Para restauración y puesta en valor

U. de Chile recibe donación de documentos personales del fotógrafo Antonio Quintana

U. de Chile recibe donación de documentos de Antonio Quintana
La donación de la familia Magnere incluye diversos tipos de documentos que están en proceso de catalogación para su puesta en valor y divulgación.
La donación de la familia Magnere incluye diversos tipos de documentos que están en proceso de catalogación para su puesta en valor y divulgación.
Parte de los documentos son la cartillas que guiaron el proceso de registro de las fotografías del Rostro de Chile.
Parte de los documentos son la cartillas que guiaron el proceso de registro de las fotografías del Rostro de Chile.
Las seis carpetas también incluyen recortes de prensa, incluyendo las apariciones del recorrido de la muestra por el mundo.
Las seis carpetas también incluyen recortes de prensa, incluyendo las apariciones del recorrido de la muestra por el mundo.

“Un convoy de FF.CC. pasando por el desierto. Puertos de Antofagasta y Tocopilla. Salares de Ascotan y Ollagüe. Región de Toconao y Tatio. El San Pedro y San Pablo desde Chiu-chiu. La línea de volcanes desde Toconao”. Estas son algunas de las directrices plasmadas en una serie de cartillas, documentos con los que el fotógrafo Antonio Quintana planeó y ordenó el registro que junto a otros maestros de la disciplina realizaría en dos años de viaje por el país para llegar a desarrollar el proyecto Rostro de Chile, bajo el alero de la Casa de Bello.

Estos documentos son solo algunos de los materiales que forman parte de su archivo personal, seis carpetas que durante el 2023 fueron donadas a la Universidad de Chile por parte de la familia del pedagogo Rodrigo Magnere, y que vienen a nutrir el trabajo investigativo -casi arqueológico- que el Archivo Central Andrés Bello ha desarrollado por casi una década para reconstruir la historia de esta trascendental exposición inaugurada en 1960.

La donación consta diversos documentos y materiales, y la entrega en comodato de 85 fotografías ampliadas por el propio Antonio Quintana, incluyendo la icónica “Manos de trabajador pampino”, las cuales fueron entregadas al plantel por dicha familia tras un casual y azaroso encuentro. Rodrigo Magnere se encontró con el libro “Rostro de Chile: exposición de la Universidad de Chile 1960” en el encuentro StgoFoto en el Centro Cultural La Moneda en agosto del 2022, el cual tiene en la portada una fotografía que le era familiar, la ya referida foto. Por lo mismo, se acercó al stand y preguntó por el libro: era la imagen de Antonio Quintana a la que él había tenido acceso desde pequeño. 

“Mi papá fue contador y hombre de confianza de don Antonio”, relata. Luis Enrique Magnere, fallecido en 1997, “era una persona cercana al Partido Comunista. Si bien no era militante, tenía toda una cultura vinculada al PC. Era contador de oficio y no de colegio. Trabajaba en una oficina en el centro de Santiago, pero tenía clientes particulares, entre ellos Antonio Quintana y Pablo Neruda. Después, cuando murió, siguió con la contabilidad de Matilde Urrutia”, y en el caso de Quintana, luego de su muerte en 1972, con la de su esposa, Enriqueta Silva.

El cuerpo mismo

La historia de esta donación comenzó a escribirse luego de este primer encuentro, tras lo cual una parte del equipo del Archivo Central fue a la casa de Rodrigo Magnere a conocer los materiales. ¿Qué encontraron? Una serie de invaluables documentos. Como relata Andrea Durán, encargada del Archivo Fotográfico, ir a conocer este acervo “fue maravilloso. He estudiado a Antonio Quintana durante más de diez años, conocí su fotografía a través de los negativos del Archivo Bello, y de pronto te encuentras con su archivo personal. Ahí estaban  las copias originales de sus fotos, algunos artículos de prensa, sus cartas, su contrato de trabajo con la Universidad de Chile y con otras instituciones en Uruguay y Argentina”. Con estos últimos materiales, es posible ver la historia de Quintana en el exilió en 1948. Finalmente, agrega, revisar estos papeles “es encontrarse con el cuerpo mismo de él”.

En estos documentos, a los que se suman recortes de prensa y catálogos de la gira de la exposición de Rostro de Chile por el mundo, “aparecen distintas facetas: la vida académica, personal, como artista y como gestor cultural”.

Una visión autoral

Junto con estos documentos, la familia Magnere entregó en comodato 85 fotos ampliadas por el propio Quintana, material inédito que devela particular y valiosa información. Como detalla Andrea Durán, “es su obra en sí misma, no es una copia de alguien más, es el objeto mismo de su propia mano”.

Lo relevante, explica, es que estas copias entregan la visión autoral del fotógrafo. “Yo puedo ampliar una imagen, imprimirla como yo pienso que deben ir los contrastes de luz y sombra de la fotografía. Cada persona que amplía una foto, es similar a la lectura de un poema, que dependiendo de la declamación es como se siente ese poema. En el caso de la fotografía, la persona que amplía la imagen imprime su propia intención”. Proyección que queda evidenciada en la ya referida foto de la portada del libro, la imagen “Manos del trabajador pampino”, en cuya ampliación del propio Quintana imprimió una tonalidad mucho más oscura.

Otro componente autoral que se deja ver en esta donación está plasmado en las cartillas del Rostro de Chile, guiones escritos a máquina que guiaron el trabajo en terreno por cada territorio en el que se desplegó Quintana junto a Roberto Montandón, Mario Guillard y Domingo Ulloa, integrantes del Laboratorio Central de Fotografía y Microfilm del plantel. Las cartillas guiaron “lo que se debía fotografiar. Es como una película: El Rostro de Chile fue ejecutado como un guion”.

La figura de Enriqueta

Otro de los hallazgos de este archivo es la presencia de la esposa de Antonio Quintana, quien también es responsable indirecta de esta donación. Si bien ya había pistas que comenzaron a evidenciarse como parte de la investigación del Rostro de Chile, la figura de Enriqueta Silva Panizza -oriunda de Uruguay- sigue delineándose con la información disponible en los documentos e imágenes, así como en la presencia misma del acervo, por el cuidado y custodia que tuvo de los mismos hasta su entrega a la familia Magnere antes de su retorno definitivo a su país natal.

Como relata Rodrigo Magnere, fue a finales de los 80 que ella decidió irse a Uruguay. “En esa época empieza a finiquitar todo, por lo que nos llegaron muchos libros y fotografías”, incluyendo las seis carpetas, guardadas “en una especie de archivador de cartón grueso, con protección de cuero, una especie de maletita desarmable”.

Otra de las personas que recuerda la llegada de estas cosas a su familia es Pablo Magnere, otro de los hijos del contador Luis Enrique. “En ese trámite llegué con mi padre a la casa de la señora Enriqueta a retirar hartas cosas, entre ellas, seguramente también iban las cosas que se están donando, pero también había muchos libros”, cuenta.

La presencia de Enriqueta Silva ya había sido advertida por Andrea Durán en los registros fotográficos albergados en el Archivo Bello. “Lo acompañaba a los viajes, y creemos que un par de fotos de Quintana retratado, son de ella”, además de la imagen de ella misma en algunas fotografías. “Las carpetas contienen recortes de periódico de cuando muere Quintana, notas de prensa de su funeral en donde aparece la imagen de una Enriqueta mayor despidiendo a Antonio”, comenta.

“Todos los recortes de prensa y otros documentos presentes después del fallecimiento de Quintana revelan la presencia de alguien más, alguien que los puso ahí y ella es Enriqueta. Ahora nos queda definir su función en términos archivísticos para relevarla dentro de esta documentación”, detalla la especialista.

Puesta en valor y custodia: “Esto es de Chile”

Luego de la visita del equipo del Archivo a la casa de la familia Magnere, es el mismo Rodrigo quien se contactó para oficializar la donación de los documentos. Como relata el pedagogo, “esto no es mío ni de mis hermanos. Esto es de Chile”.

Los archivos, complementa Pablo Magnere, “se guardaron con mucho cuidado, como todas las cosas que mi padre guardaba, porque él tenía también este sentido de la historia”. En particular, este acervo “tenía una connotación de tesoro, y así permanecieron, por largo tiempo”, sorteando incluso algunas mudanzas de la familia.

¿Qué se desarrollará con estos materiales? Como explica Andrea Durán, los documentos están siendo trabajados en las dependencias del Museo de Arte Contemporáneo, donde hoy además se encuentra disponible la exposición física de Rostro de Chile, inaugurada el 5 de diciembre, la cual cuenta con parte de este material: un texto escrito a mano por Antonio Quintana y la ampliación de dos fotografías.

En relación con las últimas piezas, Marcela Gómez, Biotecnóloga en Conservación Científica y restauradora del Área de Conservación y Patrimonio del Archivo Central, detalla que están siendo cuidadosamente trabajadas con el objetivo de preservarlas para la posteridad. "Este proceso se centra en detener el deterioro biológico que algunas ampliaciones han experimentado a lo largo del tiempo. Utilizando metodología científica, se llevan a cabo limpiezas que implican un análisis exhaustivo de la materialidad, asegurando que el tratamiento no cause daños a las piezas", detalla.

Durante este meticuloso proceso de restauración, "se han identificado diversas cualidades en la materialidad, como los distintos tipos de papel, adhesivos y soportes utilizados. Esto ha permitido estimar los cuidados específicos que cada ampliación requiere". Marcela Gómez destaca la diversidad de papeles empleados, incluyendo papel brillante, mate y opaco, tanto de origen nacional como extranjero.

Además, se ha observado una variedad de soportes en los que se presentan las fotos. Algunas ampliaciones solo cuentan con soporte primario, otras tienen un soporte secundario de cartón ácido, y algunas se han encontrado sobre planchas de aluminio y cartón. "Este nivel de detalle en la investigación permite ajustar las técnicas de restauración de manera precisa". El trabajo de restauración y conservación, respaldado por un enfoque científico, se alinea con el objetivo de "mantener la arqueología de la imagen". Esto implica evidenciar el paso del tiempo en las fotografías y, simultáneamente, detener el deterioro con el propósito de proporcionar información valiosa sobre las materialidades utilizadas en ese período, incluyendo los tipos de soporte primario que influían en la calidad final de las imágenes.

Este proceso es parte de la reactivación patrimonial de las piezas, lo cual implica diagnosticar las condiciones de conservación y proponer estrategias para su preservación. “El círculo completo es generar soportes de conservación y asignarle un espacio en los depósitos del archivo fotográfico. También, investigar y analizar cada una de las fotografías, para su futura difusión”, detalla Durán. En el caso de los documentos, lo que viene es un proceso archivístico, a través de un inventario y cuadros de clasificación. “Una vez que esté todo clasificado y comprendamos la naturaleza de los materiales, esperamos ponerlo a disposición de la comunidad”, cierra Andrea Durán.

Finalmente, Pablo Magnere plantea que con esta donación “espiritualmente uno se siente con la tranquilidad de que el material ha llegado al lugar donde corresponde que debiera estar, dándole la posibilidad de que sea socializado, que se pueda compartir con más generaciones. Que se pueda conocer detalles de la vida de don Antonio, del entorno histórico que le tocó vivir y de la herencia que nos dejaron. No nos cabe la menor duda que es la mejor opción”.