Con una gran asistencia se realizó el primer encuentro de egresadas y egresados de la Escuela de Cine y Televisión de la Facultad de Comunicación e Imagen de la Universidad de Chile, FCEI, el pasado jueves 18 de enero, con el fin de armar redes colaborativas y una vinculación permanente.
“Queremos saber más de ustedes: En qué lugares están, qué dificultades les ha tocado enfrentar y cuáles son las cosas buenas de su ejercicio profesional. Con frecuencia nos enteramos de muchos de sus logros. Sabemos de selecciones en festivales, de premios, de obtención de fondos, de estrenos. Regularmente vemos sus nombres en créditos de películas: como productores, sonidistas, montajistas y tantos otros oficios del cine. Y también nos hemos encontrado con algunos de ustedes en la gestión cultural, en espacios comunitarios, o en otros vinculados a la educación o al desarrollo institucional”, comenzó señalando la profesora Pachi Bustos, directora de la Escuela de Cine y Televisión de la FCEI.
Junto a ello, agregó la importancia del trabajo colectivo, el cuidado de los equipos de trabajo y la colaboración que se genera entre los distintos gremios del audiovisual, como productores, técnicos, documentalistas, guionistas o cortometrajistas. “Todo tipo de alianzas, pequeñas o más grandes, de las que muchos de ustedes quizá ya forman parte, solo refuerzan la importancia de las redes, y de conocerse. Y para eso justamente estamos aquí hoy”.
Finalmente, Bustos hizo hincapié en los desafíos que acarrea ser realizador/a en Cine y Televisión. “Todos ustedes pudieron optar por una carrera más segura, si es que hay alguna segura, pero eligieron ser realizadoras y realizadores en cine y televisión. Eso tiene una magia y también tiene una realidad. Tenemos que navegar entre esas dos aguas y siempre va a ser mejor hacerlo colectivamente. En estos encuentros podemos conversar sobre como lo hacemos”, apuntó.
El conocimiento a partir de la improvisación
La jornada continuó con la exhibición del cortometraje “El Estado soy Yo”, dirigido por el profesor Carlos Flores en 1981, donde se planteó una reflexión sobre el rol de la imagen y el arte en la sociedad contemporánea. Posteriormente hubo un diálogo entre Flores y la profesora Daniela Sabrovsky sobre el origen del conocimiento a partir de la improvisación y su relación con la intuición y la autoestima al momento de hacer cine.
“No es un momento de discurso, ni de charla, sino que es un momento de conversación, más bien de improvisación, que es lo que nos gusta hacer”. Además, Flores sostuvo que es en ese diálogo improvisado, donde surge el conocimiento, en el que también aparece la intuición. “La intuición es una máquina cerebral que funciona a altísima velocidad y que de tanto en tanto uno no ve. Hay una cuestión que siempre he planteado, que creo que tiene que ver con esto también, que es la autoestima. Es decir, yo soy capaz de hacer mi caso a la intuición cuando me siento seguro, o casi seguro, Entonces, hay una colección ahí entre autoestima e intuición que produce la posibilidad de crear”.
En ese sentido, como manifestación de la intuición, Flores reflexionó sobre el hecho de explorar el concepto del “cine de bolsillo”, que es “cine hecho con poquita plata, con los recursos que uno tiene por delante, donde el rol de comunidad es fundamental, que se hace con la lealtad de los otros, con la amistad y que es lo que desencadena la intuición. No se trata de hacer cine barato, pero un cine con pocos recursos que nos haga reflexionar”.
Testimonios de egresadas/os
Posterior al conversatorio, fue el turno de las palabras de dos egresadas de la Escuela, quienes comentaron sus experiencias en torno al cine y la realización audiovisual. La primera de ellas fue Tana Gilbert, egresada en el año 2015 y hoy docente de la Facultad, quien habló sobre su experiencia universitaria y la importancia del trabajo colaborativo a lo largo de su carrera profesional.
“Me encanta pensar que hay algo estructural en la carrera que no ha cambiado y es que seguimos pensando y cuestionando el cine que hacemos, lo cual es hermoso. Para mí la universidad fue un espacio seguro y para muchos otros, pudo ser un lugar muy hostil. Ha sido un largo proceso de mirar espacios de respeto y cuidado que nos han permitido tener una fructífera experiencia formativa. Y creo que una de las cosas fundamentales para lograr esto es tener gente que te acompañe en los procesos de formación y creación artística”, sostuvo Gilbert.
De igual forma, Gilbert agregó que sus compañeros de trabajo, muchos de ellos también egresados de la Escuela, son amigas, compañeras mentores y profesores que aconsejan. “Te guían y también critican tus propuestas y decisiones creativas. Desde nuestro egreso, en mi caso, han pasado ocho años y ahora somos una facultad. Espero que este avance permita ir mejorando poco a poco las condiciones de alumnos, profesores y funcionarios, que son los que habitan este ecosistema para la formación de cineastas en Chile”, indicó.
La egresada y docente de la Escuela también afirmó que ha sido el ejercicio de la sospecha la que le ha permitido seguir adelante. “Es una de las cosas que me ha enseñado esta Escuela. “Una de las virtudes del cine es que requiere un trabajo colaborativo que solo se potencia si trabajamos juntos. Fuera de la universidad me encontré con otros/as egresados/as no eran de mi generación y no dejo de sorprenderme de la capacidad técnica, profesional y humana de cada uno/a”.
La siguiente egresada en compartir su experiencia fue Aura Sinclair, quien se desempeña en la productora Parox y también tiene su propia productora, Rekia. Sinclair inició su reflexión sobre los recursos para hacer cine, a partir de la interrogante planteada en la jornada por el profesor Carlos Flores.
“Una de las preguntas que han surgido en esta conversación es la de los recursos, la de cómo hacemos cine y qué es lo que tenemos para hacer cine. Y mi experiencia personal está muy ligada a eso, en el sentido en que he experimentado ambas formas de hacer cine. Una manera en que te reúnes con personas con las que tienes objetivos, cuestiones políticas y sensibilidades en común y la otra que es la industria del cine, que es algo mucho más grande, que maneja otras lógicas y que de una u otra forma ya estamos familiarizadas con ellas. Es interesante la palabra recursos, porque todos podemos tener ambiciones distintas en el cine. Al final es una cuestión de ambición”, expresó.
Sobre la asociatividad, Sinclair sostuvo que uno de sus desafíos más grandes es la inclusión. “Asociarse también significa hacerlo con personas que a veces son diferentes a nosotres. En el modelo de producción que tenemos en mi productora, más allá de que tengamos recursos o no, siempre trabajamos con personas trans o no binaries. Hemos tratado de construir espacios en torno a la relación con aquellas identidades que han sido marginalizadas en el cine”, subrayó.
Finalmente, la jornada concluyó con un coctel de camaradería, en el cual las y los asistentes pudieron conversar sobre sus desafíos profesionales y armar redes colaborativas de trabajo.