Este mes de octubre se conmemoró el centenario del nacimiento del escritor y académico José Donoso. El autor de El lugar sin límites y El obsceno pájaro de la noche, entre otras obras, nació el 5 de octubre de 1924 y murió el 7 de diciembre de 1996. Parte de su historia está vinculada a la Universidad de Chile, donde estudió Literatura Inglesa en el Instituto Pedagógico, al que ingresó en 1947.
Fue dos años más tarde que -becado por la Fundación Doherty- viajó a Estados Unidos para realizar un Magíster en Literatura inglesa en la Universidad de Princeton. Seis años más tarde, en 1954, se publicó su primer cuento en español; luego, al año siguiente, publicó Veraneo y otros cuentos, y en 1957, su novela Coronación; iniciando su prolífica carrera literaria que lo inscribió en el periodo denominado Boom Latinoamericano.
En el mes del centenario de su nacimiento, académicas y académicos del Departamento de Literatura de la Facultad de Filosofía y Humanidades y egresados y egresadas abordan parte de su legado literario y en el imaginario social a nivel local e internacional.
Lo que no es
“Al partir de Santiago en avión, un pequeño monomotor de dos plazas, fui descubriendo mi país, que me era desconocido. A medida que avanzaba hacia el sur, la emoción que se apretaba en mi pecho, me iba repitiendo: ‘Chile es el país más hermoso del mundo, el más hermoso de todos’. (…) Pero al aterrizar, en todas partes surgía la tragedia, borrando cualquier recuerdo de belleza”, narra Donoso en el texto “Desde el margen; a la búsqueda de los pueblos desaparecidos”, en el que el Premio Nacional de Literatura relata un sobrevuelo y viaje por el sur de Chile posterior al terremoto de Valdivia.
Recogido en el texto “El escribidor intruso; artículos, crónicas y entrevistas” incluido en Anales de la U. de Chile del año 2011, es una muestra de que lo que parece ser y no es forma parte transversal del imaginario literario de José Donoso, en distintos niveles.
Como planteó la Doctora en Literatura de la U. de Chile Rubí Carreño en el texto “José Donoso y dónde el diablo perdió el poncho”, “dicen que dio valor de verdad a las experiencias y los saberes de pobres y de mujeres; que quien leyó sus novelas se fascinó con la belleza extrema surgida del espanto y no pudo nunca más ver Chile y sus distintos latifundios con inocencia".
Esto también está reflejado en lo que plantea el académico del Departamento de Literatura de la Facultad de Filosofía y Humanidades, Ignacio Álvarez, para quien parte crucial del legado de Donoso “está en el modo en que pensó las identidades disidentes: la Manuela de El lugar sin límites es una figura central a respecto. Creativa, herida, vital y al final violentada. Como trasfondo más general está su lectura de las dificultades con que las elites chilenas han querido ser chilenas, su imbunchismo, su cierre, su miopía”.
Para el egresado del Doctorado de Filosofía con Mención en Estética y Teoría del Arte y editor de Alquimia Ediciones, Guido Arroyo, esto también queda reflejado en relación con las clases sociales. “La forma en que retrata la decadencia de las clases acomodadas, del imaginario burgués, particularmente en obras como Coronación o El obsceno pájaro de la noche, sigue siendo una temática central de nuestra sociedad. En su anverso esas grietas de clases lo que develan es la profunda desigualdad de clases que nos atraviesa. La base de las tensiones que vive el Chile actual”.
Por otra parte, Arroyo destaca “la forma en que retrata la hipocresía machista en torno a las pulsiones homoeróticas en El lugar sin límites, esa increíble nouvelle, es una alegoría aún vigente (hecho triste, pero cierto). Pareciera que Donoso y su obra siguen siendo la alegoría de una sociedad que no termina de morir”.
Misma opinión expresa el académico del Departamento de Literatura, Cristian Montes, para quien Donoso aborda “un tipo de decadencia progresiva de las diversas capas de la sociedad, especialmente de la burguesía de antiguos abolengos aristocráticos”.
El legado de Donoso trasciende en la actualidad, donde “en algunas novelas escritas en estos últimos años se aprecia la presencia y tensión entre un orden social, económico y cultural en el que se sostiene la estabilidad del mundo representando y una forma de caos que tensiona y desestabiliza las seguridades de dicho orden. Finalmente, este siempre logra neutralizar dicha situación y recuperar su poder regulado de la realidad social”.
Esta dicotomía se da también, como señala el académico del Departamento de Literatura, Eduardo Thomas, en la construcción de "la imagen del marginal o del adolescente, percibida por los personajes pertenecientes a la oligarquía como objeto de repugnancia y deseo simultáneos". Como detalla, "se lo rechaza en la medida que aparece ante el aristócrata como un otro incomprensible y peligroso; sin embargo, también es percibido como una posibilidad de escapar a la cotidianeidad opresora y alienante de la familia de alta burguesía", presente esto en Coronación (1957) Este domingo (1966) y El jardín de al lado (1981).
Legado literario
Sobre los elementos del imaginario de Donoso que reverberan aún en el escenario literario actual, éstos se extralimitan a las fronteras nacionales. “Donoso es uno de los primeros novelistas chilenos que se instala en el centro de lo que Pascale Casanova llama ‘la república mundial de las letras’, un campo literario y un mercado de alcances mundiales. Pero no solo vive esa inserción mundial, sino que también reflexiona sobre ella, como se lee en su Historia personal del Boom”, señala el profesor Ignacio Álvarez.
“Su obra siempre tuvo un lugar privilegiado a nivel iberoamericano”, señala Guido Arroyo, cuya editorial recientemente editó el volumen Una empresa existencial. Extractos de entrevistas a José Donoso. “A diferencia de otras escrituras de su época, las alegorías de clase social, de fracturas íntimas, de casonas lúgubres, son traducibles a gran parte de los países que compartimos lengua y una historia política común”, dice, ejemplificando que “algunas adaptaciones fílmicas como la que realiza Ripstein de El lugar sin límites fueron vistas en el México de esa época como profundamente propias. Por otra parte, si uno lee los testimonios sobre aquel invento comercial-editorial llamado Boom, se logra entrever la validación que había por su envergadura literaria, por su manejo de estilo y trama, que era inapelable y no requería de tanto marketing anexo”.
Agrega Rubí Carreño que la obra de José Donoso, “como Juan Rulfo, desarma para siempre la llamada novela de la tierra y desarticula en la ficción las ideologías patriarcales que sustentan la hacienda latinoamericana”.
Para el profesor del Departamento de Literatura Eduardo Thomas, “la renovación literaria, artística y cultural que llevó a cabo la generación de José Donoso en nuestro país, tiene su correspondencia con la realizada por los escritores latinoamericanos durante el mismo período de mediados del siglo XX”. Compartieron este grado de influencia autores como Carlos Fuentes, Gabriel García Márquez, Mario Vargas Llosa, Julio Cortázar y Alejo Carpentier, quienes “tienen una producción literaria notable que es acogida y difundida por un movimiento editorial que reconoció su valor estético y potencial comercial”.
Otro dato que entrega el académico es la relación de José Donoso con Carlos Fuentes: “fueron compañeros de estudios en el Grange School (colegio en el que también fue compañero con el escritor chileno Luis Alberto Heiremans). Donoso alojó en la casa de Carlos Fuentes cuando fue a México para participar como invitado en el Tercer Simposio de la Fundación Interamericana para las Artes". Más allá de Latinoamérica, "todos estos autores se mueven por Europa y Norteamérica invitados por universidades para que realicen actividades académicas y den a conocer su obra y pensamiento literarios”. Particularmente, “José Donoso tuvo una relación estrecha con Estados Unidos por cuya literatura tuvo predilección. Fue reconocido por Harold Bloom, quien mencionó El obsceno pájaro de la noche como obra canónica del siglo XX”.
Dimensiones para explorar
Como sitúa el académico Ignacio Álvarez, desde que los diarios de José Donoso comenzaron a leerse y publicarse “se ha abierto una nueva dimensión en su obra”.
“Por un lado hay un corpus enorme y nuevo, que recién vamos conociendo gracias al arduo trabajo de Cecilia García-Huidobro, y por otro hay material para nuevas lecturas. A mí me interesa en particular su hondo y productivo trabajo con la envidia: Donoso es un gran envidioso, es decir, alguien que ama y odia lo que tienen los demás, como los otros escritores del Boom. Pero a la vez es un envidioso ultra consciente, es decir, es capaz de elaborar ese sentimiento que todos tenemos y convertirlo en herramienta productiva. Hay mucho que leer todavía por ahí”, señala el académico.
Para el egresado Guido Arroyo, “el plano íntimo sea la zona que más interés genera hoy”. Al respecto, esclarece, no se refiere a lo anecdotario, “sino a las motivaciones personales que atravesaban su obra. Su obsesión escritural, sus reflexiones sobre el entorno que lo rodeaba, su óptica para retratar zonas abyectas y lúgubres. Creo que, a diferencia de otras figuras literarias chilenas, Donoso va renovando etariamente sus lectores, lo que garantiza una vigencia al menos por varias décadas más”.
Otra línea de interés, plantea el profesor Thomas, tiene que ver con la relación que tuvo con la Compañía de Teatro ICTUS. “Demostró allí una abierta disposición para experimentar, creando o reformulando textos en un trabajo de colaboración con ese grupo artístico”, indica el académico.
Finalmente, como señala el profesor Álvarez, no se conoce mucha información del paso de José Donoso por la U. de Chile, pero releva una icónica imagen del escritor reunido con integrantes de la Agrupación cultural universitaria (ACU), del año 1979, disponible en el acervo de Memoria Chilena; imagen donde aparece el poeta Rodrigo Lira.