Hace más de 30 años que el profesor Patricio Moreno Moncada, académico del Departamento de Ciencias Ecológicas de la Universidad de Chile, estudia los cambios en la vegetación en el sur del país. La última investigación que lideró, “Development of a temperate rainforest zonation on the Pacific slopes of the North Patagonian Andes since ∼18 ka”, reveló divergencias en las trayectorias de cambio de la vegetación entre zonas bajas y medias de los Andes de la Región de Los Lagos.
Y aunque el estudio revela “una sucesión de cambios climáticos de gran importancia” en los últimos 18 mil años y en la actualidad vivimos la fase centenal que consiste en un calentamiento y una disminución de precipitaciones, a esta última se adiciona la acción humana: “La conjugación de cambio climático y perturbación humana está exacerbando, acelerando, potenciando las tendencias de cambio natural del clima”.
“El actual cambio climático está inserto en esta variabilidad centenal que hemos detectado en la región a partir de 5.500 años atrás, pero hay una diferencia, y es que ahora hay mucha gente, mucha tecnología que puede maximizar impactos en estos sistemas y además, hay una aceleración de los cambios, sobre todo durante el siglo XX. Estos cambios ambientales comenzaron con los colonos europeos y chilenos en la zona desde el siglo XVII, son cambios que inicialmente fueron muy sutiles, muy acotados, pero a partir del término del siglo XIX en la Región (de Los Lagos), vemos una intensificación de ese efecto humano y detectamos que hay una aceleración de los cambios en la vegetación, principalmente a través del uso del fuego”, indica el también investigador del Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia , CR2, de la Universidad de Chile.
Los cambios cíclicos
Patricio Moreno explica que “los estudios previos ya sugerían un cierto patrón, una cierta cronología, una cierta tasa de cambio del paisaje, de la vegetación y del clima”, pero que en particular “este trabajo combina un sitio de zonas bajas, cercanos al nivel del mar en Los Andes, en el sector de Chiloé continental, con un uno de zonas medias, 800 mt. sobre el nivel del mar”.
El estudio se centró en una una zona, una de las pocas zonas que existen en el país que aún tienen bosques con antiguos Alerces y que no ha sufrido la tala indiscriminada de gran escala este árbol. Al contrario, se trata del Parque Nacional Alerce Andino, zona protegida y que permite examinar las respuestas y migraciones de la vegetación nativa a lo largo de los últimos 18 mil años. “Hicimos una comparación de un sitio de baja altitud con un sitio de mediana altitud y el trabajo evalúa las similitudes y diferencias de los cambios de la composición de la vegetación y los cambios ambientales que se registran en estas dos elevaciones y, a partir de eso, reconocimos una estructura temporal de cambios ambientales, cambios climáticos, que si bien era común a ambos, se manifiestan de manera diferencial en la biota de ambas elevaciones”.
“Vemos a partir de los registros que estamos desarrollando y compilando, una historia continua de desarrollo de la vegetación y de evolución del clima durante los últimos 18 mil años en esta zona. Esta zona estuvo cubierta por glaciares andinos que retrocedieron rápidamente al término de la última glaciación y dejaron expuestos una serie de sectores que posteriormente fueron colonizados por vegetación terrestre”, relata el académico.
Moreno añade que “aproximadamente 12 mil años atrás comienza el actual interglacial, uno de varios momentos anómalamente cálido y seco en esta región en el marco de las grandes glaciaciones que dominaron los últimos dos millones de años. En torno a 8 mil años atrás hay una transición hacia incremento en la influencia de los vientos del oeste y a partir de 5.500 años antes del presente comienza una variabilidad fuerte en la influencia de los vientos del oeste a escalas de tiempo centenal, siglos o grupos de siglos más cálidos y secos versus grupos de siglos más fríos y húmedos y esa alternancia persiste hasta hoy”.