Nacida en Lebu, se formó en el sur junto a su madre, a quien le gustaba pintar, y a su padre, un oficial de Carabineros. Estudió en el colegio católico Instituto Santa María, en Chillán. Pero la vida de María Teresa Adriasola Olave, más conocida como Elvira Hernández, cambió para siempre cuando llegó a Santiago. La joven inquieta, creativa, ferviente lectora, buscó dónde estudiar y a fines de la década del 60 entró a la carrera de Filosofía en el Instituto Pedagógico de la Universidad de Chile.
“Para mí son tiempos inseparables que me mostraron el rostro de quienes éramos y hasta dónde estábamos dispuestos a llegar con nuestros intereses y modelos de sociedad. Fue la época de mi primera formación”, señaló este martes Elvira Hernández en el Salón de Honor, de la Casa Central de la Universidad de Chile, donde recibió la distinción Medalla Rectoral de manos de la Rectora Rosa Devés, acompañada de una serie de autoridades universitarias y de gobierno.
En septiembre pasado, Elvira Hernández se convirtió en la segunda poeta mujer en recibir el Premio Nacional de Literatura. Esto, tras otorgárselo a Gabriela Mistral, el mismo año que naciera la autora de Santiago Waria, en 1951. Voz relevante de la literatura latinoamericana, Hernández se refirió al “privilegio” de pertenecer a la Universidad de Chile.
“Recibo la condecoración con humildad. Son momentos en que solo puedo llegar a figurarme que ciertos asuntos son empujados por designios laberínticos, de causas y efectos, como pensaba Borges. Y ante eso, lo único que queda es infinitamente agradecer”, afirmó la poeta, quien a comienzos de los 80, firmó por primera vez como Elvira Hernández una obra: La bandera de Chile. Esto tras haber estado detenida en el centro de detención y tortura Cuartel Borgoño. Fue el profesor Jorge Guzmán, quien le sugirió que usara un seudónimo.
La poeta y ensayista agregó en la ceremonia de este martes, donde fue ovacionada, sobre la celebración del 182 aniversario de la Universidad de Chile que “apoyada en su rica y compleja historia, en su conocida tradición y experiencia, el desafío como institución, en estos tiempos oscuros, será rejuvenecer, y seguir a la cabeza del país que le ha dado nombre”.
La poesía como resistencia en tiempos oscuros
Era un día especial y relevante, la artista en su discurso hizo un recorrido desde el fundador de la Universidad de Chile, Andrés Bello, “recordar en este día a quien puso la primera piedra, a menudo impugnado por discrepancias políticas y devorado por el mármol estatuario”; hasta profesores con los que compartió a mediados de los años 70, en el Departamento de Estudios Humanísticos, de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas, sede ubicada en Beauchef. Entre otros, Jorge Guzmán, Nicanor Parra, Enrique Lihn, Marco García de la Huerta y Mario Góngora.
“En ese año ya ruinoso de 1975 fui uno de los 90 alumnos que ingresó a estudiar una licenciatura en el Departamento de Estudios Humanísticos. Un lugar con historia, fundado en 1964 por el filósofo de la ciencia Roberto Torretti. Sin embargo, en días caóticos cualquier proyecto auspicioso bajo el puño del poder, en segundos se vuelve inconsistente y arbitrario”, comentó Elvira Hernández y citó el único número que apareció de la revista Manuscritos, en 1975 a cargo del artista Ronald Kay. Publicación “ilegible para el mando castrense”.
“No estaba ahí para acumular conocimientos formales”, agregó Elvira Hernández y reflexionó: “sino para darme cuenta de que tenía que volver tras años de estudio a los lugares de los que había salido con las pocas palabras recogidas. Volver a la calle desde donde habla la poesía siempre, a los lugares postergados y heridos, que es de donde se producen las transformaciones y se escribe”, añadió la autora de Pájaros desde mi ventana, quien recibió un extenso aplauso, largo y cariñoso, de parte de los presentes.