“Mi interés por los trastornos del lenguaje en el adulto vienen hace bastante tiempo; trabajo con pacientes afásicos y otros trastornos de la comunicación adquiridos por daños neurológicos. Hay mucha información sobre qué es la afasia, los tipos, clasificaciones, perfil de cada uno, pero escasos datos sobre quiénes son los pacientes que padecen esta enfermedad, cuántos son, sus características epidemiológicas, cómo se encuentran a los 6 meses de haber tenido un ataque cerebrovascular (ACV), que es la primera causa de esta patología, luego los accidentes de tránsito y enfermedades degenerativas. Muchas veces los mismos pacientes me preguntaban qué esperar con el tiempo, por qué le pasó esto, qué factor de riesgo se pudo haber evitado, etc.”, cuenta la profesional.
Y agrega “mi tesis es la revisión de una base de datos de un estudio poblacional denominado PISCIS, liderado por el Dr. Pablo Lavados, realizado hace algunos años atrás en la ciudad de Iquique para determinar la incidencia de los ataques cerebrovasculares en Chile. Este estudio prospectivo y de dos años de duración identificó 394 casos de ACV y de este grupo 185 pacientes presentaron primer episodio de ACV, otros grupo presentó un accidente isquémico transitorio (TIA) que es un infarto leve, cuyos síntomas regresan con el transcurso de las horas y el otro porcentaje de pacientes correspondió a segundo o tercer ataque cerebrovascular”.
Principales resultados
Francisca González explica que “observé la incidencia de la afasia, el perfil epidemiológico y desenlace a los 6 meses y lo comparé con el grupo no afásico. En cuanto a la incidencia, un 19,7% de todo el grupo presentó afasia de un total de 185 pacientes con primer ACV. La literatura sitúa este porcentaje entre un 20 y 30%. La tasa de incidencia de afasia arrojó 7,06 por 100 mil habitantes y aumentó considerablemente con la edad, siendo el peak entre los 75 y 84 años con 125,67 por 100 mil habitantes”.
Dentro de las características epidemiológicas, señala que “el factor de riesgo más relevante para los pacientes afásicos, con más del 60% fue la hipertensión arterial. En cuanto al sexo, las mujeres presentaron mayor predominancia con 53,6%, cifra que no es del todo concordante con la literatura internacional que ha sido poco clara al respecto”.
Entre los resultados también se observa que "la etiología indeterminada del ACV fue la más prevalente en los pacientes afásicos. Al comentar este hallazgo con el investigador principal del estudio PISCIS se pudo apreciar que, en general, en la ciudad de Iquique, no todos los centros contaban con la tecnología necesaria para poder establecer con precisión la etiología del ACV l. La segunda etiología del ACV en los pacientes afásicos fue la cardioembólica, que es aquella causa más frecuentemente asociada a la presencia de afasia, según la literatura revisada. Según destaca la tesista, “la novedad estuvo en el desenlace. En el estudio PISCIS, un grupo de enfermeras entrenadas evaluó a todos los pacientes a los 6 meses y al año. El 51,9% de los afásicos había fallecido a los 6 meses de seguimiento a diferencia de los no afásicos que en el mismo periodo de tiempo presentaron un 19,6% de fallecimientos. Esto se condice con la literatura que asocia la presencia de afasia con mayor mortalidad en el tiempo. Además, uno de los objetivos principales del equipo de neurorehabilitación es lograr e que el paciente sea lo más independiente y funcional en sus actividades cotidianas. El 30% de los afásicos fue considerado paciente autovalente a los 6 meses de seguimiento, a diferencia del no afásico cuyo porcentaje llegó a 59,8%. Es decir, los resultados vuelven a mostrar en este estudio que su presencia tiende a complejizar las actividades cotidianas de las personas. Es una enfermedad que trasciende las esferas del lenguaje; los pacientes presentan un quiebre en su biografía, cambios de roles en la familia, el paciente por lo general presenta muchas dificultades para reintegrase a las actividades laborales o definitivamente no vuelve a trabajar, los trastornos depresivos son muy frecuentes y hay una serie de elementos que complejizan bastante esta patología”.
Respecto a la principal conclusión de su trabajo de tesis, Francisca enfatiza que “en esta sociedad, la discapacidad está muy marcada con el impedimento físico, el afásico, en cambio, en muchas ocasiones no tiene problemas motores muy evidentes, por tanto es una enfermedad poco entendida porque los ven físicamente bien. Las dificultades comunicativas y emocionales son difíciles de abordar, porque no se entienden como una discapacidad. A nivel de medicina privada existen servicios que prestan buen nivel rehabilitación, pero en la salud pública falta mucho trabajo. Hay pocos profesionales para la gran demanda que hay en Chile”.
Francisca destaca el apoyo de su profesora de tesis, Marinella Mazzei, académica del Programa de Epidemiología, y señala que “fue muy comprometida y me programé para poder avanzar durante el año, juntándonos una vez al mes metódicamente para ver los resultados”. Finalmente, adelanta que piensa publicar estos resultados en la Revista Médica de Chile, participar en el Congreso Mundial de Neurología y trabajar en un siguiente estudio para agregar variables más específicas para hacer un estudio más complejo.
Sandra Vargas Bravo