"Ir contra la corriente" dijo alguna vez Francisco Brieva al explicar por qué decidió ser científico. Quizás esa misma visión de desafiar los límites y buscar cambios profundos es lo que hace que su reconocimiento como Profesor Emérito de la Universidad de Chile sea mucho más que un título honorífico. "Es una alegría, porque me da el espacio de seguir perteneciendo a esta casa como lo he hecho los últimos casi 60 años", dice el académico oriundo de Talca, quien inició su vida universitaria en 1966 como estudiante de Ingeniería Civil Eléctrica, para luego ver en la física su leitmotiv (realizando un magíster en dicha disciplina en el mismo Beauchef, para luego hacer un Ph.D en Física Nuclear en la prestigiosa Universidad de Oxford, Inglaterra).
Incorporado como académico a la Casa de Bello en 1972, el primer curso que impartió fue sobre electromagnetismo, un desafío que aceptó con entusiasmo en una época muy particular. Brieva recuerda nítidamente aquellos años en los que, al finalizar los cursos, dedicaba horas a tomar exámenes orales a sus alumnos, en jornadas intensas y exhaustivas. “Eran tiempos en los que el esfuerzo y la disciplina eran algo clave, una ética que contribuyó a construir el prestigio de esta facultad", reflexiona.
No solo fue un apasionado de la docencia, sino que también ocupó múltiples cargos de liderazgo que le permitieron dar forma y consolidar a la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la Universidad de Chile, como uno de los entes educativos más importantes de Chile y Latinoamérica.
Durante sus 12 años como decano de la FCFM (2002-2014) impulsó iniciativas innovadoras que marcarían un antes y después, como la creación del complejo de edificios en Beauchef 851. Es este uno de los legados más visibles y prominentes de su gestión, ya que representa el espíritu que lo guió por tantos años: hacer las cosas bien y pensar a largo plazo para potenciar el postgrado y fortalecer la investigación y el desarrollo.
Computadores, autos solares y mucho más
Uno de los momentos inolvidables en su paso como decano fue cuando adquirieron, por primera vez, computadoras personales. “Compramos algo así como 200 equipos y los pusimos a disposición de todos los alumnos, en una época en que poseer estos instrumentos era algo extrañísimo… fue un salto sideral. Eso, probablemente fue también un hito en la Universidad”, comenta y agrega que “lo divertido es que lo hicimos prácticamente sin plata”.
En su afán por fomentar la capacidad de invención de los alumnos, participó en la creación de un equipo para competir en una carrera mundial de autos solares en Australia, lo que implicó para él un ejemplo de cómo la motivación y el apoyo adecuado pueden permitir a los estudiantes lograr grandes hazañas. “Viajaron y lograron que el auto funcionara allá, fue una experiencia espectacular”, recuerda con orgullo.
Para Brieva uno de los momentos más memorables en su paso como decano de la Facultad fue durante la concreción del edificio Beauchef 851. Y es que no fue fácil, ya que la constructora a cargo no estaba cumpliendo con los plazos, y en respuesta a la presión de la Universidad, intentó demandarla. “Nosotros estábamos muy seriamente presionando a la constructora”, señala el exdecano, quien confiesa haber pasado noches sin dormir ante la posibilidad de afrontar semejante reclamo. Sin embargo, la institución conformó un equipo legal sólido que logró disuadir a la contraparte. “Solo pedíamos que se cumpliera un contrato”, recalca Brieva, quien insistió en la transparencia del proceso y en la necesidad de actuar siempre conforme a la normativa estatal. “Jugar limpio, siempre es lo más fácil. Siempre”, concluye.
Inspiración y legado
La influencia del profesor Francisco Brieva ha dejado una fuerte impronta en quienes lo han conocido y trabajado con él, uno de ellos es el doctor Hugo Arellano, académico del Departamento de Física (DFI) y quien además fue uno de sus primeros estudiantes tesistas. Arellano recuerda que, para esa época, él se sintió atraído por el enfoque innovador de Brieva sobre la mecánica cuántica, donde vinculaba conceptos teóricos con datos experimentales (posteriormente realizaría su tesis de pregrado con él como profesor guía). Esta conexión transformó su percepción de la física, motivándolo a seguir sus pasos en el ámbito académico. Arellano también resalta la rigurosidad y el desafío intelectual que Brieva impuso a sus estudiantes, instándoles a buscar soluciones y a no conformarse con respuestas superficiales. Arellano destaca que, según su visión, el mayor aporte del doctor Brieva a la ciencia fue “la teoría Brieva-Rook de potencial óptico" donde se establece y describe la colisión de los protones con el núcleo de los átomos. Fue un aporte innovador, superimportante y que sigue en boga en el área”, concluye Arellano.
Para la profesora del Departamento de Geofísica, Laura Gallardo, "Pancho (Francisco) Brieva deja una estela de inteligencia, audacia e imaginación en grande para la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas y para la Universidad de Chile”. La académica ve en el paso de Brieva todo tipo de recuerdos: “Una imagen que lo retrata es ‘molestando’ a un grupo de estudiantes aplicados tratando de resolver una tarea ruda de electrodinámica, diciendo que ‘era fácil’ cuando todos sabíamos que no lo era, pero siempre dando indicios necesarios para encontrar el camino a la solución” rememora con alegría Gallardo, quien estudió licenciatura en física en el DFI.
Por su parte, el director de Departamento de Física, el profesor Luis Foa, destaca que el reconocimiento de Profesor Emérito otorgado a Brieva es un orgullo para el DFI, considerándolo un merecido homenaje a su vasta contribución a lo largo de su carrera. Para Foa, la presencia continua de Brieva en la Facultad es un verdadero privilegio, resaltando su compromiso con la excelencia y su capacidad para enfrentar los desafíos docentes.
Una opinión coincidente en quienes hablaron fue que Brieva ha apoyado a generaciones de estudiantes en su desarrollo académico y profesional. Comparten la convicción de que la esencia de su trabajo y visión radica en su compromiso con la educación y su creencia en el potencial de los estudiantes, características que lo definen como un verdadero pilar de la Facultad y uno de los arquitectos de todo lo que simboliza Beauchef.
A través de los años
Brieva ha experimentado los cambios culturales en la relación entre profesor y estudiante. “Hoy en día, es común que los estudiantes expresen sus gestos de aprecio, algo impensado hace 50 años”, dice, recordando con afecto cómo los y las estudiantes llegaron a celebrar su cumpleaños en clases, un gesto que lo alegró profundamente.
El compromiso de Francisco Brieva con la Universidad de Chile va más allá de los logros personales. Para él, lo más importante ha sido ver la transformación de la Facultad y cómo, a través de la integración de mentes brillantes, se han formado profesionales que hoy destacan en sus áreas. “Los logros en una universidad no son de una persona, son el resultado de una comunidad que se compromete y trabaja por la excelencia, sin esperar reconocimiento individual”, afirma el científico.
El nombramiento como Profesor Emérito es para Francisco Brieva un homenaje a toda una vida dedicada al desarrollo académico. La ceremonia de investidura se llevó a cabo el lunes 4 de noviembre en el auditorio Enrique d´Etigny de la Facultad de Ciencias y Matemáticas de la Universidad de Chile.