Investigadora estadounidense de visita en la U. de Chile

Dana Gunders: "Reducir el desperdicio de alimentos es un problema que podemos resolver ahora"

Dana Gunders: “Reducir el desperdicio de alimentos es posible ahora"
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"Cambiar pequeños hábitos en nuestros hogares puede tener un impacto significativo", expresó Dana Gunders en el Congreso Futuro.
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"Cada uno de nosotros tiene el poder de marcar una diferencia inmediata en este tema", asegura Dana Gunders, experta en sostenibilidad alimentaria.
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La investigadora estadounidense destacó el rol de la educación en la sostenibilidad alimentaria durante su visita a la Universidad de Chile.

Dana Gunders es una de las voces más influyentes en el ámbito de la sostenibilidad alimentaria. Educada en Stanford University, donde obtuvo un Máster en Prácticas Empresariales Sostenibles y una Licenciatura en Sistemas de la Tierra (Economía y Ciencias de la Tierra), Gunders ha dedicado más de 15 años a reducir el desperdicio de alimentos. Fue autora del influyente informe Wasted (Desperdiciado) durante su tiempo como científica senior en el Consejo de Defensa de los Recursos Naturales (NRDC) y creó el Waste-Free Kitchen Handbook (Manual para una cocina sin desperdicios), una guía práctica para minimizar el desperdicio en los hogares.

Actualmente, lidera ReFED, una organización sin fines de lucro basada en Estados Unidos que utiliza datos para proponer soluciones innovadoras contra el desperdicio alimentario. Además, ha asesorado a empresas como Google y ha aparecido en destacados medios de comunicación, consolidándose como pionera del movimiento "sin residuos".

En su reciente visita a Chile, Dana participó en el Congreso Futuro y en la Escuela de Temporada de la Universidad de Chile, compartiendo su experiencia y abogando por la necesidad de un cambio colectivo en la gestión de alimentos. "Cada uno de nosotros tiene el poder de marcar una diferencia inmediata en este tema", afirma. En esta entrevista para Visitantes, la investigadora reflexiona sobre su trayectoria, los desafíos que enfrenta este problema y las oportunidades para un futuro más sostenible.

- ¿Cómo nació su interés en reducir el desperdicio de alimentos?

Hace 15 años, mientras trabajaba en el sector agrícola, me encontré con cifras alarmantes: más de un tercio de los alimentos producidos se desperdician. Me impactó la paradoja de intentar optimizar el uso de recursos como agua y fertilizantes, mientras enormes cantidades de alimentos terminaban en la basura. Esto me recordó al sector de la eficiencia energética, donde pequeños cambios generan grandes impactos, y decidí enfocar mi carrera en este problema.

La publicación de mi primer informe en 2012 marcó el inicio de una conversación más amplia sobre este tema en Estados Unidos. Desde entonces, he trabajado para conectar datos, recursos y estrategias que ayuden a reducir estas pérdidas en todo el sistema alimentario.

- ¿Por qué considera importante participar en actividades de extensión como la Escuela de Temporada de la Universidad de Chile?

Creo que el desperdicio de alimentos es un problema que todos podemos abordar desde nuestros hogares. Las personas son los mayores contribuyentes a este problema, más que supermercados o restaurantes. Actividades como esta permiten conectar con comunidades y motivar cambios en los hábitos diarios.

Además, las universidades tienen un rol fundamental. Son espacios donde las ideas toman forma y se cultivan hábitos. Es en esta etapa cuando las personas adoptan valores que las acompañarán toda su vida. Iniciativas como las de la Universidad de Chile son esenciales para generar conciencia y promover investigaciones que ofrezcan soluciones sostenibles.

- ¿Qué soluciones han sido más efectivas para reducir el desperdicio de alimentos?

La tecnología ha desempeñado un papel importante en la industria alimentaria. Por ejemplo, el uso de inteligencia artificial permite a los supermercados predecir mejor sus ventas, evitando el exceso de inventario. También hay aplicaciones que facilitan la venta de alimentos a punto de vencer y sensores que monitorean las temperaturas para evitar pérdidas en el transporte.

Sin embargo, la educación sigue siendo fundamental. Cuando las personas toman conciencia de este problema, suelen ajustar sus hábitos: comprar con más planificación, congelar alimentos antes de que se echen a perder o aprender a interpretar las etiquetas de fecha de vencimiento. Pequeños cambios pueden tener un gran impacto.

- ¿Qué desafíos ha enfrentado en la lucha contra el desperdicio de alimentos?

Uno de los mayores desafíos es que el desperdicio ya está hecho cuando lo notamos, lo que significa que debemos actuar antes: en la planificación de compras, en el manejo de inventarios y en nuestras decisiones diarias. Cambiar hábitos es difícil, pero hemos visto resultados positivos cuando las personas se comprometen.

Otro obstáculo es la percepción cultural. En algunos lugares, desperdiciar comida no se ve como un problema grave. Cambiar esta mentalidad es esencial, y aquí es donde las campañas educativas y los ejemplos prácticos hacen una gran diferencia.

- ¿Qué rol juega el contexto cultural en este tema?

El contexto cultural tiene un impacto enorme. En algunos países, como China, existen tradiciones que desincentivan el desperdicio, como la idea de que cada grano de arroz dejado en el plato se reflejará como un lunar en la cara del futuro esposo de una mujer. Aunque suene anecdótico, estas narrativas influyen en los comportamientos. La clave es transformar estas influencias culturales en acciones prácticas que promuevan la sostenibilidad sin imponer un consumo excesivo.

- ¿Qué mensaje le gustaría compartir con el público chileno y con la comunidad de la Universidad de Chile?

El desperdicio de alimentos es un problema con soluciones al alcance de todos, es decir, reducir el desperdicio de alimentos es un problema que podemos resolver ahora. Si mañana tiras menos comida, habrás reducido los gases de efecto invernadero y conservado recursos valiosos. Este es un cambio inmediato y tangible que está en nuestras manos.

Además, Chile tiene un gran potencial para liderar en este tema. Leyes como la prohibición de alimentos en vertederos podrían marcar un cambio importante, pero el verdadero impacto vendrá de las acciones colectivas, desde la industria hasta los hogares. Es un desafío que podemos resolver juntos.