Con una ceremonia en línea para distinguir a los mejores docentes de los años 2019 y 2020, se dio inicio a la celebración del aniversario número 178 de la Universidad de Chile.
Nueve de los 77 docentes de pregrado galardonados pertenecen a la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas, quienes son seleccionados de acuerdo a las evaluaciones que los propios estudiantes realizan. Alejandro Hevia (DCC), Bárbara Andrews (DIQBM), José Soto (DIM) y Sandra Céspedes (DIE) fueron los mejor evaluados en 2019, mientras que Aidan Hogan (DCC), Fabián Rojas (DIC), Felipe Díaz (DIQBM) y Marcel Goic (DII), en 2020. Luis Foa (DFI), en tanto, fue distinguido en ambos años.
“La crisis ha mostrado de manera más cruda y a un grupo más amplio de la Universidad, que la diversidad de los estudiantes que tanto valoramos estará acoplada a desigualdades a menos que trabajemos fuerte para garantizar el derecho a la educación en forma permanente. Por ello, nuestro compromiso de colocar al estudiante al centro, no es un concepto abstracto o metodológico ni menos retórico, sino una exigencia de preocuparnos de cada una y cada uno de nuestros estudiantes. Lo anterior recae en un compromiso de vida por parte de los docentes, compromiso que ustedes hoy ejemplifican para toda la comunidad”, sostuvo la vicerrectora de Asuntos Académicos de la U. de Chile, Rosa Devés.
Aidan Hogan, académico del Departamento de Ciencias de la Computación (DCC), uno de los distinguidos como mejor docente 2020 y quien participó del panel “Diálogo desde la excelencia”, señaló que aunque su departamento debería estar preparado, ya que profesores y estudiantes manejan muy bien las herramientas computacionales y el contenido de los cursos se puede realizar fácilmente en línea, eso fue sólo la parte fácil.
“Lo que fue difícil fue, al inicio de las clases, darnos cuenta de todos los desafíos que hay y que son los mismos en todos los departamentos: la falta de interacción en la clase, las evaluaciones en línea, “el gato”, estudiantes sin internet, estudiantes compartiendo una máquina con toda su familia y la inseguridad, en general, poder controlar la situación, entre otras cosas. Entonces lo que empezó a funcionar fue conversar con los alumnos, entender sus necesidades, sus ambientes, condiciones, brindarles opciones en términos de cómo podían aprender; y hubo grandes complicaciones por supuesto, pero hubo también una gran colaboración entre muchas personas, auxiliares, estudiantes, coordinadores docentes, secretarias, la Universidad también, y logramos superar, quizás no todas, pero la mayoría de esas complicaciones”, aseguró.
Camila Heymann, estudiante de Licenciatura en ciencias jurídicas y sociales, también parte del panel, destacó que en un contexto tan complejo como el actual, destaca la empatía y humanización de los espacios que logran los académicos y académicas. “Los y las estudiantes valoramos estos espacios o cursos en que los profesores y profesoras se interesan por el aspecto humano, la preocupación por sus estudiantes. Creo que además de entregar y adquirir conocimientos, que debe ser un pilar importante, también lo debe ser el humanizar los espacios de enseñanza y las personas de dichos espacios”, indicó.
“Estas circunstancias tan especiales que vivimos, en que todo es tan distinto, impredecible, tan lleno de incertidumbre, es una inmejorable ocasión para reflexionar sobre el concepto de invariante, que es aquéllo que no importa cuán distinto sea todo, sigue igual, sigue estando presente y dando este sello de la Universidad. En ese sentido, quisiera hacer un reconocimiento en nombre de la institución a todos los premiados hoy día, porque precisamente el reconocimiento que cada uno de ustedes recibe es el de ser los portadores más elocuentes, evidentes, reconocibles de esta reproducción de un concepto que es el de la Universidad de Chile”, destacó el rector Ennio Vivaldi.