Minería, agronomía, ferrocarriles, vacunas, astronomía, geología, son áreas, entre otras, en las que Chile ha destacado en cuanto a innovación, esto gracias a la geografía y la historia de nuestro país, Pero, ¿cómo fue la creación y el desarrollo tecnológico de esas áreas? Parte de las respuestas a dicha interrogante es la que agrupa la colección “Historia de la ciencia y la tecnología en Chile”, publicación de cuatro tomos que aborda una amplia gama de temas, desde el uso del caballo hasta la industria del salitre, pasando por el desarrollo de los ferrocarriles y el alcantarillado.
“Ciencia, públicos y géneros. Prácticas y agentes desde los márgenes”; “Ciencia e historia ambiental: paisajes, conflictos, recursos”; “Cultura visual y material de las ciencias: imágenes, objetos y espacios” y “Ciencia, tecnología e imaginarios de innovación”, es la denominación de cada uno de los cuatro tomos de esta publicación que cuenta con el aporte del Fondo Juvenal Hernández de la Universidad de Chile, en que se abordan avances en ciencia y tecnología chilena desde el siglo XVII hasta el siglo XX.
Los libros, editados por el académico de Ciencias Históricas de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad de Chile, Carlos Sanhueza, junto a la académica de la Universidad de Santiago, Lorena B. Valderrama, cuentan con una presentación de la Rectora de la Universidad de Chile, Rosa Devés, quien destaca el diálogo interdisciplinario que se despliega en el texto, señalando además que "estos cuatro tomos contribuyen contundentemente a una mejor comprensión del avance científico y tecnológico de nuestro país".
Según Carlos Sanhueza “no es tan frecuente ponernos a pensar que el trabajo nuestro puede decirle algo a la sociedad contemporánea donde nosotros vivimos, nuestra propia cotidianidad. Justamente este libro surgió a partir de esa idea, de tratar de entender cómo lo que nosotros hacemos en este grupo -que se llama Laboratorio de la Historia de la Ciencia, Tecnología y Sociedad- podíamos plasmarlo en una publicación que pudiera conectar de una u otra manera con la discusión sobre la ciencia y la tecnología”.
Uno de los principales problemas a la hora de hablar de historia de la ciencia y la tecnología, dice Sanhueza, es que siempre se cree que se parte desde cero, el denominado sesgo de inmediatez, y no se toman en cuenta las creaciones de hace cientos de años. Un ejemplo es la energía solar, “pareciera que la energía solar es algo que tiene muy poco tiempo y nosotros podemos probar que es algo milenario de hecho, si consideramos los pueblos indígenas”, agrega.
“Un elemento que nosotros quisimos discutir acá fue ese sesgo de la inmediatez", indica. La historia permite mirar que lo que nosotros pensamos que es algo de hoy día, tiene un transcurso, para bien y para mal, de un tiempo largo”, asegura el académico, agregando que otro elemento que se tomó en cuenta al momento de realizar esta publicación es “no pensar la ciencia solamente a partir de los de los personajes que ya conocemos”.
“Nosotros queríamos construir un vínculo con nuestra comunidad, con nuestro espacio contemporáneo (…) queríamos enfrentar ese sesgo de la inmediatez y esa mirada parcial sobre la historia de la ciencia. Nosotros nos hemos enfrentado siempre al mismo escenario, queríamos mirar qué es lo que hay detrás del escenario”.
La contribución de Chile en ciencia y tecnología
Pero ¿cuál ha sido el rol concreto de Chile en los avances tecnológicos y científicos? Carlos Sanhueza detalla que “esta misma pregunta nosotros la discutimos en el libro porque, aparte del sesgo de la inmediatez, es muy común que la idea del conocimiento científico esté muy asociada a los descubrimientos, y los descubrimientos son como el gran avance, la punta del iceberg del tren movimiento de la ciencia, como una visión de progreso en el cual se piensa que la ciencia es un factor continuo de progreso”.
En esta línea, Sanhueza asegura que Chile “contribuye a un conocimiento que está siendo llevado por otros, que normalmente son los países del Norte, Europa Occidental y Estados Unidos. En ese sentido, más que nosotros pensar en contribuciones, nosotros queremos ver cómo se construye ese conocimiento, que es algo más complejo que la presencia individual de científicos y de sus contribuciones y sus patentes y sus papers”.
“Aquí es donde podemos empezar a mirar el papel que juegan otros actores o actrices, como las mujeres, porque si nosotros nos ponemos en el plan de las contribuciones, vamos a encontrar, por ejemplo principalmente a personajes de origen europeo, tanto como que viene a Chile o que son de origen europeo y varones. Eso va a invisibilizar el papel que, por ejemplo, han jugado y siguen jugando las mujeres, en un periodo de tiempo en el cual algunas de ellas ni siquiera podían estudiar ciencias en las universidades”.
Sanhueza agrega que “nosotros tenemos que doblar la mano a la pregunta para, más allá de las contribuciones, encontrar el espacio en que las mujeres están actuando”.
“Además de las mujeres, un segundo grupo invisibilizado que es muy grande, no solamente el caso de Chile sino que en otras partes del mundo, tiene que ver con los pueblos indígenas”, explica Sanhueza, quien ejemplifica este caso con los descubrimientos de Claudio Gay, quien “es conocido como gran descubridor de la naturaleza chilena, pero que es un mediador entre el conocimiento local indígena, por ejemplo, sobre las plantas (…) él no es el propietario del conocimiento, no hay que ser muy perspicaz para pensar que una persona que llega desde Francia a Chile, que poco hablaba español, en unos años es capaz de recoger todo ese conocimiento”.
El rol de la Universidad de Chile y la construcción de Estado en los avances científicos
La historia de la ciencia y la tecnología va de la mano con las necesidades del país. Por ejemplo, la necesidad de cartografías, de conocer la naturaleza mineral, de generar agricultura y la formación del capital humano, “aquí la Universidad de Chile es fundamental, porque organiza gran parte de estos proyectos que tienen que ver con política, en términos no partidistas, y la generación de conocimientos”.
“La política es un factor, como cualquier otro, que influye y determina también un marco de cómo se va generando el conocimiento científico y tecnológico y nosotros lo que hicimos es mostrar el papel que juega el Estado y también los proyectos de sociedad que los países están implementando. Ahí es donde la generación de conocimiento juega un papel bien determinante”, explica Sanhueza.
Los cuatro tomos del libro “Historia de la Ciencia y la Tecnología en Chile” están disponibles en la Editorial Universitaria, tanto en formato papel como en digital.