La comprensión de los procesos sociales y políticos en Chile es uno de los principales objetivos de las instituciones encargadas de la promoción de la memoria y los derechos humanos en Chile. Tras el riesgo de su disminución presupuestaria nacional, académicos y académicas de la Universidad de Chile han reflexionado sobre la importancia de estas áreas para la estabilidad democrática de la sociedad chilena, así como también, para la generación de conocimiento en estas áreas.
En el Congreso Nacional se han vivido intensas jornadas debido a la Ley de Presupuesto 2023. Dentro de su primera etapa de negociación, la Cámara de Diputados rechazó la entrega de recursos al Museo de la Memoria y los Derechos Humanos, así como también el Instituto Nacional de los Derechos Humanos y otras entidades que abordan la materia.
Tras su paso por el Senado, el presupuesto 2023 reincorporó el financiamiento para estos ítems, sin embargo, contemplan una disminución cercana a los $700 millones de pesos.
Este fenómeno no es ajeno, pues durante la discusión de presupuesto para el 2021, cerca de 14 instituciones se vieron amenazadas con la disminución del 15% del financiamiento para el resguardo de colecciones, seguridad y cuidado de infraestructura. En la misma línea, durante 2022 se rechazó la entrega de pensiones de gracia a las víctimas de vulneraciones a los derechos humanos durante el estallido social.
¿Por qué es importante que se fomente la memoria y los derechos humanos en Chile?
De acuerdo con académicas y académicos de la Casa de Bello, el cuestionamiento de la importancia de la educación en memoria y derechos humanos, así como los procesos de reparación ante diversas vulneraciones, ponen en riesgo la estabilidad democrática en la sociedad chilena.
La académica de la Facultad de Ciencias Sociales, Isabel Piper, explicó que “la memoria es un derecho y no un deber acotado a cierto sector social. Es un patrimonio de la sociedad y el Estado tiene el deber de garantizar el derecho a hacer memoria a través del financiamiento a instituciones y asegurando su funcionamiento. La memoria y DDHH es propio de una sociedad pacífica y justa e inherente a una democracia real. Quitar piso a las luchas por los derechos pone en jaque a la democracia”.
Por su parte, el académico de la Facultad de Derecho, Claudio Nash, indicó que este debate“no es solo una cuestión de dineros, sino que da cuenta del compromiso del Estado de Chile con los derechos humanos como una base de la democracia. Dejar sin presupuesto estas materias envía un mensaje que va agravando el compromiso político y social, por lo que es fundamental que se revierta esta situación para permitir que la institucionalidad en derechos humanos pueda sobrevivir y demostrar el compromiso que tenemos como sociedad ante estos temas”.
En tanto, la académica de la Facultad de Filosofía y Humanidades, Carla Peñaloza, mencionó que el intento de dejar sin recursos públicos a las instituciones que resguardan la memoria y promueven los DDHH da cuenta de dos graves problemas. “El fondo de la situación es que tenemos una deuda pendiente muy grande que tiene que ver con la falta de reparación y la falta de conciencia generalizada de la relevancia de la memoria y DDHH, pero también es importante que estas instituciones que son autónomas del Estado puedan contar con financiamiento estable y no dependan de la coyuntura política de cada año”, afirmó Peñaloza.
Finalmente, Pablo Cabrera, académico de la Facultad de Ciencias Sociales, reforzó que “si pensamos el desarrollo social integro en un sentido complejo y amplio, debemos considerar el campo político-económico y su articulación con el sociocultural. Por lo que se afecta a los espacios de memoria, los cuales nos entregan una comprensión humana y abierta, en términos de la historia social, derechos humanos y valores democráticos”.
Aportes de espacios de memoria y derechos humanos al desarrollo social
Generar conocimiento en torno a estas áreas es fundamental para el desarrollo social del país. Así lo aseguran las y los especialistas UCH, relevando que el ejercicio democrático va más allá de sufragar en elecciones a cargos. En este sentido, las organizaciones e instituciones que abordan los derechos humanos y la memoria, aportan con información y contenidos relacionados a la formación cultural y la creación de un juicio crítico ciudadano.
Para el profesor Cabrera, “las instituciones de memoria y su trabajo en la cultura son un pilar fundamental para generar espacios informativos y experiencias formadoras de la ciudadanía. Se trata de la memoria, pero atravesada por el trabajo de recuerdo y de pensamiento, desde donde los ciudadanos y ciudadanas pueden decidir, aportar, deliberar y crear”.
Además, agregó que “los espacios de memoria se han constituido en un lugar en donde circula la presentación de obras como cine, teatro, danza, conversatorios con relación a temas históricos y actuales, así como se ha sistematizado unos de los archivos más importantes que tenemos del país en torno a la época dictatorial y estudios sobre memorias”.
La profesora Piper, también aseguró la importancia del conocimiento en esta materia, pues “permiten dialogar críticamente el accionar de las organizaciones sociales y del Estado. Ir pensando en los efectos reales de las acciones estatales en la población”.
Por su parte, para Nash la importancia del resguardo de estos espacios está ligado a la creación de conocimiento que generan y a la construcción de una democracia sana. “La memoria no es sólo un compromiso con el pasado, sino que sobre todo con el futuro, donde los derechos humanos sean el centro del acuerdo social y político y el “nunca más” sea la base mínima de convivencia democrática. Nos permite cuestionar el presente y desde ahí proyectar las bases futuras de la convivencia social”, destacó el docente.
La profesora Peñaloza, concluyó con la importancia seguir generando conocimiento en esta materia para relevar su aporte a la democracia. “No solo que haya financiamiento para esta, sino que haya apoyo para otras iniciativas, que existan más políticas de reparación, que sirvan para poder asegurar y crear conciencia en las nuevas generaciones, que nunca más vamos a vivir situaciones de vulneración, lo que debería ser un piso mínimo desde donde podríamos actuar todos”, culminó.