Acaba de publicar un nuevo libro, que esta vez sale de la literatura infantil. Ahora, titulada de abogada, Josefa Araos, @cotineja en las redes sociales, entra de lleno en materias legales con su nueva obra “Dudas jurídicas para la adultez joven. Manual con respuestas prácticas para la vida adulta joven” (Bruguera, 2024).
Desde muy chica le gustó la literatura – Harry Potter, Papelucho, las Crónicas de Narnia- pero veía un vacío en la literatura infantil con niñas que fueran protagonistas. De ahí nació, junto a la ex alumna de la Facultad, June García, crear la saga de Lulú, que aborda para la niñez temas de derechos, de derechos de las mujeres y de educación cívica, en general.
Josefa Araos egresó de la Facultad de Derecho en plena pandemia (2021), recibió su título de abogada en abril pasado y durante su vida estudiantil y de egresada escribió “Lulú quiere ser Presidenta”, “Lulú dice BASTA”, “Lulú va al paseo de curso”, “Lulú en vacaciones”, y “Las lecciones maravimágicas de Lulú”.
Ahora, ya inserta en el mundo laboral – trabaja en la Fiscalía Oriente Metropolitana en el área de Focos Investigativos- se dio cuenta de que la educación cívica que hizo a través de Lulú, podía traspasarse a los y las adultas jóvenes, “que probablemente tiene las mismas necesidades que los niños en materia de educación legal”, señala.
La estudiante de Magíster en Derecho Público de la U. de Chile destaca que en la Facultad de Derecho recibió "una formación que era integral y súper estricta. Algo que nos caracteriza como estudiantes de Facultad de Derecho de la Chile es que siempre sabes harto de todo, sobre todo en áreas del Derecho Público, Penal, Laboral, que a veces otras escuelas pasan por encima. Los egresados de la Facultad se caracterizan por tener harto conocimiento de esas áreas. Y también la formación por lo público. Eso es algo que a uno le enseñan desde el primer día en la Facultad. No es casualidad que gran parte de mi generación está en el servicio público. Y va de la mano con la vocación de lo público el dedicarse a la divulgación también".
¿Qué tipos de temas abordas en este nuevo libro?
Tratamos de hacer un libro súper amplio. Partimos con preguntas sobre acceso a la justicia, como por ejemplo “¿por qué necesitamos abogados?”, algo que parece súper básico y obvio, pero a veces no se piensa. A veces se necesita un abogado, pero no tienes plata; ahí introduzco las Corporaciones de Asistencia Judicial (CAJ), la Defensoría Penal y las Clínicas Jurídicas de las universidades. Y desde ahí empezamos con temas de derecho más concretos: familia, laboral, penal, tributario, cuestiones que uno necesita en la vida adulta.
¿Cuáles crees que son los errores legales más comunes?
Por ejemplo, ponerse a tomar alcohol o fumar marihuana en la calle, sin saber que eso no se puede hacer. Otro error recurrente es no formalizar los emprendimientos; mucha gente emprende a través de redes sociales, crea sus tiendas, pero nunca lo formaliza, lo que tiene muchas ventajas. El tema de las pensiones de alimentos, nunca nadie judicializa esas cosas, porque se llevan bien con el papá o con la mamá, por ejemplo.
¿Cómo vinculas la literatura y el derecho?
El Derecho tiene mucho que ver con contar historias, sobre todo si uno es litigante. Uno se encarga de contar historias a un tribunal, que después tiene que fundarlas. En el fondo, el derecho envuelve todo lo que hacemos y de esa manera influye en las artes, en el teatro, en la música, en el cine. Todo lo que hacemos está regulado por alguna norma, por más chiquitita que sea, y el arte se encarga de recoger todo lo que hacemos a diario. Están íntimamente relacionados.
¿Qué tan difícil de explicar es el Derecho para un público general?
Es complejo, porque el derecho siempre tiene la excepción, la contra excepción, tiene mil detalles distintos, mil distinciones distintas. Entonces, simplificar eso cuesta un montón, pero ese es el ejercicio de todo estudiante también. Si uno trata de simplificar las cosas para aprendérselas, ¿por qué no simplificarlas para explicárselas a otras personas?.
¿Cómo crees que están trabajando las Facultades en esa divulgación?
Creo que las universidades hacen un gran trabajo, sobre todo con las clínicas jurídicas y con las actividades de extensión, pero falta un poquitito más, que es empoderar a la ciudadanía a aprender cuáles son sus derechos y qué hacer para reclamarlos. Porque al final el ejercicio que uno hace es decir “consulta con un abogado” pero sin entregar las herramientas para la gente, para que ellos mismos sepan qué hacer.
¿Crees nuestra Facultad avanza en eso?
Creo que se ha avanzado harto, porque en los últimos años, por ejemplo, me he dado cuenta de que las Clínicas Jurídicas especializadas son cada vez más; en actos y contratos, penales, entonces se han hecho cargo de muchas de las necesidades de la población. Ahora, creo que faltan más actividades vinculadas al rol de formación ciudadana.
¿Cómo ha sido recibido este nuevo libro?
Ha sido bacán, porque el público ha sido mucho más amplio de lo que yo pensaba. Pensábamos que iba a ser para gente de entre 18 y 30 años, pero gente mayor y adolescentes me han dicho que les ha servido harto.
¿Cuál es tu próximo proyecto literario?
Terminar la tesis de magíster en Derecho Público que estoy haciendo en la Facultad.