Por qué conmemorar
Medio siglo ha transcurrido desde que el golpe de Estado de 1973 fracturó a la sociedad chilena. Cincuenta años de una tragedia cuya historia sigue irrumpiendo en nuestras vidas. No solo porque aún existen deudas de verdad, justicia y reparación con las víctimas y sus familiares, o porque todavía quedan preguntas sin responder e información por revelar. También, porque muchos de los problemas que persisten en educación, salud, pensiones, vivienda y agua para todas y todos son una herencia de ese pasado que no deja de manifestarse.
De esta convicción nace el lema que guiará la programación de la Universidad de Chile en torno a la conmemoración de este evento histórico: “A 50 años del golpe de Estado: educación para la democracia”, una idea fuerza que impulsará una serie de actividades a desarrollarse durante 2023. Es responsabilidad de la Universidad de Chile -como la institución pública de educación superior más antigua de la vida nacional- aportar en la construcción de una memoria colectiva que nos permita abrir un espacio de encuentro con las generaciones jóvenes.
Educar para la democracia es un imperativo ético y un compromiso irrenunciable en todas las esferas del quehacer universitario. Solo así podremos formar ciudadanos y ciudadanas con pensamiento crítico, con sentido de comunidad y conciencia de la historia. Personas que resguarden los derechos humanos y respeten la diversidad y el pluralismo. Creemos que es a través de un ejercicio permanente de reconstrucción y actualización de la memoria histórica que las nuevas generaciones podrán forjar, de manera colectiva, un futuro donde los horrores no se repitan, y donde se avance en la conquista de derechos sociales y libertades democráticas.
Cinco décadas más tarde, recordar es un imperativo. Pero también lo es educar para forjar una ciudadanía comprometida con la democracia. Se lo debemos a quienes fueron víctimas, testigos y protagonistas, pero también se lo debemos al Chile del mañana.