Con el exitoso programa Wise (por las siglas en inglés de Wine Seed) Viña Santa Rita ha demostrado que la producción vitivinícola amigable con el medio ambiente es sinónimo de calidad. Gracias a esta iniciativa -que busca crear vinos sustentables e instalar plantas que perduren en el tiempo- la emblemática compañía ha tenido significativos logrados en los últimos nueve años. Entre ellos, se encuentra disminuir en un 40% la aplicación de los agroquímicos, reciclar el 93% de los residuos, certificar todos sus campos de vid bajo el Código Nacional de Sustentabilidad de Vinos de Chile y que las 500 hectáreas de Alto Jahuel, viñedo ubicado en la Región Metropolitana (Buin), estén manejadas con composts. Gerardo Leal, ingeniero agrónomo y enólogo de la Casa de Bello, lidera este importante proyecto desde 2014, cuando asumió como Gerente de Viticultura de la empresa.
“Nuestra filosofía es: cultivamos vinos, no plantamos parras. En ese contexto, Wise significa una producción mucho más eficiente, con mucho más foco en el cuidado de los recursos naturales, el agua, el suelo, y con una disminución importante del uso de los insumos químicos para el control de plagas o enfermedades. Empezamos con un trabajo muy fuerte, porque es bastante difícil en las condiciones chilenas adentrarse en una producción de este tipo, ya que hay una serie de inconvenientes, los recursos acá son mucho más caros y escasos que en los países más desarrollados”, señaló.
Si bien el desafío de encabezar este plan es grande, el destacado agrónomo reúne los conocimientos y experiencia necesaria para cumplir los objetivos planteados. De hecho, antes de ingresar a Santa Rita, creó junto al Consorcio del Vino el programa de Sustentabilidad de las viñas nacionales. También se ha desempeñado en el rubro a nivel internacional, trabajó para Pedroncelli Winery en California, Michel Laroche’s Mas La Cheveliere en Francia, Antinori en Italia y Neudorf Vineyard en Nueva Zelanda. En este último país hizo un máster en Viticultura y Enología Sustentable en la Universidad de Lincoln. Mientras estudiaba realizó una investigación sobre el manejo ecológico de viñedos, en la cual trabajó con renombrados especialistas del área como Valerie Saxton y Steve Wratten.
“Eso me permitió recibir herramientas muy sólidas para traerlas a Chile e incorporarlas con mucha más base y fuerza a la hora de comenzar con el programa de sustentabilidad. En esa época en Nueva Zelanda (2006-2007), prácticamente todo el desarrollo a nivel país de productos de consumo estaba ligado a una producción sustentable. Esa experiencia fue clave para que yo pudiera no solamente establecerlo con propiedad en el sentido de conocimiento, sino también lograr convencer que era importante dar el paso y así conseguir los recursos, que los inversionistas se incorporen”, afirmó.
Proyecto con la Facultad de Ciencias Agronómicas
Gerardo Leal también cumple un rol importante en el proyecto de investigación que está realizando la empresa con el fin de evaluar la posibilidad de producir vinos en Purranque, Región de Los Lagos, porque desde hace más de una década la zona central es afectada por una fuerte sequía.
Para desarrollar un estudio más acabado, Viña Santa Rita firmó en mayo pasado un convenio con la Facultad de Ciencias Agronómicas de la Universidad de Chile. El acuerdo de colaboración contempla la instalación de un viñedo experimental que permita conocer el comportamiento de variedades de uvas que pueden adaptarse a climas más fríos, como Pinot noir, Chardonnay, Riesling, Gewürztraminer, Sauvignon blanc y Albariño, entre otras.
“La asociación con la Universidad de Chile se debe a que la institución cuenta con la infraestructura necesaria para este tipo de investigación; laboratorios que tiene la Facultad para analizar las uvas y vinos; doctores y expertos en suelos, clima, plagas y enfermedades, y que -en conjunto con nuestra experiencia en vitivinicultura- permite que sea un proyecto mucho más sólido, además de potenciar la Región de Los Lagos como una zona vitivinícola”, manifestó.
A principios de diciembre de este año, se instalarían las primeras plantas de este viñedo experimental en Purranque.
¿Qué medidas ha implementado Viña Santa Rita para producir vinos sustentables?
Primero revisamos todo nuestro sistema de producción en base al control de plagas y enfermedades, porque tradicionalmente los viñedos en general han hecho un uso importante de agroquímicos. Hoy prácticamente basamos nuestro programa fitosanitario solo en azufre, y hacemos algunas aplicaciones muy puntuales de otros productos y con mucho monitoreo.
Por otra parte, hemos disminuido de manera importante el uso de los herbicidas, de los glifosatos. Nos hemos tenido que mover muy rápido, porque ya en Europa se habla de que se va a prohibir su uso en el corto plazo. Entonces, hemos tenido que avanzar mucho más en las estrategias e iniciativas para poder controlar las malezas. Ahí también hay un cambio de paradigma de cómo manejar este tema.
Hoy tenemos no solamente un control mecánico de la maleza, a través de maquinaria llamada intercepta, sino que también aplicamos compost en la sobre hilera. Hemos realizado junto a la Facultad de Ciencias Agronómicas de la Universidad de Chile varios ensayos de cultivos sobre la hilera y entre hilera que nos permita bajar la presión de las malezas.
Lo otro que estamos haciendo es interpretar las diferentes malezas que tenemos en los suelos, como un diagnóstico respecto a cuáles son las situaciones que se están produciendo en estos, porque las malezas no crecen porque sí, hay una explicación de su presencia y desarrollo en los suelos. Entonces, cada una de las malezas tiene un diagnóstico distinto. De esa manera, trabajamos las diferentes estrategias de cómo manejarlas, por ejemplo, de niveles, de algunos elementos en el suelo, de oxígeno, cuando falta oxígeno se desarrolla un tipo de maleza, cuando hay más oxígeno, otro tipo de maleza y así.
Hemos comprobado que un suelo que está cien por ciento controlado con químicos tiene todos sus poros sellados y una manera importante de hacer eficiente el uso del agua es mantener esos macro y micro poros presentes en el suelo, no sellados. Hoy queremos manejar un nivel determinado de maleza buena, por decirlo así, de un cultivo más especializado como una leguminosa, que incluso fija el nitrógeno y con eso podemos establecer una situación de suelo y salirnos un poco de lo que es el monocultivo.
¿Qué resultados han obtenido con el proyecto Wise?
Hemos disminuido en un 40% la aplicación de los agroquímicos, y esperamos en los próximos dos años contar con prácticamente el 50% de la superficie libre de control con herbicidas de las malezas.
Las 500 hectáreas del campo Alto Jahuel, que tenemos en la Región Metropolitana están manejadas con composts. Hemos logrado también reducir la nutrición a través de sales, porque en años cuando el agua está más deficiente y escasa, la concentración de sales que viene de agua es mayor. Entonces, hemos tenido que modificar nuestro plan de nutrición. No podemos usar los muriatos de potasio como fuente potásica de fertilización, no podemos aplicar tampoco muchos los nitratos de potasio. Entonces, hemos tenido que ir ajustándonos, dependiendo de lo que hemos ido encontrando en estos últimos años.
Como hemos disminuido varios productos que usábamos tradicionalmente, ha bajado el costo de esos insumos por hectárea. Al mismo tiempo, hemos visto un cambio en la calidad de las uvas y de los vinos, porque no solamente nosotros tenemos que producir un determinado rendimiento, sino que además la industria del vino trabaja distintas categorías de calidad. Nosotros tenemos los vinos íconos, los grandes reservas, reservas, varietales, los vinos familiares, que son los vinos de consumo más masivo en la parte más de abajo.
¿En qué etapa se encuentra la investigación que están desarrollando con la Universidad de Chile?
Para nosotros fue una muy bonita instancia volver a la academia, aprovechando que la Casa de Bello tiene terrenos en el sur, en los que históricamente hay producción animal y de leche. El convenio se enmarca en el contexto del cambio climático. Hoy hay una dificultad mayor en la zona central, donde vamos a estar mucho más expuestos a temperaturas más extremas, mayor estrés en las plantas. Eso genera menor productividad y, por lo tanto, mayor uso de un agua que hoy no tenemos en la zona central. Definitivamente, en este sector cada vez nos vamos a quedar con menos agua, porque en el escalafón de prioridades está el consumo humano, sin duda, y después viene el resto. En ese contexto, nosotros quisimos avanzar en explorar el sur de una manera más científica. Nos hemos dado cuenta que las viñas tienen la posibilidad, bajo otro sistema de producción, de generar vinos e incluso otros productos como los espumantes.
Hoy estamos en una etapa de diseño. Debiéramos plantar nuestras primeras plantas en Purranque, muy cerquita de Osorno, a fines de noviembre e inicios de diciembre. En esta primera parte, hemos ido seleccionando las variedades de clima frío, las tradicionales. Y ahí vamos a hacer los primeros estudios para tratar de entender cuáles son las situaciones del sur. Hay que manejar un suelo que es de origen volcánico como muchos suelos de Chile, pero que tiene algunas dificultades. Son en algunos casos más ricos en materia orgánica, que pueden transferir más vigor. Hay un tema climático que es bastante adverso, porque tenemos heladas hasta más tarde y un nivel de pluviometría muy concentrado en invierno y en la primavera y muy poquita lluvia en el verano. Entonces, si nosotros queremos instalar una viticultura basada en riego, a lo mejor tenemos más opciones de llegar de mejor manera a la cosecha que no debiera ser antes de marzo o abril dentro de nuestro programa.
Lo que queremos hacer es estudiar no solamente el establecimiento de los viñedos, sino también la producción de uva, de vinos y espumantes por las variedades tradicionales inicialmente que son las francesas en su mayoría con distintos portainjertos que se pueda establecer de mejor manera en esos tipos de suelo. Además, queremos incorporar variedades que se llaman híbridas. Son más tolerantes o resistentes a algunas enfermedades fúngicas.
Estas no existen en Chile, están recién incorporándose en el país, también están en desarrollo en el mundo. Hay en distintos lugares, en Francia, Italia y en Estados Unidos, en el área de Nueva York, la mayoría son de climas más extremo. Son principalmente vides americanas que están cruzadas con algunas variedades francesa y que generan estas variedades híbridas. Como son más tolerantes a las enfermedades a diferencia de una variedad tradicional, nosotros las podemos manejar con menos agroquímicos, menos control de hongos. Entonces, también hay un beneficio en el corto y mediano plazo.
¿Las herramientas que te entregó la Universidad de Chile te han ayudado a tener una carrera exitosa?
Absolutamente. En pregrado yo me inscribí en muchos cursos que tenían que ver con suelo, el manejo del agua, el riego. Por supuesto también en algo más específico, como fue la viticultura y la enología. Los ex alumnos de la universidad están muy bien preparados en lo técnico para enfrentar todos los desafíos. A mí eso me ha servido mucho, porque la universidad nos enseñó que muchas veces no podíamos contar con toda la información ni con toda la tecnología del momento, sino que nosotros teníamos que buscarla o tratar de hacer el ejercicio completo del estudio con las herramientas que en ese momento la universidad tenía. Entonces, desde esa base, nos prepara de mejor manera para enfrentar el futuro y usar las tecnologías que sí hoy día tenemos presente en el mundo agrícola.
En lo personal, haber estudiado en la Universidad Chile me permitió optar a estudios fuera del país -me gané una beca para estudiar en Nueva Zelanda- que es una experiencia muy enriquecedora.
¿Qué significa para Viña Santa Rita el vínculo de colaboración que tiene con Alumni UChile?
Yo creo que para nosotros como ex alumnos, que hoy estamos más fuera de la universidad, es un privilegio ser parte de esas alianzas, porque la verdad faltan muchas instancias donde se mantenga la colaboración. Por lo mismo, hay que aprovecharlas y promoverlas.