Con una trayectoria de más de 40 años en la Universidad de Chile en la investigación y educación sobre animales marinos, Cecilia Osorio comienza su carrera en la antigua Facultad de Filosofía y Educación de la Universidad de Chile, donde obtuvo el título de Profesora de Biología y Química. Aquí ejerció funciones docentes en el área de zoología de invertebrados acuáticos, para posteriormente desarrollarse como profesora del Departamento de Ciencias Ecológicas de la Facultad de Ciencias de la institución. En este periodo, Osorio destaca su participación en el Centro de Investigaciones Zoológicas de la U. de Chile bajo la dirección de Guillermo Mann.
Con más de 100 publicaciones científicas en distintas revistas nacionales e internacionales y autora de Moluscos Marinos de Importancia Económica de Chile y Las Caracolas de Pablo Neruda, la malacóloga ha recibido diversos reconocimientos por sus contribuciones al estudio de los moluscos, uno de estos otorgado por la Facultad de Ciencias del plantel por su trayectoria académica y otros, por sus colegas que han llegado a nombrar ejemplares marinos en su honor.
Sus diversas investigaciones la han llevado a realizar extraordinarias expediciones, destacando las realizadas en 1986 a las Islas San Paul y Ámsterdam en el Océano Índico, dirigida por la Aix-Marseille Université. Posteriormente incluso se embarcó hacia la Antártica chilena. Más adelante, sus viajes la llevaron a la Isla Robinson Crusoe, en una expedición dirigida por el Museo Nacional de Historia Natural de Santiago, y en 1998, a los Fiordos del sur de Chile con la Expedición Raleigh-y el Museo Británico de Historia Natural de Londres.
En la actualidad, la malacóloga ha estado a cargo de la asesoria cientifica en la identificación de los ejemplares marinos que integran la sección malacológica de la Colección Neruda que resguarda el Archivo Central Andrés Bello para la exposición “Mollusca. Poesía de Caracolas. Sumergirse en la Colección Neruda”, en la Sala Museo Gabriela Mistral.
- La malacología es una rama poco habitual, ¿a qué se dedica un malacólogo o malacóloga?
Es una profesión un poco desconocida. La palabra malacología viene del griego “malaco”, que significa blando. Entonces, estudiamos los animales de cuerpo blando, pero que tienen la característica de tener un caparazón calcáreo o concha, muy característico del grupo. Los moluscos son un grupo muy importante para el ser humano desde tiempos ancestrales, de tal manera de que estamos ligados ambos grupos. Además de ser el segundo grupo más grande de animales existentes dentro del reino animal,existe una cantidad extraordinaria que no todas las personas conocen. Hay marinos, de agua dulce terrestres, arborícolas… ¡solo les falta volar! No alcanzaron ese rango. Hay de todas las características inimaginables en todos los ambientes del planeta, desde la alta cordillera en las aguas termales a miles de metros de altura, hasta en grandes profundidades del mar.
- ¿Cómo llegó a interesarse por la malacología?
A mí me interesaron siempre los animales. Cuando hice mi tesis de grado, el profesor guía me designó un tema que era el estudio de la emérita análoga, un crustáceo. Bueno, me encantó el tema y realicé mi tesis cuando surgió la posibilidad de trabajar en el Museo Nacional de Historia Natural. Me postulé y me aceptaron. Sin embargo, allí me dijeron que no trabajara con crustáceos, sino que me pidieron dedicarme a los moluscos, porque se necesitaban gente para que trabajara en ese grupo.
Desde ese momento, seguí estudiando moluscos, fue un cambio muy positivo para mí, estudiar los moluscos es una tarea un poco más sencilla por su taxonomía y biología. Estos últimos son simples, tranquilos, están ocultos, se mueven poco, algunos viven incluso sésiles, entonces para mí fue muy gratificante lo sencillo que es aprender, estudiar y observar estos animales. Me enamoré de ellos porque son hermosos. Me di cuenta de la importancia que tenían para el ser humano en la alimentación. Todos los animales tienen un rol importante, son parte las cadenas tróficas, todos son aportan en el medio ambiente.
- ¿Cómo ha sido trabajar con la sección malacológica que Pablo Neruda donó a la U. de Chile?
Esta oportunidad llegó de repente. En una primera instancia, cuando Darío Oses era director del Archivo Central Andrés Bello. En ese momento yo ya estaba con moluscos y me llamó para saber si podía ayudar a completar la identificación y orden de las caracolas. Se había hecho antes un estudio, pero había quedado inconcluso, entonces había que actualizarlo y en eso vine en conjunto con otra persona, porque me había especializado yo en moluscos marinos y acá había muchos moluscos terrestres y de agua dulce. Entonces, un colega que sabía de ese aspecto me colaboró y aquí estuve algunos meses, pero tuve que volver a la Facultad para seguir con mis labores.
Ahora con la nueva exposición de Sala Museo Gabriela Mistral también me contactaron para una tarea similar por mi experiencia en el trabajo realizado anteriormente con un catálogo que no se publicó.
- ¿Cuáles son los ejemplares que más destacan aquí en el ámbito de la malacología?
La característica de la sección malacológica de la Colección Neruda es precisamente que tiene unos ejemplares únicos, tanto por su tamaño, como por su rareza, porque hay algunos ejemplares que ya no existen más, seguramente capturados hace varios siglos, mucho antes que Neruda. Cómo él consiguió varios de ellos es una incógnita, probablemente los compró o se los regalaron. Viendo la colección puedo decir que él se enamoró de los moluscos, a él le gustaban mucho los animales en general, pero tenía sus predilectos y entre ellos estaban estos ejemplares marinos.
Y la razón, yo creo esencialmente eran por su belleza estética, porque eran fáciles de trabajar y fáciles de trasladar. Con ciertos cuidados, uno se lleva sus caracolitos al hombro.
- Según su conocimiento y experiencia, ¿cuáles son los más difíciles de conseguir y encontrar?
Yo creo que los ejemplares de gran tamaño que tiene la colección, en general estos están en peligro de extinción. Ahora no te podrían mencionar cuál específicamente, pero están los ejemplares de Tridacna, Murex, unos Cassis también. Asimismo, esta colección alberga ejemplares rarísimos, descubrí aquí un bivalvo que es calcáreo y que posee un cono alargado. Los bivalvos tienen dos valvas, pero a este bivalvo le quedó la valva pequeña y su cuerpo grande alargado como un cono, esto es muy rarísimo de ver. La Thatcheria, muy famosa hoy en día, en cierto periodo era una rareza, ahora ya se han capturado más ejemplares, al igual que los Nautilus, la hace el caracol este grande hermoso que hay que son flotantes.
- ¿Cuál considera que es la importancia de que esta selección se encuentre en una institución pública y esté disponible a las personas?
Encuentro maravilloso que esta muestra esté disponible de forma gratuita para el público, esta exposición es muy importante porque es enseñanza, es educación. Necesitamos tanto la educación y esta es una manera de que el público pueda aprender, en especial los niños y niñas. Desde que entras a esta muestra de Sala Museo Gabriela Mistral, las palabras, las lecturas, están todas encaminadas a eso, a conservar la biodiversidad, a conservar los animales y la relevancia que tiene cada uno de ellos, esta muestra es educación.
- ¿Cuál es la invitación para el público a conocer esta exposición?
Ha sido una grata experiencia trabajar en la Sala Museo Gabriela Mistral con las integrantes del Archivo Central Andrés Bello, considero que es una fantástica exposición. Es un momento de venir a contemplar la belleza de los animales, de la fauna. Hay algunas especies que todos conocemos aquí, de importancia económica, pero también hay criaturas maravillosas, ejemplares de moluscos gigantes, conchas de diversos mares que tienen también su importancia especial.
- ¿Qué le diría usted a los jóvenes que buscan seguir esta rama de investigación?
Yo les diría que si les gusta mucho este tema que lo hagan, es muy gratificante dedicarse a la investigación, no solo en este ámbito, sino que en general. Uno está a la altura del conocimiento todos los días aprendiendo y cada vez el desarrollo de nuevas tecnologías ayudan aún más en estos avances científicos. Entonces, cada día se sabe más de los animales. El mundo científico es un mundo particular, que es muy concentrado, donde todos nos conocemos, entonces es una amistad, un grupo social, que todos vamos a un mismo fin: conocer, sacar la verdad de las cosas. Es maravilloso.