El pasado viernes 30 de agosto, en el Salón de Honor de la Universidad de Chile, tuvo lugar la ceremonia de entrega de medallas rectorales a dos reconocidas refugiadas españolas que llegaron a Chile en “el barco de la esperanza”. Se trata de la artista Roser Bru y la académica Montserrat Tetas, quienes desembarcaron en Valparaíso el 2 de septiembre de 1939 junto a sus familias, huyendo de la dictadura española, justo cuando en Europa estallaba la segunda guerra mundial.
La actividad comenzó con la lectura de una carta enviada por el ex presidente Ricardo Lagos, quien no estuvo presencialmente, pero sí quiso formar parte de la conmemoración de un “momento histórico, donde Chile abre sus puertas a los demócratas que arrancaban de la dictadura franquista”. En la misiva el ex mandatario recordó que “fueron muchos los del Winnipeg que llegaron hasta acá a aportarnos sus luces, desde un Balmes a un Castedo, y tantos más”, haciendo alusión a los numerosos artistas, intelectuales y profesionales refugiados que, tras su llegada, aportaron al desarrollo de diversas disciplinas en nuestro país.
Por su parte, la Vicerrectora de Extensión y Comunicaciones, Faride Zerán, mencionó que “el Winnipeg viajó con 2.300 españoles y españolas que, al finalizar la guerra civil, sufrían hambre, dolor e incertidumbre en los campos de refugiados de Francia. Pablo Neruda, siendo cónsul de Madrid y Barcelona a comienzos de los 30, movió los hilos de la historia para que este barco pudiera zarpar con la esperanza de una nueva vida, después de tantas tragedias, como el asesinato de nuestro gran Federico García Lorca”. Cabe recordar que, tras el fin de la guerra civil española y a petición del ex embajador de España en Chile, Rodrigo Soriano, el presidente Pedro Aguirre de Cerda y el ministro de Relaciones Exteriores, Abraham Ortega, nombraron a Pablo Neruda “Cónsul Especial para la Inmigración Republicana en Chile”, delgándole la misión de organizar la hazaña del Winnipeg.
“Las profesoras Bru y Tetas, representan a las mujeres y hombres que nunca perdieron la voluntad y la visión que implica forjar una vida en el marco de discursos colectivos al servicio de construir espacios comunes”, expresó la Vicerrectora Faride Zerán. Posteriomente, realizó un breve repaso de las biografías de las homenajeadas, destacando la trayectoria en la Universidad de Chile de la profesora Tetas y la carrera artística de Roser Bru.
La profesora Montserrat Tetas Muntané llegó a Chile con tan solo 9 años de edad, junto a sus padres y hermanos. En un inicio, la familia se instaló en Linares, sin embargo, una vez que la profesora Tetas fuera aceptada en la carrera de Química y Farmacia de la Universidad de Chile, se mudaron a Santiago. En agosto de 1954, la profesora Tetas obtuvo el título profesional de Química Farmacéutica y, años después, pasó a integrar el plantel docente de la Universidad de Chile, primero como académica de la Facultad de Química y Farmacia, y luego, como docente de la Facultad de Medicina.
Por su parte, la artista y académica Roser Bru, arribó a Chile a los dieciseis años de edad, ingresando a la Escuela de Bellas Artes en Santiago poco tiempo después de su llegada. Desde entonces comenzó una prolífica carrera como artista plástica, siendo discípula de Pablo Burchard, Israel Roa y Nemesio Antúnez. La pintura, el dibujo y el grabado fueron sus especialidades, donde pueden apreciarse temáticas recurrentes como la muerte, la pérdida, la memoria y la asociación entre pasado y presente. Roser Bru fue académica de la Pontificia Universidad Católica de Chile, donde impartió clases tanto de dibujo como de pintura. Obtuvo el Premio Nacional de Artes Plásticas el año 2015.
En la ceremonia participó Jorge Parraguez, sobrino-nieto de la profesora Montserrat Tetas, quien destacó hitos de la trayectoria profesional de la homenajeada, en materia de docencia e investigación. Asimismo, Agna Aguadé, hija de la profesora Roser Bru, expresó su gratitud hacia la Universidad de Chile, la cual abrió sus puertas a su madre “como alumna libre, pues ni siquiera había podido acabar sus estudios, debido a la guerra civil española”, señaló.
Posteriormente, el cantautor Horacio Salinas, ex director musical del conjunto Inti-Illimani, interpretó junto a su hija “La tarara” y “Anda jaleo”, ambas obras de Federico García Lorca, y “Dime dónde vas morena”, popular composición española.
Para cerrar la ceremonia, el rector Ennio Vivaldi se dirigió a los invitados y público general, reflexionando en torno a los hechos acaecidos durante la guerra civil española: “Uno hubiese querido que esto no hubiese sido necesario, hubiese sido preferible una España sin guerra civil; muchas veces nos hemos preguntado por qué no se hizo un esfuerzo mayor en el mundo por evitar lo que estaba pasando en España”. Sin embargo, el rector destacó el hecho de cómo un suceso histórico tan lamentable pudo dar lugar “a momentos de una belleza enorme”, tales como aquellos protagonizados por chilenos que recibieron y apoyaron a los refugiados españoles, y todos los aportes que estos últimos, y sus descendientes, realizaron posteriormente en nuestro país.
La ceremonia finalizó con un cóctel, durante el cual el rector Vivaldi, junto a destacados invitados, dieron a conocer una placa conmemorativa ubicada en el Patio Domeyko, lugar donde actualmente se exhibe una muestra fotográfica del desembarco del Winnipeg. Uno de los invitados que protagonizó este momento fue Ernesto Garrote, hijo de una pareja de refugiados del Winnipeg, quien relató la triste historia de separación que debió enfrentar con tan solo seis años de edad: “Cuando la familia supo que el Winnipeg iba a traer exiliados a Chile, mis padres y dos hermanos tomaron el barco, mientras que yo y una hermana nos quedamos en Francia. El mismo día que el Winnipeg llegaba a Valparaíso, estallaba la segunda guerra mundial. Mis padres no supieron más de nosotros ni nosotros de ellos, hasta que terminó la guerra, el año 1945. A través de la Cruz Roja Internacional supieron que vivíamos, que no habíamos fallecido en la guerra”, recordó visiblemente emocionado. Poco tiempo después, él y su hermana se embarcaron con destino a Chile, para reencontrarse con su familia.
Una vez establecido en Chile, con el pasar del tiempo, Ernesto Garrote ingresó a estudiar pedagogía en la Universidad de Chile. Recibió su diploma de titulación de las manos del profesor Juan Gómez Millas: “Él me entregó mi diploma de profesor en este mismo Salón de Honor”, recordó con orgullo. Tras ser consultado por los mejores recuerdos que atesora de su nueva vida en Chile, el profesor no titubeó: “Para mí los mejores años fueron cuando fui estudiante de la Universidad en Macul. El Pedagógico en aquellos tiempos vivió su época de oro”, aseguró.
Cabe destacar que la ceremonia contó con la participación del embajador de España, Enrique Ojeda; su par de El Salvador, Víctor Manuel Valle; Montserrat Tetas; familiares de las galardonadas; la vicerrectora de Asuntos Académicos, Rosa Devés; el vicerrector de Asuntos Económicos y Gestión Institucional, Daniel Hojman; el vicerrector de Asuntos Estudiantiles y Comunitarios, Juan Cortés; el decano de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas, Francisco Martínez; el vicepresidente del Senado Universitario, Gonzalo Gutiérrez, entre otros miembros de la comunidad universitaria.