El pasado 15 de octubre, a casi cinco años del inicio de una de las acciones colectivas más grandes del país, se realizó el foro Hablemos TodUs titulado “Ecos del 18-O. Reflexiones sobre el estallido social”, espacio organizado por el Senado Universitario y Radio Universidad de Chile.
Para analizar las causas de esta movilización ciudadana, el sentir colectivo que la motivó, la forma en que se fue desarrollando, entre otros temas, la actividad contó con un panel de expertos/as integrado por Marcelo Arnold-Cathalifaud, Senador Universitario y académico del Departamento de Antropología de la Universidad de Chile; Héctor Carvacho García, investigador del Centro de Estudios de Conflicto y Cohesión Social (COES); y Octavio Gana Muñoz, cofundador de Delight Lab. Diana Porras, editora de prensa de Radio Universidad de Chile, fue quien moderó la conversación.
Marcelo Arnold comenzó señalando que el estallido social fue parte de un fenómeno global con expresiones locales. Agregó que “la agitación ciudadana es un fenómeno global muy típico de este siglo, y que existe una especie de estructura que comparten estas movilizaciones”, la cual considera factores como demandas insatisfechas, exclusión y desigualdad social y frustraciones.
“En el caso específico de lo sucedido hace cinco años, hay ciertas condiciones locales que favorecen la emergencia de estos movimientos de carácter global: debilitamiento de nuestros gobernantes, ralentización de la actividad económica, y la posibilidad mediática de conectar los interés grupales, regionales, entre otros, que se vinculan de una manera colectiva”, dijo.
En tanto, Héctor Carvacho aseguró que hubo un importante componente generacional que influyó en la manera en que se desarrolló el estallido, considerando que “tomó vuelo con movilizaciones que son fundamentalmente de estudiantes”. Esta generación, precisó, “cambió el tono en que se expresaban públicamente las demandas sociales, y eso se combinó con el decaimiento de la institucionalidad pública y privada”.
“El estallido dice relación con una sociedad que tiene una escasa capacidad de procesar las demandas ciudadanas. Esto también está muy conectado con la importancia que cobran las redes sociales y las tecnologías en la forma en que nos coordinamos, que generan una velocidad ante la cual la institucionalidad no está preparada para actuar", aseveró.
Por su parte, Octavio Gana destacó el diálogo que se estableció entre las personas, "quienes se abrieron a conversar acerca de temas que iban más allá de lo cotidiano”. La gente empezó a sincerarse, aclaró, “en relación con los problemas económicos que tenían, sus pensamientos sobre las autoridades, y a hablar respecto la desigualdad social”.
“Eso fue un fenómeno muy hermoso. Se empezaron a juntar las personas, a conocer los vecinos, y se empezó hablar de manera transversal. Y eso hacía que la gente se juntara en las calles y saliera a manifestarse. Hoy no sé qué quedó de eso, pero sí hubo muchas instancias de diálogo (como los cabildos) que no se habían visto mucho en la historia reciente de Chile”, añadió.
El Senador Arnold también se refirió a la masividad del estallido y a sus causas, que, según él, “obedecen a que toca expectativas -que se vieron frustradas rápidamente- de aquellos grupos sociales que se identifican dentro de los sectores medios”.
“Desde mi punto de vista existen ciertos factores que los fastidiaron. No se sienten considerados ni por la institucionalidad política ni económica, se sienten muy integrados en el mundo del consumo y la necesidad de mayor bienestar, pero pagan con creces eso a través de los créditos e intereses, y sienten que las certificaciones educacionales ya no reditúan como antes (…) Lo que hicieron estos estratos fue apañar el estallido, prolongarlo y hacerlo mucho más multifacético”, enfatizó.
Respecto a los actos de violencia de los manifestantes, el profesor Carvacho indicó que todas las manifestaciones de carácter similar en el mundo destacan por ser enormemente masivas y tener bordes violentos. Otra cosa que tienen en común, explicó, es que los Estados nacionales no han estado preparados para lidiar con la masividad de las manifestaciones ni con sus bordes violentos, por lo tanto, la respuesta canónica ha sido reprimir.
“La represión ha llevado a un escalamiento de la violencia (…) Entonces, lo que ocurre en estos casos nos habla de la institucionalidad de la policía, de la capacidad de las autoridades políticas de controlar el accionar de la policía, de la sistematicidad de sus acciones violentas, de la violación a los derechos humanos, del exceso del uso de fuerza, etc”, sostuvo.
¿Y qué viene ahora?
Acerca del estado actual de las demandas sociales que motivaron las movilizaciones, el profesor Arnold comentó que “las demandas sociales no se están procesando como las expectativas quisieran”.
“El problema es que se están agregando otras capas, y al suceder esto la insatisfacción aumenta (…) Por nuestra propia forma de constituirnos como sociedad en términos económicos y políticos, hay una maquina de exclusiones permanentes, que no se reducen a temas de clase ni de género, también se traducen en identidades que exigen su reconocimiento”, declaró.
Por otro lado, el cofundador de Delight Lab planteó que hay un montón de buenas ideas de los debates constituyentes que quedaron escritas, y que tarde o temprano serán revisadas y se rescatarán algunas de ellas. “Creo que todo lo que se vivió a partir del estallido social no fue un trabajo en vano y quiero pensar eso, por lo menos”, concluyó.
Al término de la actividad los panelistas respondieron preguntas y atendieron comentarios del público presente. Hablemos TodUs es un espacio de conversación y diálogo que se realiza mensualmente en la Sala Máster de Radio Universidad de Chile, con el objetivo de abordar temas contingentes y de interés nacional.