Iniciado en 2017, con el objetivo de acercar a académicas y académicos —de reciente ingreso a la Universidad de Chile— a la cultura institucional y al contexto social en que ejercerán su docencia, el Programa de Inducción a la Docencia de Pregrado, es una iniciativa del Departamento de Pregrado y la Dirección de Desarrollo Académico de la Vicerrectoría de Asuntos Académicos, que cumple el rol de iniciar el proceso continuo de formación de las y docentes de la Casa de Bello. En estos ocho años, 249 profesores y profesoras de todas las unidades académicas de la Institución han pasado por el programa, que este 21 de noviembre certificó a 32 docentes noveles.
Claudio Olea, director de Desarrollo Académico, al cierre de la última sesión, enfatizó en la importancia de articular la entrega de una formación integral con el desarrollo académico. “Fue muy sinérgico el proceso” de trabajo conjunto con el Departamento de Pregrado, porque se mezclan la valoración de las y los estudiantes, de cómo se lleva una buena docencia hasta el aula, con la apreciación personal que tienen las y los docentes sobre el desarrollo académico, dijo.
Además, el Director valoró la capacidad de adaptación e innovación del programa a través del tiempo y la creciente importancia que le otorgan las y los docentes a este tipo de instancias. “Los tópicos van cambiando dependiendo de las necesidades que se van creando y noto que, efectivamente, el académico tiene más conciencia de que estos cursos son necesarios para entregar una educación inclusiva y de calidad. Hacer docencia es desafiante, sobre todo porque no todos los académicos que entran a la Universidad tienen cursos de pedagogía, la mayoría son profesionales, son doctores y por lo tanto, por más buena voluntad que se tenga de hacer una buena clase, se requiere de una asesoría”.
Por su parte, la subdirectora de Pregrado, Anita Rojas, recalcó que “la relevancia de que la Universidad de Chile cuente con una línea de desarrollo docente, y en particular con un Programa de Inducción a la Docencia de Pregrado, se fundamenta en diversos aspectos clave, alineados con el mandato institucional, su modelo educativo y las políticas institucionales. Este tipo de programas permite que las y los nuevos docentes se familiaricen con los valores y principios que rigen la Universidad, así como con los criterios curriculares de flexibilidad, integralidad y articulación”.
La Subdirectora agregó que “además, brinda a las y los docentes la oportunidad de interactuar con sus pares de distintas unidades académicas, favoreciendo el intercambio de buenas prácticas, la generación de redes de colaboración y el fortalecimiento del trabajo académico. Estas instancias no solo contribuyen a enriquecer la comunidad universitaria, sino que también permiten un acercamiento más profundo al conocimiento de sus estudiantes, reconociendo en su diversidad un elemento esencial para asegurar la calidad educativa”.
Un espacio de encuentro que amplía las miradas
Fueron más de una treintena de profesoras y profesores que, entre septiembre y noviembre, en modalidad presencial y con apoyo de recursos digitales a través de la plataforma EOL, pudieron compartir este espacio formativo, cuyo propósito fue entregar orientaciones para el desarrollo de la carrera académica, con énfasis en la reflexión sobre la docencia, los principios educativos y los marcos normativos institucionales que fortalecen la función docente como uno de los pilares fundamentales de la actividad académica.
Federico Rojas, profesor y jefe de carrera de Estudios Internacionales, fue uno de ellos y cerrando el programa rescató que “era necesario tomar esta inducción, no solo por mí, sino también para poder acercar estos temas a otros profesores que también dan clases (...) Es mi primera experiencia y creo que me da una mirada un poco más amplia. Yo estoy en un instituto que es pequeño (...) entonces me abrió el panorama a tener una mirada más universitaria y no tan de unidad académica. Y al mismo tiempo, creo que en el entramado de organismos, regulaciones y demás que tiene la Universidad, también me hace un mapeo más claro respecto de qué hacer, a dónde acudir, con quién, dónde preguntar. Todo eso, creo que ayuda a aclarar un montón de dudas que nos surgen en el día a día y que si bien uno las va preguntando, es más fácil tenerlo sistematizado”.
En tanto, Constanza Venegas, docente de la Facultad de Ciencias Químicas y Farmacéuticas, quien ingresó a la Casa de Bello recién este segundo semestre, expresó que le motivó tomar el programa para conocer más sobre la Universidad, su comunidad y lo que se espera de las y los docentes. En este sentido, indicó, lo que más la motiva es la diversidad de estudiantes. “Creo que eso es una de las cosas que más me gusta y también me gusta que la realidad que viven en otras facultades es parecida a la que vivo (...) creo que al final todos tenemos los mismos problemas y queremos lograr lo mismo (...) fue una experiencia enriquecedora porque también pude conocer a colegas de otras áreas, que es una de las cosas que más me gustó, así que ojalá se repita”.
Por otro lado, Andrés Maturana, docente del departamento de Artes Visuales, quien también se encuentra haciendo clases desde este año, comentó que está “muy agradecido y contento de estar en esta experiencia porque, en el fondo, es lo que sentí en un principio que necesitaba, uno conoce a otros académicos con los cuales puede conversar, pero al estar institucionalizado como un curso, en el fondo tiene todo un programa de acompañamiento. O sea, siento que es la herramienta que, por lo menos en mi caso, sentía que necesitaba”. Añadió que lo que más valora “es que exista ese compromiso de la Universidad porque sus docentes vayan perfeccionándose y mejorando en su desempeño”.
Finalmente, Elizabeth Valladares, residente de Psiquiatría de tercer año que también participó del programa, subrayó que “algo que yo creo que todos nos llevamos de este curso —que ha sido maravilloso, sobre todo por la transdisciplina y por la necesidad de vernos de distintas facultades y poder trabajar en equipo con miradas distintas— es la necesidad de poder dejar de manera patente, lo importante que es tener habilidades docentes que vayan más allá de solamente saber tus contenidos. Ser capaz de ser empático, de transmitir la información de una manera motivadora, donde puedas ocupar estrategias que sean de carácter neuroinclusivo, donde la discapacidad está visibilizada, la orientación de género (...) y en el fondo, entender la relevancia que tiene la docencia y lo trascendente que es para generaciones y generaciones”.
Algunas cifras sobre el programa
La generación 2024 del Programa de Inducción a la Docencia de Pregrado está conformada por 32 docentes, de 13 unidades académicas de la Universidad de Chile: 53% son mujeres y 47% son hombres; 34.5% realiza clases en el ciclo inicial, 34.5% en el ciclo intermedio y 31% en el ciclo final; el 43.75% ingresó a la Casa de Bello recién este año y el 81.25% tiene experiencia previa realizando docencia en otras instituciones de educación superior.
Históricamente, desde el año 2017, 249 docentes de las 17 unidades académicas, más el INTA y la Vicerrectoría de Asuntos Académicos, se han certificado en el programa. Del total, un 57.8% son mujeres; 60 pertenecen a la Facultad de Medicina; 39 a la Facultad de Arquitectura y Urbanismo y 20 a la Facultad de Odontología, convirtiéndose en las unidades con mayor número de representantes en lo que va del programa.