“Mi sueño siempre ha sido estar dentro de un laboratorio, ayudando a descubrir cosas. Me gusta mucho el área de la salud, siempre, toda la vida. Pero nunca me ha gustado ese tema de la atención médico paciente. Sí, yo quería investigar, eso es lo que yo quiero hacer. Me veo trabajando en el laboratorio, quizás ayudando, no sé, con modificaciones, qué sé yo, buscando nuevos medicamentos o nuevas soluciones a problemas. Eso es lo que yo quiero hacer”, dice Anaís Ulloa, quien con 813.6 puntos ponderados pudo ingresar a Ingeniería en Biotecnología Molecular en la Universidad de Chile —cuyo puntaje de corte fue 832,45—, gracias a la vía de admisión especial para estudiantes en situación de discapacidad.
Anaís es la mayor de tres hermanos y la primera generación universitaria de su familia, por lo que cuenta que cuando llegó el momento de matricularse “estábamos ansiosos” y quiso hacerlo recién iniciado el proceso, a las 00:01 del miércoles 17 de enero. Así, a las 00:18 de la mañana estaba matriculada en la Universidad de Chile, ya que al tener Gratuidad, pudo realizar todo el trámite completamente en línea y convertirse en la primera matriculada de la Universidad a través de la vía de admisión especial a la que postuló.
Cuando su familia supo que había entrado a la Universidad de Chile, todos estaban muy felices: “mi papá llegó a llorar, estaba muy emocionado y a mi mamá, que le conté por teléfono, también estaba muy contenta. De hecho, le tuve que contar la noticia como tres veces porque como que no se la creía (...) Ella estaba muy feliz, como que no se lo podía creer (...) Fue muy emocionante porque yo ya había postulado por la admisión regular y no quedé, de hecho, quedé en la lista de espera”.
“Me gusta que existan estas instancias porque nos visibiliza como personas”
La ahora mechona, es una de las 23 personas que fueron convocadas a matricularse en la Universidad de Chile por la vía de admisión especial para estudiantes con discapacidad este año, programa que la estudiante valora “porque quiere decir que también nos consideran dentro de la Universidad, que no somos invisibles. Entonces, me gusta que existan estas instancias porque nos visibiliza como personas”.
Sobre su situación de discapacidad, la futura ingeniera en Biotecnología Molecular, cuenta que a los tres años y medio fue atropellada por un microbus del Transantiago, lo que fue noticia nacional y llevó a que le amputaran una pierna. Sin embargo, “estoy completamente acostumbrada y he sabido lidiar con las miradas, con los niños, con las preguntas y todas esas cosas. Es un tema que igual ya no me afecta tanto en mi vida, porque estoy acostumbrada. Es algo que llevo más de diez años viviendo (...) Es lo que me identifica. Yo soy una persona con discapacidad y soy una persona completamente capaz de hacer lo que todos también pueden hacer”.
Además de su interés por la ciencia y la investigación, Anaís es nadadora. “Yo tengo una trayectoria como nadadora, estuve en el equipo del seleccionado nacional de paralímpicos, pero me salí por un tema de estrés y dejé de entrenar por cinco años; y hace como un mes y medio me volví a incorporar al equipo, pero al equipo de Teletón”, dice, y agrega que también le gustaría nadar en la Universidad.
Sobre lo que viene en el año expresa que espera que la carrera le guste, “poder aguantar con el tema de la carga académica y conocer gente nueva. La verdad es que estoy bastante entusiasmada. Nerviosa y ansiosa por ingresar a la Universidad. Estoy muy feliz por haber logrado entrar, porque siempre fue mi sueño y lo logré”.