“Hay estudios que sugieren que las olas de calor podrían estar también exacerbando cuadros de ansiedad, por ejemplo, estrés, o incluso depresión en las personas debido a las consecuencias que tiene el estar experimentando esto o la perspectiva de que habrá más olas de calor y de que las temperaturas van a subir significativamente”, dice Rodolfo Sapiains, académico, investigador de la Facultad de Ciencias Sociales de la U. de Chile y parte del Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia, CR2.
El académico explica que si bien se han estudiado los efectos físicos de las altas temperaturas en diversos grupos etarios, como las personas mayores o los menores, que pueden sufrir de enfermedades cardiacas o respiratorias a raíz de esto, también existe la amenaza de que en general las personas de todas las edades puedan afectarse mentalmente debido a los aumentos bruscos en los termómetros.
Cuando hay mucho calor, dice el investigador del CR2, a las personas “se les hace más difícil, trabajar, estudiar, concentrarse”. Y, añade que “lo que ocurre es que cuando estás en una situación de este tipo, la cotidianidad de las personas se puede ver bien afectada. Y, aquí la diferencia en termino de recursos, marca muchas desigualdades”.
Plantea de ejemplo: “Si tú tienes aire acondicionado en tu casa, en la universidad o en la oficina, versus si no lo tienes, lo vivirás de manera distinta. O si trabajas al aire libre, en condiciones adecuadas o si estás trabajando a todo sol”, afirma Sapiains.
Por su parte, el profesor del Departamento de Psicología de la Facultad de Ciencias Sociales, Juan Yáñez Montecinos plantea que frente a una amenaza global como lo puede llegar a ser el cambio climático, “yo no soy indiferente, o sea, cualquier amenaza para el sistema futuro o ad portas va a provocar una respuesta de estrés”.
El también integrante del Programa de Magíster en Psicología Clínica de Adultos, plantea que “lo importante es que provoque una respuesta de estrés, de alerta, de cuidado, de anticipación, que nos permita, luego, estar tranquilos. Y, consecuentemente si contribuimos a que no aumente el cambio climático, por ejemplo, cortando la llave del agua para no gastar excesivamente o tener una serie de conductas de separación de las basuras, del reciclado. En otras palabras, cuando siento que estoy contribuyendo, eso es lo que tiene que ver con sentido y significado, cuando siento que estoy ayudando con un granito de arena para que esto no ocurra ya estoy bajando inmediatamente mi nivel de estrés”, dice.
Ahora frente al escenario que vivimos durante el verano y que se hará cada vez más recurrente, el profesor Sapiains recomienda: sistemas de alerta temprana para poder anticiparse, acondicionar al interior de nuestras casas, mantener y potenciar áreas verdes, entre otras.
Dice el profesor que es “muy importante no estar sobrexponiéndose a información sobre este tema. Si lo estás pasando mal con el calor todo el día, y además viendo imágenes de olas de calor, claramente no te estás ayudando. Lo importante es que las personas puedan adaptarse, pero no todas tienen las mismas posibilidades porque es un desafío para el país, para que estos efectos vayan bajando”.