Sucedió el pasado 24 de octubre. Se ingresaron 12 denuncias al Consejo Nacional de Televisión (CNTV) por el comentario de un periodista del matinal “Contigo en la Mañana”, de Chilevisión. Las palabras del rostro de televisión y la denuncia es la siguiente: “Roberto Cox, a propósito de las denuncias de violación en contra de Jorge Valdivia, señala que ‘es muy raro que un hombre como Valdivia que seguramente tiene mucho arrastre con mujeres haya hecho algo así’, lo que pone en duda el relato de la víctima, generando revictimización e infringiendo los derechos fundamentales de dignidad de la víctima”.
Lo anterior, es solo un ejemplo de lo ocurrido en las últimas semanas en los medios de comunicación ante casos de personajes de connotación pública que han sido llevados a la justicia. Puntualmente, el caso del exfutbolista Jorge Valdivia, acusado por violación por dos denunciantes distintas, y el caso del exsubsecretario del Interior, Manuel Monsalve, acusado de violación y abuso sexual. Un tema de relevancia sobre todo que este 25 de noviembre se conmemora el Día Internacional Contra la Violencia Hacia las Mujeres.
Para Carolina Muñoz Castillo, Magíster en Estudios de la Diferencia Sexual, y académica de la Universidad de Chile hay discursos “que son evidentes, como hemos visto en programas informativos y de entretención en televisión, que defienden a femicidas y agresores, que ponen en duda la palabra de las mujeres o que invaden su vida privada sin ninguna ética”. Por otra parte, lamenta que los medios no buscan “la formación ni la reflexión, sino el impacto y la adhesión”.
Solo un resumen con cifras. En el ranking del CNTV, las denuncias sobre temas de violencia hacia la mujer durante este año ascienden a 6.961 y más de 50% tienen que ver con temas de violencia hacia la mujer. Y sobre los casos antes señalados que en la palestra pública llevan un mes, 53 denuncias en el CNTV se relacionan con el proceso judicial que enfrenta Manuel Monsalve y 29 con el caso de Jorge Valdivia.
¿Por qué? ¿Qué hay detrás de estas denuncias que apuntan, generalmente, a matinales y noticieros de la televisión chilena? ¿Qué se reclama? Esencialmente la revictimización de quienes acusan, ya que los medios de comunicación, vía filtraciones judiciales, han mostrado parte del proceso donde exponen a las víctimas. En ambos casos, mujeres.
“Los medios deben aportar”, asegura la profesora Carolina Muñoz, de la Facultad de Comunicación e Imagen de la Casa de Bello, “tal como dice la Convención de Belém do Pará, a ‘erradicar la violencia contra la mujer en todas sus formas y a realzar el respeto a la dignidad de la mujer’. Sin embargo, los medios han sido ciegos, sordos y mudos frente a esta demanda, no hay una toma de conciencia de que la violencia hacia las mujeres, en cualquiera de sus formas, es una violación a los derechos humanos”, añade enfática.
Mientras que Rocío Alorda, presidenta del Colegio de Periodistas, cree que lamentablemente hay mucho sesgo en la cobertura de medios. “Hoy las audiencias son mucho más críticas respecto a esos tipos de contenidos, ya que se espera que el debate público en materia de violencia de género sea más adecuado respecto al uso de los conceptos, al avance en materia legislativa y al resguardo de las víctimas, lo que permite pensar la violencia de género como un problema social que hay que erradicar y no un acontecimiento policial o sensacionalista”.
Temas delicados y vida personal
Han sido demasiado mediáticos los casos mencionados de Manuel Monsalve y Jorge Valdivia. Podemos oír comentarios en la calle, en conversaciones ajenas, en los medios de transporte, en las redes sociales, por ejemplo, las opiniones sobre los acusados y también elucubraciones múltiples sobre lo sucedido.
Por ejemplo, esta semana la escritora Nona Fernández señaló en la red social X que “nadie nunca comprendió el concepto de la revictimización. Impresionante lo ocurrido. E impresionante la cobertura”. Mientras que la abogada y doctora en antropología, Antonia Rivas, realizó una pregunta en la misma red social: “Las filtraciones de los casos judiciales, además de poner en riesgo la investigación, tienen un lado muy delicado. ¿Qué víctima se atreverá a denunciar, en un caso de un victimario famoso, si sabe que su vida personal será expuesta, su testimonio y las pruebas publicadas?”.
Hay un caso de connotación mundial que estalló hace pocos meses en Francia. Gisèle Pelicot, la mujer drogada por su esposo y violada durante más de una década, se ha convertido en un símbolo de la lucha contra la violencia sexual. Ella no quiso que el juicio fuese a puertas cerradas. Entonces Pelicot señaló una frase que se ha viralizado “la vergüenza tiene que cambiar de bando”.
La profesora Carolina Muñoz dice al respecto que “ella decidió libremente que quería que todo el juicio fuera público para que así quedara en evidencia lo que hicieron los más de 50 hombres que la violaron, incitados por su marido. ‘Es tiempo de que la sociedad machista y patriarcal que banaliza la violación cambie. Es tiempo de que cambie la mirada sobre la violación’, sostuvo ante sus agresores, el tribunal y el mundo entero. Quiero destacar que fue su decisión lo que sabemos y que han transmitido los medios. ¿Podemos decir lo mismo de lo que ocurre en Chile?”, reflexiona.
La investigadora en género y profesora de la casa de Bello, Patricia Peña complementa y cree que “en la cobertura mediática de estos casos es más necesario que nunca poner al centro un enfoque editorial que considere la perspectiva de género y la de derechos humanos” e invita a los medios de comunicación a “que tengan dentro de sus redacciones una editora de género”.
El 30 de octubre pasado el Ministerio de la Mujer ingresó un oficio al CNTV. “Ante una bastante extensa cobertura mediática que vulneraba principios básicos de no victimización secundaria, oficiamos al Consejo Nacional de Televisión a que se verifiquen las condiciones de la Ley Antonia”, señaló esta semana la ministra Antonia Orellana en la Comisión de la Mujer de la Cámara de Diputados y agregó en el Parlamento: “Sabemos que el entregar detalles de la vida personal de las víctimas suele ser una estrategia jurídica recurrente como una forma de minar la credibilidad de la denunciante”.
Frente a lo anterior, comenta la académica Patricia Peña que este oficio permite que “el CNTV pueda tener una actitud mucho más activa que es lo que debe hacer en su rol fiscalizador. Esta semana, por ejemplo, hemos visto en los matinales una cobertura sensacionalista, que lo que hace es revictimizar a las denunciantes, en estos casos que observamos a diario, donde han salido a la luz, datos, situaciones, información, que no tendrían por qué ser parte de la noticia y que tampoco ayudan al respeto de las mujeres”. Además, agrega Peña sobre la importancia de “tener sanciones más altas cuando tenemos estas denuncias y también una actitud más transparente de parte del actuar del CNTV en relación a lo que se hace con estas denuncias ciudadanas”.