“Yo no tengo ninguna duda, puede que me equivoque pero es mi percepción, lo más importante que ha pasado acá en la Universidad de Chile en la década pasada tiene que ver con el compromiso con la equidad e inclusión y con los desafíos que tenemos por delante en esta materia”.
Con esta afirmación la rectora, Rosa Devés, dio inicio al encuentro “Nuevos Desafíos de la Equidad y la Inclusión en la Universidad de Chile”, una invitación de la Vicerrectoría de Asuntos Estudiantiles y Comunitarios y la Oficina de Equidad e Inclusión, que buscó reconocer los retos y las potencialidades que tiene nuestra institución de cara a la implementación del Modelo de Inclusión en Educación Superior (MIES) a nivel local y central.
La máxima autoridad de nuestra casa de estudios recordó la trayectoria que ha tenido esta temática en la Universidad de Chile, enfatizando que “el componente más importante del MIES es preocuparnos por reconocer, primero, que nuestros y nuestras estudiantes van a ser agentes sociales, por lo que cuando formamos un estudiante no solo tiene que ver con su vida sino que tiene que ver con la vida de otros y otras y que por lo tanto nuestra formación debe también preocuparse del empoderamiento de esos jóvenes, entonces no es solo acompañar una trayectoria exitosa desde el punto de vista individual, sino que sean agentes sociales transformadores y tomadores de decisiones que puedan realmente movilizar las causas que les parecen justas y que hacen mejor a este país”.
Por su parte, la Vicerrectora de Asuntos Estudiantiles y Comunitarios, Josiane Bonnefoy, abordó el desafío que tenemos como universidad pública a nivel nacional: “Este camino que va avanzando etapas se pone cada vez más exigente y nosotros debemos ser más exigentes como Universidad de Chile. No sólo nos debemos a los estudiantes sino que también nos debemos a la sociedad. Si nosotros en estos cinco años que pasan por la institución no los acompañamos sólo a ellos sino que trabajamos con el conjunto de la comunidad universitaria, la comunidad y los estudiantes van a formarse bajo un árbol distinto y eso impactará en el resto de su vida”.
En la instancia la profesora Maribel Mora, directora de la Oficina de Equidad e Inclusión (OEI), realizó la presentación “Educación Superior Inclusiva: un Derecho Humano y un Bien Social”, abordando los principios rectores del modelo, sus alcances y los caminos que debe transitar nuestra institución, ya que para avanzar en esta materia lo primero que se debe realizar es el “reconocimiento de la exclusión social”, por lo que se debe observar y comprender la desigualdad y la falta de equidad en el acceso, la participación y la incidencia social, política, cultural, etc. de diferentes grupos sociales; reconociendo su vulneración de derechos en diferentes grados.
“Tenemos que aprender y desaprender muchas cosas. Debemos considerar que aún existe en nuestra sociedad una fuerte exclusión y vulneración de derechos y violencia hacia ciertas personas o grupos. En educación superior es necesario crear cambios para aprender, convivir y ser comunidades diversas”, comentó la directora de la OEI.
El Modelo de Inclusión en Educación Superior cuenta con tres pilares fundamentales: incidencia, acceso efectivo y participación con identidad, siendo la base la restitución de derechos como eje de acción. Además, contempla cinco principios claves:
- Formación integral e integrada de las personas que permita el desarrollo pleno de todas sus potencialidades en pro del desarrollo del conocimiento en todos los ámbitos del quehacer humano.
- Formación para la interacción en contextos de alta diversidad, con apego a normas para la paz, la cohesión social, la solidaridad, la democracia y el respeto a los DDHH, erradicando todo tipo de discriminación, acoso, abuso y violencia de cualquier tipo.
- Formación intercultural con respeto a las distintas comprensiones y expresiones de mundo, conocimientos, lenguas y epistemologías, particularmente aquellas excluidas hasta ahora, como son las de los pueblos indígenas y afrodescendientes.
- Formación inclusiva, con accesibilidad universal y eliminación de barreras de cualquier tipo para el aprendizaje y la participación plena.
- Formación para el respeto y el cuidado de todas las personas y del medio ambiente, entendiéndose todos como parte de un sistema interdependiente.
En la instancia, a su vez, se desarrolló un taller donde participaron los encargados y encargadas de las diferentes facultades que deben implementar este modelo, buscando proponer estrategias generales y así avanzar articuladamente hacia la construcción de una universidad más inclusiva.
Geraldine Concha, encargada de Equidad e Inclusión de la Facultad de Química y Farmacia destacó “la presencia de las autoridades y de los decanos porque es muy importante que ellos se interesen en estas temáticas, así como también la presencia de actores claves en relación a la inclusión dentro de la Universidad. Es muy importante que abordemos estas temáticas porque en materia de discapacidad se abrieron nuevos cupos en todas las carreras y tenemos un gran desafío, ya que además la Educación Superior es el nivel menos inclusivo dentro de todos los niveles del tránsito educativo”.
La jornada concluyó con la invitación del Director de Asuntos Comunitarios, José Miguel Labrín, para seguir impulsando estas instancias, “porque son precisamente estos espacios los que nos permiten mirar el verdadero sentido de comunidad que tenemos como Universidad, porque hablar de comunidad universitaria es un concepto que solemos caracterizar siempre en torno a la triestamentalidad pero que pocas veces lo experimentamos en acciones que efectivamente nos hablen del bien común y de buscar rutas y desafíos conjuntos que permitan construir una mejor universidad pública y un mejor país”.