en su cuerpo de obra, este proyecto de la artista busca poner atención en aquello que pasa desapercibido, “aquello que el escritor francés llamó lo infraordinario. En esta oportunidad, quise centrarme en la naturaleza y volcar la mirada sobre aquellos organismos cuyas vidas suelen ser invisibilizadas, a pesar de ser quienes de un modo u otro sustentan la vida. La elección del dibujo para llevar a cabo esta serie de obras, estuvo dada justamente en que a través de la historia ha sido considerado un medio menor, siempre a la sombra de otras disciplinas supuestamente más importantes. En este sentido, su carácter más bien menor, me pareció consecuente con la aparente irrelevancia de este tipo de plantas”.
Este proyecto de investigación-creación contó con el aporte de la Dirección de Artes y Cultura de la Vicerrectoría de Investigación UC.
Lo inhóspito del paisaje local
Por otra parte, Los paisajes italianos de Macul, Pablo Ferrer, académico del Departamento de Artes Visuales de la Facultad de Artes de la Universidad de Chile, busca elaborar en pintura el recuerdo de un barrio y las ensoñaciones surgidas en torno a él. Se trata de un proceso en el que las piezas del museo imaginario alimentan la capacidad de ver y recordar lo vivido. En este sentido, el “paisaje italiano” no es más que un modelo para referirse al arte, a aquello que ha ido modelando nuestra manera de mirar el mundo.
“Se trata de un conjunto de trabajos divididos en pinturas y dibujos. Algunos tienen como soporte tela y otros papel. Todas la imágenes muestran paisajes periféricos con o sin figuras que remiten a ciertos elementos del paisaje local”, cuenta el profesor Ferrer.
El artista ha trabajado durante este año en su taller modelos que han sido principalmente recuerdos de espacios que alguna vez habitó. Se ha apoyado en algunos casos con registros fotográficos realizados por él mismo.
“La exposición aborda un tipo de paisaje intervenido por el hombre y luego abandonado. Se trata de lugares residuales en los que a mi parecer está todo por pasar. El trabajo sin un modelo concreto frente a los ojos ha tenido como efecto en este caso que las imágenes resultantes tengan una cierta carga metafísica (lo no tangible)”, cuenta.
Y si bien la invitación, dice el profesor, no venía con un relato curatorial particular para cada participante, el título de la convocatoria Cabo de Hornos “ha ejercido sobre mí el efecto de sugerir un campo de trabajo asociado a lo remoto, aislado e inhóspito del paisaje local. Bajo estos conceptos, he trabajado en lo que me concierne más de cerca dentro de ese panorama general”.
El proyecto Cabo de Hornos. Exposiciones Breves apuntes botánicos [ii] de Mónica Bengoa y Los paisajes italianos de Macul de Pablo Ferrer, se presentará hasta el miércoles 30 de octubre en el Centro Patrimonial Posada del Corregidor ubicado en la calle esmeralda #749 (cercana a las estaciones Bellas Artes y Plaza de Armas (L5). Horarios: lunes a viernes de 10:00 a 13:00 y de 14:00 a 17:00 horas. Sábado de 10:00 a 13:00 horas. Entrada liberada.