La exitosa trayectoria literaria de la premio Nobel chilena motivó a Ulloa a investigar más sobre su vida. “¿Cómo es posible que una niña que no fue a la escuela ni a la universidad consiga ser la primera persona en el continente en recibir el Premio Nobel de Literatura?”, es la pregunta que inició su investigación.
Esta curiosidad la llevó a leer y revisar periódicos de mujeres chilenas del siglo XIX, en los que obtuvo acceso a cartas, correspondencia, e incluso artículos de prensa que Mistral publicaba. Durante 4 años se dedicó a trabajos de archivo entre Chile y México, en búsqueda de los registros de la poetisa. Así, la especialista en Estudios Latinoamericanos logró un retrato de su vida en el tiempo que pasó en México. En una entrevista con el programa “La Fuente”, de Radio Universidad de Chile, cuenta detalles sobre la historia de Gabriela Mistral.
¿Qué significó para ti conocer a Mistral?
-Para mí fue impresionante conocer a una mujer innovadora, autodidacta y una gran intelectual. Considero que es la más importante en estos 500 años post colonización española. Ella siempre tuvo como principal objetivo mejorar la vida de las chilenas y chilenos.
Es interesante conocer su visión sobre la ecología, su visión sobre la reforma agraria a propósito de la tenencia de la tierra, la educación chilena, el rol de las escritoras y su posicionamiento sobre la política contingente. Era una persona que estaba inmersa en la situación del debate público cotidiano y siempre trabajó como corresponsal de prensa. Ahí ella deja patente su visión antimilitarista, por ejemplo, a favor de las escritoras y preocupada de las niñas y los niños.
Considerando que en 1922 el analfabetismo en la población mexicana estaba en el 70 %. ¿En qué postura llega Gabriela Mistral a este país?
-Básicamente, lo que pasaba en ese momento histórico es que todos los países latinoamericanos tenían un alto porcentaje de analfabetismo. Es todavía importante la Cuestión Social en Chile, o sea, la miseria de la clase trabajadora, que es la mayoría de la población en la época de los años 20. Entonces, ella se preocupa mucho de cómo poder acercar las letras a las niñas y a las mujeres.
Mistral había sido profesora en varias escuelas de Chile. Tenía mucha experiencia en escuelas pequeñas y en escuelas grandes. Estaba muy fogueada. Ella toma la decisión de irse a México en 1922. Siempre dio clases en escuelas nocturnas, no era una profesora academicista o elitista, le gustaba hacer clases debajo de los árboles. Era muy generosa con poder compartir el pensamiento. Y llega a México para hacer libros.
Primero escribe Lecturas para mujeres (1923), que sigue siendo un libro muy importante para el habla hispana, pues es la única antología de ese nivel. Participan 101 autores, incluidas muchas mujeres. Mistral le había hecho clases a Pablo Neruda. En ese libro también lo invita a participar, a él y a otros escritores jóvenes. A sus 33 años se vincula con gente de todas las edades. Creo que es un gran ejemplo para considerar en la actual generación sobre cómo podemos hacer para contribuir y apoyarnos entre todas, todos y todes.
Tuviste que visitar distintos lugares, hablaste con distintas personas, de alguna manera estás revisitando permanentemente la vida de Mistral…
-A mí me impresiona su capacidad para entender el presente de su momento. No era una mujer anclada solo a la poesía. Era redactora de columnas de opinión, reseñaba libros y estaba preocupada de la política. Lo que me gustó saber es que en el extranjero, por primera vez tuvo tranquilidad para trabajar, porque tenía 33 años y tenía que mantener a la madre. Estaba en una situación económica muy precaria.
Gracias a México, Mistral logra conseguir un capital simbólico que la convierte en una de las intelectuales más importantes a nivel continental. Es el gobierno mexicano el que paga su viaje a París, donde trabaja en la Sociedad de las Naciones, que es el antecedente de la ONU, y para trabajar en la Agencia de Cooperación Intelectual Internacional.
Ahí puede vincularse con otros escritores latinoamericanistas movilizados políticamente. En el libro hice unos cuadros comparativos para ver cuándo empieza a publicar en México, con qué escritores se conecta y a qué editoriales o proyectos editoriales pertenecen esos escritores y Mistral recibe de México un regalo maravilloso que es dedicarse exclusivamente a leer y escribir. En Chile tenía que correr para trabajar, había muchísima discriminación hacia ella por ser una mujer de la clase trabajadora, por tener un modo campesino y no tener los premios habituales de los académicos.
¿Cómo se entiende que Gabriela Mistral, una mujer que no contaba con los privilegios de sus pares en esa época, llegue a ser una de las más importantes intelectuales?
-Yo creo que ella lo consiguió a puro esfuerzo. Fue una mujer que creía en sí misma, autodidacta, como decíamos, una lectora voraz y muy solidaria. A mí me interesa mucho cómo ella se posicionaba políticamente. Creo que ahí fue muy clara.
Nunca perteneció a un movimiento político, nunca se comprometió a fondo, no era militante, pero sí tenía una visión propia y era una visión integradora, donde trabajaba mucho con muchas personas del ámbito cultural. Entonces, era buena para hacer amistades con otras personas latinoamericanas.
En su época los escritores estaban mirando a Europa y Estados Unidos, como sigue sucediendo hasta el día de hoy, pero ella era una mujer profundamente latinoamericanista. Tenía esas ganas de vincularse con sus pares de Ecuador, de Costa Rica, de Colombia, de Argentina, también con el Caribe. Fue a visitar a los intelectuales puertorriqueños presos por el gobierno de Estados Unidos porque estaba luchando por la liberación de Puerto Rico, cosa que todavía no ocurre.
¿Qué opinaría Gabriela Mistral de lo que está ocurriendo hoy por hoy en términos de educación?
-Me parece bien que revisitemos a Mistral. Me gusta que se esté reeditando su obra, que esté "de moda". Pienso que todavía la podemos conocer más, por ser una autora perseguida por su opción sexual: era una lesbiana que no podía vivir su vida de manera tranquila y normal. Conocerla también es una forma de luchar contra la discriminación sexual.
Era una mujer comprometida con la educación pública. En Chile todavía tenemos pendiente eliminar el lucro de la educación, que es un derecho humano. Ella pertenece a una corriente amplia de profesoras que durante 200 años han luchado por la educación científica para las niñas y los niños. Como profesora me gusta mucho enfatizar eso.
Ella estaría posicionada fuertemente a favor de la ecología. En su libro Poemas de Chile (1967) podemos leer cómo ella sentía un amor profundo por la Tierra. Chile tiene en este momento una situación grave de violaciones de derecho ambiental. La única forma de que nuestra vida sea viable es que vivan todos los seres que nos rodean y Mistral entendía eso. Creo que ella lucharía desde ahí.