“El conocimiento indígena puede ofrecer soluciones a muchos de los desafíos globales que enfrentamos: al cambio climático, a la pérdida de biodiversidad, a la crisis de salud. Estos sistemas de conocimiento se han desarrollado por miles de años y entregan abordajes integrales para vivir en un equilibrio con el mundo natural, soluciones que la ciencia no nos ofrece. Sin embargo, para que el conocimiento indígena tenga el impacto que debe tener debemos crear las condiciones correctas: una colaboración respetuosa, una humildad cultural y un espacio seguro donde las voces indígenas puedan cocrear estas soluciones”, dijo Linda Waimarie, académica de la Universidad de Auckland.
Con estas palabras la investigadora dio inicio al panel “El papel del conocimiento/ciencia/sabiduría indígena en el ámbito académico y en la búsqueda de soluciones a los problemas que enfrenta la humanidad”, la primera de una serie de actividades abiertas del III Encuentro de la Red de Conocimientos Indígenas de la Asociación de Universidades de la Cuenca del Pacífico (APRU), que recibe nuestra casa central durante toda esta semana y que reúne a representantes de Asia, América Latina y el Pacífico.
La conversación, que estuvo moderada por la doctora Waimarie, comenzó con la reflexión de Carlos García, autoridad ancestral mapuche del Consejo de Autoridades Ancestrales del Futawillimapu, ubicado en la Región de Los Lagos, quien recordó que “la academia se demoró doscientos años en lograr entender que preexistimos, que estamos aquí y vamos a seguir estando, como se dice en mi territorio, hasta que el mundo sea”, agregando que existe una mirada de desconfianza hacia las instituciones de educación superior y que eso es lo primero que se tiene que reconstruir en conjunto.
“Generar estas confianzas tiene que ver con uno de los principios mapuche que muchas veces se habla pero que no se vive, que es el yamuwün, el respeto, y ese respeto tiene que ver con cómo la academia y cómo quienes están en un nivel superior a lo mejor de conocimiento van a los territorios, obtienen información, presentan tesis, presentan proyectos, y ese resultado nunca se ve en los territorios. Abrir esta posibilidad es un desafío y una instancia de colaboración mutua que tenemos que entender desde lo ancestral y desde lo espiritual”, señaló la autoridad mapuche.
Sus palabras y experiencias con la academia fueron secundadas por Ercilia Araya, autoridad ancestral del pueblo colla, quien recordó que este trabajo conjunto se debe realizar también desde el reconocimiento y valor de la espiritualidad: “Nosotros pensamos que si un pueblo tiene vacío el espíritu y no lo trabaja con sus elementales, con sus ancestros y abuelos, con la madre agua, con la madre tierra, con el tata sol, la madre luna, con el universo y las estrellas, no somos nada, porque podemos tener todo lo material pero al final somos vacío”.
La académica y doctora Rochelle Piʻilani Kaaloa, de la Universidad de Hawaii en Manoa, quien se especializa en “la historia y cuentos tradicionales de su pueblo”, reconoció como propios los sentires de sus predecesores, mencionando que en su territorio tienen las mismas dificultades. “Si no contamos nuestra historia alguien la cuenta en nombre nuestro. Y ese ha sido mi trabajo, que comenzó al igual que el resto de los panelistas en mi comunidad, en mi tierra. Comenzó con mis hijos e hijas y continua, porque para nosotros en la enseñanza aprendemos y a medida que aprendemos enseñamos. Es una relación recíproca y creo que la universidad podría aprender de eso también. Debemos tener una relación recíproca con todo, con todos los seres que nos rodean, un equilibrio y me siento emocionada por volver y compartir el mensaje, porque no es el dinero, no es la investigación, no es llegar a la universidad, no es poder hacer esto, sino que es tener conciencia del resto y cuidarlo”.
Las y los panelistas concordaron que la transformación de la enseñanza y la educación, es una de las claves en la búsqueda de soluciones a los desafíos que enfrenta la humanidad. “Creo que si hablamos acerca de la justicia del conocimiento es importante que comencemos a mirar la pedagogía. ¿Cómo lo hacemos? Nos quedamos con el modo dominante de la producción del conocimiento y lo hacemos así porque simplemente decimos que así es la academia. No. Tiene que haber una participación de nuestros mayores. Cambiar la manera de enseñar e incorporarles para que nos enseñen su sabiduría y conocimiento. Salir de la sala de clases, traer el conocimiento a través de las otras personas, salir a la comunidad y participar. Como se dijo antes, haciendo se aprende”, comentó Kameljeet Kaur, académica y doctora de la Universidad de Adelaide.
Sobre la apertura de la academia para repensar las formas de enseñanza y los desafíos actuales de la sociedad, Claudio Millacura, académico mapuche y director de la Cátedra Indígena de la Universidad de Chile, complementó con sus experiencias en el aula y destacó el rol de las instituciones de educación superior en la conexión con los otros: “Los estudiantes entonces se preguntaban quién enseña a no racionalizar el encuentro con los otros en una universidad (...) Cuántos profesoras y profesoras en esta universidad o en cualquier otra enseñan a no racionalizar el encuentro. Creo entonces que la justicia es una aspiración y por lo tanto es un irrenunciable. Ninguno de los que está aquí sabe si mañana habrá más profesores que enseñen a no racionalizar el encuentro, pero como la justicia es irrenunciable aspiro a que el día de mañana no sólo seamos la cuota de diversidad de cada una de estas instituciones si no que uno, no es el más importante, uno de los muchos componentes que permitan dialogar y enseñar a no racionalizar el encuentro en las instituciones que se llaman universidad”.
Tras el término del panel, los análisis y reflexiones continuaron con la primera de tres reuniones internas de la Red de Conocimientos Indígenas APRU, la que se denominó “Estrategias indígenas y de las Primeras Naciones en las universidades miembro”, donde las y los participantes compartieron sus motivaciones para ser parte de este espacio y lo que esperaban lograr por medio de esta instancia. Entre las respuestas, se mencionó la responsabilidad que tiene la academia por aprender, conectar y escuchar distintas voces indígenas para poder traspasar estos conocimientos a las nuevas generaciones.
La coordinadora del evento y profesora de la Universidad de Chile, Verónica Figueroa Huencho, ponderó positivamente la instancia, la que permitió “ver que compartimos los mismos anhelos, que tenemos brechas entre nuestras instituciones, ya que hay algunas instituciones que han logrado transversalizar los conocimientos indígenas, mientras que hay otras en un estadio inicial que aún tienen muchos desafíos por delante”.
“Esta red funciona con las experiencias y conocimientos que cada persona entrega, pero también de sus propias instituciones. Hoy pudimos conversar sobre por qué estamos aquí, qué es lo que nos mueve, para poder trazar desde ahí una agenda de trabajo”, agregó.