Sentarse en un círculo y hablar de temas privados, de manera abierta, con desconocidos puede parecer difícil e incómodo, pero la experiencia sistemática de expresar pensamientos y sentimientos, y además escuchar las historias de otros, termina contribuyendo a una sensación de compañía y entendimiento. Ese ha sido el resultado para muchos de los asistentes a las terapias grupales, que desde 2022 ha organizado la Dirección de Salud Estudiantil (DSE) y que en pocos días comienza un nuevo ciclo.
“Este dispositivo consiste en reunir a un grupo de estudiantes, ojalá lo más heterogéneo posible, de distintas carreras, de distintos géneros, con la finalidad de dar cuenta de cómo la salud mental se problematiza en grupos”, explica Maximiliano Muro, uno de los psicólogos a cargo de esta instancia.
“En general no estamos acostumbrados a pensarnos como participantes de grupos y como los demás, las interacciones, nuestro malestar psicológico, el estrés, las depresiones, etc, están relacionados con nuestro ambiente. No estamos habituados a vernos como sujetos sociales”, agrega. (Ver video).
Mitos y prejuicios
Como se trata de una instancia poco frecuente, existen algunos mitos y prejuicios en torno a este tipo de terapias. Por ejemplo, la idea de que una persona debe exponer sus problemas como un monólogo y que el grupo debe reaccionar a coro y de manera casi guionizada, como se muestra en las películas.
“Un mito o idea errónea de las terapias grupales es que es un dispositivo casi como Alcohólicos Anónimos y no. Lo que se hace en la terapia grupal es justamente ver cómo funciona el grupo. Uno les propone que hablen de los problemas de salud mental y en eso de hablar y de expresar lo que los atrae a consultar, uno se va dando cuenta de que hay muchos tabúes, que hay cosas que no se hablan, ciertas conductas evitativas grupales en torno a de salud mental, de género, de orientación sexual, de clase económica” señala Maximiliano Muro.
En los grupos organizados por la DSE pueden asistir un máximo de 10 personas, y la idea es que sean de distintas carreras o campus. En este sentido, otro aspecto que puede generar temor es el resguardo de los testimonios que se entregan al grupo. “La confidencialidad suele ser una preocupación, pero se procura que sea un espacio donde aquellas cosas que se plantean se mantengan bajo cierto secreto y confidencialidad para que cada uno vaya a su ritmo, respetando sus propios tiempos, adquiriendo la confianza que le permita hablar de lo que finalmente los trajo a consultar” dice José Maulen, otro de los psicólogos a cargo del proceso.
Beneficios
Uno de los aspectos más enriquecedores de este tipo de terapias es la interacción, no solo con el psicólogo si no también con pares que pueden estar pasando por las mismas sensaciones y problemas.
“Una ventaja que tiene por sobre los espacios individuales, es que uno se va a encontrar con diferentes personas, diferentes perspectivas, diferentes formas de pensar”, señala José Maulen. “La dinámica de una terapia grupal en esencia es un intento de reproducción más fidedigna acorde a cómo funciona el mundo real”, agrega.
Para aquellos y aquellas estudiantes que estén interesados en participar las inscripciones están abiertas y hay cupos para los días martes, miércoles y jueves. “Es un espacio bastante seguro. Nos enfocamos en construir un espacio de respeto, donde se escuchen las perspectivas variadas que traen las personas consultantes y a su vez nos encontramos con la posibilidad de intervenir y ser intervenidos por los otros usuarios del grupo”, cierra José Maulen.
Más información en la Dirección de Salud Estudiantil