El año 2004, Ramón Luis Ayala Rodríguez, mejor conocido como Daddy Yankee lanzó el álbum Barrio Fino, cuyo sencillo “La Gasolina” rápidamente se volvió un Hit en ventas y distribución, no solo posicionando al artista a nivel internacional, sino que también popularizando un género hasta ese entonces desconocido, el reggaetón.
Ahora, a casi dos décadas de este hito, el reggaetón se ha vuelto uno de los estilos musicales insignia de Latinoamérica con un creciente número de exponentes en distintos países y una audiencia en constante aumento. No obstante, pese al paso del tiempo y la variedad de artistas, la forma de realizarlo no ha cambiado mucho. Así lo indica Cristóbal Fariña, productor musical y egresado de la carrera de Ingeniería en Sonido de la Universidad de Chile, quien describe los ritmos de este estilo como sencillos, dada la ausencia de equipamiento profesional en la producción de las pistas desde sus inicios.
En ese sentido, destaca como principal propulsor del reggaetón el fácil acceso que se ha dado a las herramientas de producción, donde cada vez es más factible que una familia o una persona tenga un computador de uso personal para componer. Estos equipos, además, son cada vez más poderosos, por lo tanto, se les puede exigir más trabajo en cuanto a labores técnicas de producción musical, como llevar ritmos de fondo o utilizar sintetizadores. “Yo creo que el acceso a computadores personales ha sido lo que ha ido democratizado la producción de este arte”, afirma Fariña.
En un sentido técnico, el reggaetón consta de un elemento principal y reconocido en la música urbana, denominado bit o pulso. “Esto no solo es el pulso de la canción, sino el ritmo y todos estos instrumentos programados que suenan de fondo. Históricamente, no se habían hecho en el computador, pero el uso del computador es lo que los ha masificado harto”, agrega Fariña. A estos bits, que constan principalmente del típico ritmo asociado al reggaetón, se le empiezan a añadir distintas capas de sintetizador, dependiendo la corriente de reggaetón que se hace, llegando a ser más urbano o gringo-latino, por ejemplo.
La evolución de un género
Tras décadas en las que el reggaetón se ha ido consolidado, naturalmente este ha sufrido cambios, tanto a nivel técnico como artístico. Es en este último aspecto donde han surgido nuevas formas de realizar reggaetón, tal es el caso del dúo Torta Golosa, conformado por Andi Co y Osa Flaca, cuya propuesta de reggaetón lesbotransfeminista propone el uso de la música como espacio de resistencia.
“Ahora, ¿por qué le estamos pidiendo el reggaetón satisfacer nuestras necesidades políticas? También es una muy buena pregunta”, reconoce Andi Co, quien también es encargada de vinculación de estudiantes y organizaciones LGTBIQ+ de la Universidad de Chile. Para Co, este ha sido un elemento importante, pues ha evidenciado los prejuicios dentro del género por parte de la sociedad. “Fuimos muy criticados por ser feministas, porque nos gusta el reguetón y ahí tuvimos que empezar a desarrollar un poco más la crítica y la defensa de la cultura latinoamericana, y tratar de poner también en tela de juicio este auto racismo que se genera, este clasismo. Hablábamos en un momento de salir del clóset del reguetón”, destaca.
En ese sentido, es tajante al plantear que muchas de las críticas hacia el género dan cuenta de visiones clasistas asociadas a su origen y masificación. “Yo creo que esa crítica que se le hace al reguetón es una crítica clasista, es una crítica racista, porque yo no veo que hagan lo mismo con el metal, que hagan lo mismo con la cueca, que hagan lo mismo con cualquier otro género que también habla de lo mismo, de sexo, mujeres y rocanrol, digamos. Los reggaetoneros no inventaron esos tópicos”, sostiene.
Otra propuesta que también ha trabajado el reggaetón desde una perspectiva distinta es el sello “La Peluquería Records”, quienes desde 2019 han abierto espacios y se han vuelto una plataforma para personas, sobre todo mujeres y disidencias sexuales, que quieran desarrollar música urbana. Así lo describe Siempre Barle, cantante de música urbana, pero también profesora de lenguaje y lingüista egresada de la Universidad de Chile, quien destaca la necesidad de contar con espacios de producción musical de esta índole.
“El reggaetón es un espacio que siempre ha estado, de alguna manera, como un monopolio usado por los hombres hétero o por los discursos hétero. Para ir a un estudio hay que estar con un hombre que probablemente te va a tratar de encaminar la obra hacia un lugar, etcétera. Entonces, este espacio ha buscado principalmente que las personas que tienen este deseo de hacer música urbana y que no se sienten cómodas en esos otros espacios más hegemónicos, puedan hacerlo de manera libre, sin tener que establecer de qué van a hablar”, explica Barle.
Si quieres saber más al respecto, te invitamos a escuchar el capítulo de Universidad de Chile Podcast dedicado al reggaetón en Spotify y Tantaku.