La Facultad de Medicina de la Universidad de Chile junto al Servicio Nacional de Geología y Minería, Sernageomin, firmaron un convenio enfocado en determinar la proliferación de organismos microscópicos en aguas del Lago Llanquihue e impulsar la investigación conjunta y promover la adopción de políticas públicas que favorezcan tanto la salud como la protección del medio ambiente.
El Investigador del Laboratorio de Toxinas Marinas de la Casa de Bello, Carlos García, lideró esta investigación que estableció que “por el momento ninguna toxina asociada a floraciones algales nocivas en agua continentales (cyanoHABs), pero hemos detectado algunos florecimientos recurrentes cercanos a Puerto Octay, lo cual es preocupante, ya que esto dispone a que en cualquier momento ocurra una floración nociva que pueden alterar las aguas destinadas para actividades recreativas”.
“Diferentes grupos científicos han identificado aleatoriamente cianobacterias productoras de cianotoxinas en diferentes lagos del sur de Chile, como Villarrica, Panguipulli, Lago Ranco, Lago Rupanco y Lago Puyehue, lo cual pone en alerta a que eventualmente puedan ocurrir eventos de mayor magnitud”, señala García.
Sobre los principales resultados del estudio, el académico de la U. de Chile añade que “los datos obtenidos a la fecha nos muestran que hay altos niveles de nitratos, los cuales pueden tener múltiples orígenes entre los que destacan los de tipo agrícolas y antropogénicos. Lo más preocupante son los altos niveles de coliformes fecales que presenta temporalmente el Lago Llanquihue, lo cual ha tendido a ser más característicos y preocupante en zonas de Puerto Varas y Puerto Octay”.
“Esto ocurre principalmente, ya que en el lago hay muchos sectores en que las conexiones domésticas al sistema de alcantarillado no están regularizadas, lo que permite en muchos casos que los desechos domiciliarios vayan directamente al lago Llanquihue. A esto se suman las innumerables parcelaciones que han aumentado desde el año 2020 en la zona y que producto de la alta variabilidad climática, favorece que las fosas sépticas se rebalsen o bien se fisuren, permeando los contenidos fecales a través de las napas subterráneas al lago Llanquihue”, revela el profesor.
Responsabilidad social
El investigador del Laboratorio de Toxinas Marinas señaló que las autoridades “han comenzado a tomar preocupación (por la contaminación en aguas dulces) sobre todo las autoridades más directas de las zonas, como por ejemplo los alcaldes de la cuenca del Lago Llanquihue (Puerto Octay, Frutillar, Llanquihue y Puerto Varas). De esta manera, a través de la Asociación de municipalidades de la cuenca del lago Llanquihue, han planteado objetivos de trabajo dentro de los que destacan el ’Desarrollar y apoyar iniciativas de participación ciudadana que promuevan la implantación de hábitos y de conductas sociales de máximo respeto por el medio ambiente y el cuidado de la biodiversidad del territorio de la cuenca del Lago Llanquihue’”.
“Las autoridades están al tanto de un problema que puede golpear fuertemente una zona que se caracteriza por una alta demanda turística. Adicionalmente, los clubes de pesca y caza de la cuenca han demostrado interés en el tema, lo cual se ha traducido en el apoyo para realización de los muestreos anuales en la zona y en la coordinación de actividades de vinculación con el medio, lo que ha permitido dar a conocer el tema de las floraciones en cuerpos de agua continentales y mostrar las problemáticas a futuro que pueden ocasionar este tipo de floraciones de cianobacterias”, asegura.
El objetivo del proyecto
A través del desarrollo de este proyecto, “se elaborará una propuesta la que hemos denominado ‘Marco de seguimiento y gestión de floraciones de cianobacterias y cianotoxinas en cuerpos de aguas continentales’, el cual tiene por objetivo orientar a los tomadores de decisiones (autoridades de salud, seremis, gobernadores, alcaldes, ministros, etc.) a entender el origen del problema y orientar a la toma de decisiones más correctas para afrontar un problema de floraciones nocivas o intoxicaciones en personas”, señala Carlos García.
“Esto involucra fases como identificar la especie que está ocasionando el florecimiento, definir claramente las zonas afectadas e identificar el perfil de toxinas involucradas utilizando técnicas cualitativas (tiempo real) y cuantitativas (LC-MS/MS). De esta forma, se pueden tomar acciones rápidas para disminuir el impacto ambiental y de salud pública”, explica.
El proyecto RLA7026 de ARCAL es desarrollado y apoyado por el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) y promueve el uso pacífico de la energía atómica y su aplicación en distintos ámbitos, incluyendo el monitoreo ambiental.
Según Hans Kauffmann, jefe del laboratorio de Sernageomin, este convenio con la U. de Chile abre una oportunidad valiosa para abordar los riesgos ambientales desde un enfoque integral. “Uno de los principales focos del proyecto RLA7026 es el monitoreo de los niveles de nutrientes y toxinas en el Lago Llanquihue, área clave para el estudio en Chile. Actualmente, estamos realizando investigaciones para determinar la real contaminación de las aguas, que puede tener efectos nocivos en la salud humana y el ecosistema”.