Una de las primeras cosas que hizo Martina Gajardo (22), estudiante de cuarto año de Antropología Social de la U. de Chile, después de ser seleccionada para la beca de Fortalecimiento de la Función Pública de la Fundación Botin, fue contarle la noticia a la profesora de historia la aconsejó cuando no sabía qué estudiar. Con ella acordó volver a las salas del Liceo Simón Bolívar para conversar con los estudiantes y contarles su experiencia.
“Quería que ellos vieran que sí se puede. Si yo pude, ellos también. En el fondo, yo vengo de ese contexto, los mismos profes que le hicieron clases, me hicieron clases a mí. La educación pública me formó, con todo lo bueno y malo, y me siento en deuda tremendamente”, cuenta.
Martina es la primera de su familia en estudiar en la Universidad. Durante el 2022 trabajó como mediadora en el programa PACE y como ayudante del Curso de Formación General (CFG) de Mediación Cultural. Con esa experiencia decidió postular a esta beca y en el proceso fue una de las dos estudiantes chilenas seleccionadas este año y la única de la U. de Chile.
“Uno postula primero en la Universidad y ellos te hacen una revisión porque la Fundación es super estricta con muchas cosas que pide, entonces si tú no las cumples no vale la pena que la Universidad te respalde. Te piden calificaciones, labores sociales, iniciativas dentro de la Universidad, idealmente que tenga ayudantías y cosas así”, cuenta.
Pese a la alta competencia entre los más de 10 mil candidatos, lo agotador del proceso de selección que duró siete meses y los escasos 32 cupos, Martina cuenta que postuló porque desde el colegio le interesó el servicio público y a futuro le gustaría ser diputada. Además, este programa le permitía capacitarse en otras áreas que le ayudarán en el futuro. “Si te quieres formar en diversas áreas de servicio público, por ejemplo, economía, política, sociedad, cultura, educación y aprendizaje, esta beca es para ti. Es un seminario intensivo donde condensan todo”, dice.
Mediación como política pública
El viaje de Martina comenzará el próximo 16 de octubre en Bogotá, Colombia, continuará en España (Cantabria, Madrid, Salamanca y Camino de Santiago), y finalizará en Río de Janeiro, Brasil, el 1 de diciembre. En cada una de esas ciudades tendrá encuentros con académicos y profesionales para reflexionar sobre cómo impactar positivamente en los servicios públicos.
Para postular presentó un proyecto sobre la mediación cultural como acción de impacto social, considerando su experiencia como mediadora en el trabajo con Liceos PACE. Allí le tocó trabajar con estudiantes de educación media y aplicar herramientas de inteligencia emocional, lo que la marcó bastante a nivel personal. “Es educar desde la contención, desde el amor, desde la comprensión. En la mediación cultural entregas de herramientas, en tanto, uno tiene algo que quiere implementar o enseñar a otros. Y tú tienes que buscar los mecanismos para que ese espacio de aprendizaje sea eficaz”, dice.
Luego de esta experiencia participó en el CFG de Mediación Cultural, coordinado por Carla Gimenez, que inspiró su postulación. “Lo que presenté fue una iniciativa para formar futuros profesionales en vías de la mediación cultural, donde te desarrolles interdisciplinariamente y tengas estas herramientas para poder comunicarte con los demás. Poder atender a los procesos de aprendizaje de una manera eficaz, de una manera amable, y eso se logra a través de la mediación”.
Con todos los nuevos conocimientos que adquirirá cree que en un futuro cercano puede aportar al país como funcionaria pública, especialmente a partir de la mediación cultural. Respecto a los cambios que le gustaría implementar considera que “hace falta escuchamos y colaborar, porque así podremos avanzar. Y creo que no ha existido porque creemos que atendemos de manera eficaz, pero, por ejemplo, ¿cuándo le preguntaste al estudiante si eso le sirve? Y eso pasa con todos los grupos sociales. Entonces creo que es muy importante atender a través de la escucha”, concluye.