Desde hace diez años ha dedicado tiempo a las iniciativas culturales comunitarias. Una organización que comenzó con el deseo de organizar actividades navideñas, hoy tiene un alcance global a través de espacios de encuentro como será el de la cita en la Región del Ñuble entre el 30 de noviembre y el 1 de diciembre. Allí, las y los participantes de los Puntos de Cultura relatarán sus experiencias sobre lo que ha sido gestionar distintos proyectos culturales.
Para Tanía Alvarez Chavarría, este trabajo no solo se ha traducido en un beneficio para las comunidades, sino que también ha significado un proceso de salud mental. O eso se desprende de esta entrevista, donde recalca la importancia de las redes colaborativas y la introspección para después ayudar a los demás. “Yo creo que vale más hacernos conscientes de que somos entes culturales todos y todas, estamos siempre gestionando emociones”, dice.
Es parte de Fundación Keme, una organización que realiza principalmente actividades de arte, no obstante recalca que la cultura no solo se trata de las prácticas culturales para formar futuros artistas, sino para abrir otras miradas al momento de enfrentar el mundo. También valora el crecimiento de la colectividad en instancias sobre políticas culturales. “Cuando una persona de la comunidad se sienta en un espacio que debe estar ocupando un funcionario público, pues para nosotros es una gran herramienta y un gran paso para la confianza que tiene que tener la institucionalidad en este proceder comunitario”, expresa.
- ¿Cree que son importantes los espacios de diálogo impulsados por organismos estatales?
Me parece súper importante que se sigan gestando estos espacios donde la comunidad no sólo es un ente validador de los procesos que las instituciones públicas o las academias puedan tener, sino que también es un ejecutor y por qué no, también un ente que propone según sus necesidades. Entonces, para mí el espacio de encuentro es muy provechoso desde todas las visiones, pero sobre todo desde la visión comunitaria, porque es esta también la vocación que tenemos las organizaciones culturales de base comunitaria que andamos en estos caminos, pues tenemos la necesidad de poder ser un poco más visibles ante la institucionalidad pública.
- ¿Cómo aporta entonces que estos encuentros se realicen junto con distintos representantes de Latinoamérica?
Es maravilloso venir a encontrarnos. No solo con una serie de problemáticas que son muy parecidas, a pesar de que los otros territorios son súper diferentes, pues el origen de las problemáticas o de los conflictos que tenemos es el mismo. No hay diferencia entre ese estado un poco opresor, por así decirlo, que viene también mancillando los derechos de las comunidades o las posibilidades de participación de las comunidades.
Además, no olvidemos que nuestros territorios no están desvinculados económicamente ni territorialmente. Las fronteras son un imaginario que poco nos funciona para la gente que estamos trabajando la cultura viva y para la gente que estamos viendo los derechos culturales como derechos humanos, pero existen. También es interesante poder hacer una recopilación o una sistematización de experiencias, que es lo que siempre sucede cuando nos encontramos. Vamos a venir con nuevas ideas, con nuevos procesos y con nuevas formas también para continuar este camino del ejercicio de los derechos culturales, que no es fácil pero que tiene muchas satisfacciones.
- Respecto de la Fundación Keme, ¿de qué manera la cultura ha ayudado a las comunidades?
En la organización creo que ha sido un gran aprendizaje, sobre todo en este tema de la corresponsabilidad, de entender también que como comunidad, somos responsables de lo que está sucediendo en nuestros territorios. Pero no solo somos responsables de quejarnos y de hacer visible esa situación. Fundación Keme me ha servido mucho para entender su responsabilidad y su corresponsabilidad con el proceso, pero además creo que nos ha dejado la enorme lección de los alcances que tiene el trabajo en red. Ha descubierto en estas redes un gran elemento para continuar y ahora su impacto no es solo a nivel local, sino que también podemos hablar de un alcance latinoamericano con estos intercambios.
- ¿Cuáles son las recomendaciones que usted entregaría a las y los interesados en levantar proyectos culturales?
La primera recomendación es dar una vuelta por la comunidad y por el territorio. Conocer muy bien cuáles son sus necesidades es súper importante para poder también sumar las necesidades colectivas. Finalmente nosotros estamos en procesos para el ejercicio de los derechos culturales y también para que la democracia participativa empiece todavía a ser más que una utopía, sino más bien empezar a ejecutar y que la comunidad tenga sus propuestas.
Entonces, un poco también dejar el lugar desde donde me enuncio y tratar de que ese lugar sea un poco más comunitario. El conocimiento del territorio, los equipos multidisciplinarios y una amplia mirada hacia todo lo que se puedan encontrar, porque no todo es lindo, no todo es emocionante y bonito. Para tener procesos exitosos yo creo que las redes de apoyo, el reconocimiento del territorio y una amplia mirada de lo que vamos a querer observar y conservar y transformar, porque no todo en nuestras comunidades necesita ser cambiado.
- ¿Qué mensaje le enviaría a las futuras generaciones en relación a la importancia de la cultura?
Hay que pensar en estos ejercicios de la cultura no sólo como lo que representan en el instante. Los procesos artísticos y culturales permiten a las personas conocer otras formas de expresar cosas que estamos sintiendo y eso es súper importante. Esa herramienta de creación colectiva es transformadora y creo que la hemos menospreciado durante muchos siglos.
Es porque estamos buscando que la gente encuentre otras formas de abordar las situaciones de vida, porque es necesario nuestra salud mental, bienestar físico, nuestras relaciones interpersonales, comunitarias. Para que podamos también tener una respuesta diferente ante procesos que a veces nos frustran o no son los que queremos vivir en comunidad. Yo creo que vale más hacernos conscientes de que somos entes culturales todos y todas, estamos siempre gestionando emociones y que la cultura puede ser una buena herramienta para que todo lo que anda por el cuerpo pueda ser transmitido en la comunidad. Y como decía hace hace tiempo con un proceso de sanar en colectivo lo que nos ha dolido en solitario.