Primera versión del galardón

Facultad de Comunicación e Imagen entregó el Premio Libertad de Expresión José Carrasco Tapia a Jorge “Gato” Escalante

FCEI entrega Premio José Carrasco Tapia a Jorge "Gato" Escalante

La Facultad de Comunicación e Imagen de la Universidad de Chile, FCEI, hizo entrega del Premio Libertad de Expresión José Carrasco Tapia, en categoría trayectoria periodística, a Jorge “Gato” Escalante y al libro Carmelo. Matar dos veces a un mismo hombre, de Andrés López Awad y Camilo Pérez Alveal, en la categoría libro periodístico.

En la ceremonia, realizada el jueves 25 de julio pasado en el auditorio José Carrasco Tapia, estuvieron presentes la vicerrectora de Extensión y Comunicaciones, profesora Pilar Barba y los miembros del jurado que participaron en la elección del premio: la profesora Loreto Rebolledo, decana de la Facultad de Comunicación e Imagen de la Universidad de Chile, FCEI; el profesor José Miguel Labrín, director de la Escuela de Periodismo; la profesoras y premios nacionales de Periodismo Faride Zerán y María Olivia Mönckeberg; Patricia Stambuk, Premio Nacional de Periodismo 2023; Marcia Scantlebury, premio Lenka Franulic 2018 y Rocío Alorda, presidenta del Colegio de Periodistas.

También asistieron la subsecretaria general de Gobierno y egresada de Periodismo, Nicole Cardoch; el subsecretario de Derechos Humanos, Xavier Altamirano; la profesora María Eugenia Domínguez, vicedecana de FCEI; la profesora Claudia Lagos, directora del Departamento de Comunicación Social; la profesora Pachi Bustos, directora de la Escuela de Cine y Televisión; el profesor Claudio Salinas, director de Postgrado y el profesor Carlos Ossa, director de Investigación-Creación, entre otros profesores/as y funcionarios/as.

La profesora Loreto Rebolledo abrió las palabras de bienvenida señalando que este premio “viene a celebrar al periodismo comprometido con la libertad de expresión, los Derechos Humanos y la ética. Para la Facultad de Comunicación e Imagen es una satisfacción inmensa recibirlos en este auditorio que lleva el nombre de periodista titulado en esta casa de estudio, incansable defensor de la libertad de expresión, que fue asesinado por la dictadura y a quien rendimos un merecido homenaje con el nombre de este premio”.

En ese contexto, añadió que, al conmemorarse los 70 años de la Escuela de Periodismo de la Universidad de Chile y los 50 años del golpe de Estado, “nuestra facultad decidió honrar la labor de aquellos periodistas cuya trayectoria profesional y obra periodística han destacado por promover la defensa de la libertad de expresión y los derechos humanos. Un año después estamos reunidos acá para reconocer y celebrar a los ganadores. Quiero agradecer a los numerosos periodistas y editoriales que acogieron nuestra convocatoria enviando sus postulaciones a esta primera versión del premio y agradecemos especialmente la labor hecha por las y los integrantes del jurado”.

En tanto, la ministra de la Mujer y Equidad de Género y egresada de Periodismo, Antonia Orellana, envió un saludo especial en el que destacó que este premio “honra la memoria histórica y el trabajo de un periodista que luchó para derrotar el aislamiento, la desinformación, la censura y la represión de la Dictadura militar, reconociendo su valentía y compromiso con la verdad. Esto subraya el compromiso de la Universidad de Chile con la libertad de expresión y espero que continúe en el camino de formar nuevos periodistas”.  

Premio a la trayectoria periodística en Derechos Humanos

La ceremonia continuó con la entrega del galardón y una obra de arte, realizada por la artista Concepción Balmes, a Jorge “Gato” Escalante por parte de las profesoras Loreto Rebolledo y María Olivia Mönckeberg. Posteriormente, el periodista se dirigió a los asistentes y agradeció al jurado y a los periodistas que propusieron su nombre, como “Mónica González, Nancy Guzmán, Alejandra Matus, John Dinges, el gringo desde Estados Unidos, Jorge Molina, Alberto Luengo, Boris Bezama, Leslie Ayala y Javier Rebolledo”. De igual forma, mencionó en sus agradecimientos a la presidenta de la Agrupación de Familiares de Ejecutados Políticos, Alicia Lira; a la presidenta de la Asociación de familiares de detenidos desaparecidos; Gaby Rivera y “a las compañeras y compañeros del diario La Nación, encabezados por su histórica dirigente sindical, Nancy Arancibia”, indicó.

Junto a ello, relató el momento en que recibió la noticia de su galardón y su reflexión posterior. “Sonó mi teléfono y estaba en una reunión de trabajo cuando me avisaron que había ganado el premio. Me quedé en silencio un momento. Entonces me fui directo al muro. Ese muro que amé y odié y que un día pasó a ser parte de la nostalgia en la distancia. Ese muro protegió mi regreso, impidió que las ansias del retorno volaran por sobre sus alambradas. Yo estaba resuelto a combatir la Dictadura desde donde fuera y pudiera para ayudar a su derrota. Nada me lo impedirá, me lo prometí”, afirmó.

Asimismo, agregó que “no me sentí un héroe, nunca, jamás. La promesa me la hice desde la médula de mis huesos. Desde las ganas de cobrarme lo vivido en prisión. Desde la pura nostalgia. Y jamás he sabido si al final aquella fue finalmente la que más pudo. Desde donde se pudiera, y eso fue desde el periodismo. A desenterrar el terror. A contar esas historias. Por eso este premio es también para aquel día en que tomé la decisión. Tengo que volver. Volver a lo que me había prometido. Desde donde se pudiera. Con dolor cerré todas las puertas que me ataban a Berlín. Esa ciudad que amé y amo. Y que a veces sentí mi hogar en esos diez años”.

Por otra parte, al finalizar su discurso, volvió a agradecer a sus colegas de La Nación. “Tras el fin de la Dictadura, La Nación fue el medio que siguió hurgando en esas historias de horror, fue su sello, en especial aquella hija, La Nación Domingo. Este premio es también para todas mis compañeras y compañeros periodistas de La Nación que esta noche me acompañan. Este diario fue una escuela, con mayúscula, donde aprendimos mucho. Hoy seguimos siendo una familia”.

La instancia también contó con el saludo de la subsecretaria general de gobierno, Nicole Cardoch, quien señaló que la Escuela de Periodismo, con el nombre de José Carrasco Tapia, sigue marcando a una generación de periodistas y jóvenes “que nos hemos comprometido con que la memoria no tiene que ser solamente algo que se repite entre quienes vivieron los horrores del pasado, sino que tiene que ser algo que motive a las nuevas generaciones a comprometerse con el nunca más, a generar un país donde todas y todos podamos seguir viviendo libremente”.

En ese sentido, la autoridad de gobierno enfatizó que “la memoria debe seguir existiendo, pero no solamente en aquellos que estamos comprometidos con la democracia, sino también con otra parte grande de la sociedad que hoy día no solamente desconoce, sino que pone en duda esos valores. Y eso tiene que ser una tarea en la que todos y todas podamos trabajar en conjunto”.

Premio al libro periodístico

En la ceremonia, la Facultad también galardonó al mejor libro periodístico centrado en la defensa de los Derechos Humanos, que este año recayó en Carmelo. Matar dos veces a un mismo hombre, de Andrés López Awad y Camilo Pérez Alveal, el que, a juicio del jurado, sobresalió “por la calidad de la investigación periodística, el trabajo con diversidad de fuentes, la alta valoración de la estructura, la calidad narrativa del texto, y la interpelación a la justicia y al poder en temas tan fundamentales como los derechos humanos”. La profesora Faride Zerán y el profesor José Miguel Labrín hicieron la entrega de este reconocimiento y de un grabado del artista visual Mono González.

Los autores sostuvieron que “a Carmelo Soria lo mataron dos veces. La primera muerte ocurrió en el mes de julio de 1976. Sus verdugos fueron agentes de la Brigada Mulchén de La DINA, miembros de la Guardia Personal de Augusto Pinochet. El segundo homicidio fue perpetrado de modo ininterrumpido por los gobiernos de la concertación durante décadas, al no certificar categóricamente la calidad de funcionario internacional superior de Carmelo y permitiendo que sus asesinos pudieran ser amnistiados”.

En ese sentido, agregaron que este fue un caso emblemático “que pasó en boca en boca de los políticos de la transición. Hacer memoria con este y otros casos resultó clave para enfrentar el relato de la dictadura que buscó por todos los medios asegurar la impunidad de sus crímenes. La memoria higienizada estableció otros nunca más que permearon de la misma forma el cuerpo y la mente de las personas de nuestro país”.

Por lo mismo, explicaron López y Pérez, “nos interesamos en la historia de Carmelo Soria, sobre todo lo que nuestro libro constata como su segundo asesinato. No nos entraba en la cabeza que un tema administrativo permitiera que sus asesinos gozaran de libertad, porque los gobiernos de la concertación no certificaron su calidad de funcionario internacional que lo protegía de la impune ley de amnistía. Al poco andar nos dimos cuenta que no, que no era administrativo el problema, era político, era para salvaguardar el pacto transicional, para cuidar las relaciones sociales. Es por esto que tenemos la convicción de que debemos resignificar lo que entendemos por memoria, que, como el periodismo, debe ser incómoda, atrevida, desafiante”.

Finalmente, los autores agradecieron el galardón, a Jorge “Gato” Escalante “y a quienes nos acompañaron en este viaje, porque también son parte de una memoria por fuera de los márgenes, una memoria que se piensa desde una potencia creativa, que ofrece múltiples formas de vida. Es una expresión de libertades”.

En la ocasión también se reconocieron a los dos libros que obtuvieron menciones Honrosas. El primero fue para Vidas robadas en nombre de Dios, de María Olivia Browne y Nicole Contreras, que según el jurado destacó “por su destacada y rigurosa investigación y narración periodística sobre los derechos humanos a partir de los abusos de conciencia y poder de integrantes de la Iglesia Católica” y el segundo para 50 años, 50 historias, l@s niñ@s y adolescentes de la dictadura, de Manuel Délano Cabezas, Fabiana Rodríguez-Pastene y Karen Trajtemberg, texto aborda la vulneración de los derechos humanos de la infancia en ese periodo de Chile.

La jornada concluyó con las palabras del director de la Escuela de Periodismo, profesor José Miguel Labrín, quien expresó que “hemos estado aquí para celebrar una instancia que consideramos fundamental en nuestro quehacer académico y social: la creación del premio Libertad de Expresión José Carrasco Tapia. Mantener la memoria viva de estos hechos es esencial para inspirar y guiar a las nuevas generaciones de periodistas. Queremos que nuestros estudiantes comprendan que el ejercicio ético y valiente de la profesión no sólo informa, sino que también puede transformar sociedades”.

En esa línea, el profesor Labrín expresó que este premio no solo reconoce la labor excepcional que aquellos que, “como Carrasco Tapia, han trabajado y trabajan incansablemente por el resguardo de los derechos humanos, sino que también sirve como un testimonio y recuerdo permanente de nuestro compromiso con la verdad y la justicia, en tiempos donde aún la vida de los periodistas se pone en juego por usar la palabra y tener un punto de vista, en momentos también donde el poder busca silenciar las voces disidentes”.

El académico finalizó con el compromiso de la Escuela de Periodismo de la Universidad de Chile en “formar profesionales íntegros y comprometidos con su comunidad y con su país. A través del premio José Carrasco Tapia aseguramos que este legado perdure para las próximas generaciones y a nunca dejar de contar las historias que necesitan ser contadas”, concluyó.

Revisa la ceremonia aquí